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Mikozzi, peligrosamente real

El talentoso Pablo Mikozzi está de regreso con su espectáculo unipersonal “Por el lado más bestia”, una valiosa radiografía de personajes que desde los bordes indagan en el imaginario popular.

Con su habitual carga de humor ácido y “peligrosamente real”, Pablo Mikozzi llegará esta noche, a partir de las 21.30, al escenario del Teatro de la Plataforma Lavardén (Sarmiento y Mendoza), con su consagrado y muy recomendable unipersonal Por el lado más bestia, luego de un vasto recorrido por diferentes espacios de la ciudad (como del resto del país) que le granjearon el desembarco en un gran teatro, donde, una vez más, pondrá en jaque al público con su ya incuestionable talento para el humor desarrapado, siempre dueño de una clara bajada de línea en relación con su mirada despiadada y realista del universo en el que habitan sus atractivos personajes. Tras anunciar la presentación de algunas nuevas criaturas, cocinadas al calor de la mirada poco complaciente que suele ejercer, el Sr. Mikozzi prometió para esta noche una “función especial” en la que mostrará parte de su nuevo material, El Monstruo, a estrenarse próximamente, además de contar con invitados especiales y proyecciones.
Por el lado más bestia, elogiado espectáculo unipersonal de Mikozzi con dirección de Tino Tinto, lejos de escaparle a ese costado complejo y muchas veces inasible de los personajes lo toma como disparador y lo eterniza en un sinfín de criaturas que desde la risa disparan con munición gruesa contra la estupidez, la mediocridad y la ignominia.
El actor, siempre políticamente incorrecto, no prescinde del monólogo a público o de lo que ahora llaman stand up. En el comienzo, le sirve, por las dudas, para ubicar a algún desubicado que quizás no sepa qué es lo que ha ido a ver. Le sirve, además, para decir algunas cosas desde el actor, desde el enorme artista que es, desde esa convención o pacto que una vez “firmado” no admite quejas o reclamos.
Lo que viene después es una galería de criaturas indemnes, al menos en apariencia, pero que, poco a poco, comienzan a despellejarse y mostrar un mundo, un espacio de pertenencia, lo doloroso, lo agrietado de una cotidianidad sin remedio que les toca vivir, y lo insoportables o desagradables que pueden llegar a ser, subidas a un carrusel que no da respiro hasta el final.
“Siempre, «el lado más bestia», no está en el teatro sino en la vida. En el teatro se juegan algunas cosas simbólicamente, con garra, fuerza y fuego, pero simbólicamente. En cambio, lo otro es la vida real y la crueldad; para algunas personas, puede no tener límites”, dice Mikozzi, quien asegura: “En general, y a grandes rasgos, me peleo bastante y me aburre bastante el teatro. Lo que sí me parece que es de verdad y que está viva es la palabra, y la palabra que es dicha en vivo y delante de la gente, pero no sé si el teatro es de los actores, porque siento que, muchas veces, los actores de teatro están «teatralizados». Yo creo que para poder obtener un hecho real y en vivo, hay que estar ahí, y eso es lo más lindo del teatro y al mismo tiempo lo más complejo. Lo que hago en el humor dista bastante de los espectáculos con «cuarta pared», es decir con lo que sucede en las salas teatrales. Hay cosas de ese teatro a las que yo no les creo, más allá del quilombo que esto que digo me genera con los teatreros”.