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«Pasaje a la vida», de amor, ideales y lucha armada

Bajo la dirección de Diego Corsini, “Pasaje de vida” es un thriller político que cuenta la historia de una pareja de jóvenes montoneros. Con Chino Darín, Carla Quevedo y Miguel Ángel Solá, llega a las pantallas este jueves.

Pasaje de vida es un thriller político dirigido por Diego Corsini y protagonizado por Chino Darín, Carla Quevedo y Miguel Ángel Solá, que llegará este jueves a las salas locales con la historia de una pareja de jóvenes montoneros cuyo amor se ve atravesado por sus ideales y tiene que decidir, en pleno ascenso de la Triple A y poco tiempo antes del golpe de Estado de 1976, si pasa del activismo político a la lucha armada.
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“Es muy emocionante poder llegar al estreno de mi segunda película, especialmente porque es un proyecto que significa mucho para mí, mi familia y mi viejo. De algún modo, es un homenaje para esa gente que se la jugó tanto por sus ideales. Y quería reflejar todo ese drama humano desde su propio punto de vista”, afirmó Corsini en diálogo con la agencia de noticias Télam.
El director de Solos en la ciudad dijo sobre su nuevo film: “Traté de ser lo más fiel posible a la parte humana; traté de ser completamente subjetivo buscando entender cómo vivían su vida y cómo pasaron de ser jóvenes inocentes a transformarse y tomar la decisión de comprometerse para intentar cambiar la realidad injusta del capitalismo”.
Corsini, que además de dirigir y coescribir el guión encarna a un jefe montonero en el film, subrayó que, si bien ya hubo muchas películas y libros que hablaron sobre las víctimas de aquel conflicto, en este caso, por primera vez, se meten de lleno con los sobrevivientes: “Aquellos que fueron perseguidos, que pudieron haber sido desaparecidos, torturados o asesinados, pero que lograron salvar sus vidas”.
Uno de esos sobrevivientes es, justamente, el ex montonero Miguel (Miguel Ángel Solá), exiliado en España, internado por una grave enfermedad neuronal y aquejado de una gran melancolía, ya que vive enclaustrado en el pasado y no logra diferenciar la actualidad del recuerdo de aquellos años, además de estar obsesionado con encontrar a una mujer llamada Diana, su ex compañera y madre de su hijo.
La inquietud por saber quién es Diana empuja a Mario, su hijo español, a investigar la historia de aquellos años de fuego, de la cual conoce apenas los titulares y, a medida que la enfermedad de su padre se intensifica, las incógnitas y claves que va descubriendo sobre la verdadera historia de sus padres se vuelven más complejas y misteriosas.
El personaje de Diana, la madre de Mario y la ex compañera montonera de Miguel, es interpretado por la joven Carla Quevedo, para quien ésta “es una película fundamental, es una historia de amor única, de las que merecen ser contadas. Aborda una etapa muy importante de la historia argentina y lo hace de manera novedosa, porque habla de los sobrevivientes”.
“Creo que tengo la suerte de haber nacido en un contexto histórico diferente de aquel donde existía la posibilidad de la muerte”, señaló Quevedo. Por su parte, Chino Darín, quien encarna a Miguel en su juventud, opinó: “Fue conmovedor haber conocido a las personas en las que está basada la historia. Lo fundamental es que es una historia que de alguna manera nos atraviesa a todos y la mirada que ofrece Diego sobre la gente que quedó para contarlo es particular y única”.
Con los españoles Javier Godino y Charo López, a los que se suman Mario Pasik y el debut cinematográfico de Andrea Frigerio, la película no es una apología de Montoneros, sino que los muestra en el momento de su pase a la clandestinidad y expone ciertos cuestionamientos internos sobre las formas en las que debían encarar la resistencia revolucionaria, y las profundas dudas de muchos de ellos sobre la posibilidad del paso a la lucha armada.
En ese sentido, para Corsini, “la lucha armada era algo más habitual en aquella época. Por eso en aquel momento era un dilema mucho más difícil de resolver que hoy en día si la lucha armada está bien o mal. En gran medida, todo tiene que ver con el tratar de entender cómo, a pesar de ese contexto, había mucha inconsciencia. Hay cosas que parecen increíbles pero pasaban. La realidad, muchas veces, supera a la ficción”.
A su vez, en relación con la temática abordada, el realizador afirmó: “Si bien existe un fuerte vínculo paterno-filial que marca el relato de vida, la película no es una biografía de mis padres, ya que por suerte mi mamá está viva y mi padre aún está consciente. Pero es cierto que todo nació cuando mi madre me empezó a contar sus experiencias. Ella me contó muchas anécdotas sobre aquellos tiempos, mientras mi padre me hacía una bajada más ideológica”.
“Siento que esta historia es necesaria, que tenía que contarla. Mi vida estuvo atravesada por miles de anécdotas que fueron ayudando a la construcción de este film, generando secuencias y personajes únicos, quienes tuvieron que sufrir muchas atrocidades y, a la vez, encontraron su lugar en el mundo en un país extranjero, pero que ya es tan propio como la nacionalidad que figura en el pasaporte”, añadió el director.

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