“Este proyecto es abrazado fervientemente por todos los que aspiramos a devolverles a las personas con enfermedades mentales su autonomía, una mejor calidad de vida y la eliminación definitiva del estigma social que padecen aquellos llamados ‘locos’”, dice la psicóloga y directora de Casa del Paraná, Rita Larrañaga, la primera casa club de Latinoamérica, un modelo de salud mental “de alto impacto en todo el mundo”, que se inició en Nueva York en 1948 y que se replica en Rosario, en su sede de pasaje Savio 843. “Creemos que lo terapéutico no lo es todo, hay que incorporar la pata social y laboral para que la inclusión sea completa”, explica la responsable del proyecto que comenzó en 2007 en la ciudad.
—¿Qué es Casa del Paraná y cómo funciona?
—Es una casa club para personas con padecimientos psíquicos como la esquizofrenia, la depresión y el trastorno bipolar. Replicamos un modelo que comenzó en los Estados Unidos en 1948 y hay unas 300 casas club en el mundo, y Casa del Paraná es la primera en Latinoamérica, y se sumó una en Gualeguychú. Es una asociación civil sin fines de lucro y el objetivo es la inclusión social y laboral de personas con padecimientos psíquicos.
—¿En qué se diferencia de otros institutos tradicionales?
—Dentro de una casa club no hay pacientes, sino miembros del club. En la casa no se hace tratamiento terapéutico, es obligación que este tratamiento esté por fuera con su psicólogo o psiquiatra. Nosotros creemos que lo terapéutico no lo es todo, sino que hay que incorporar la pata de lo social y laboral para que la inclusión sea completa. No son pacientes porque los miembros pasan a tener una participación sumamente activa en el funcionamiento.
—¿Cómo participan los miembros?
—La membresía es voluntaria, es decir, en las entrevistas de admisión uno constata que la persona está en tratamiento con las constancias de rigor. Se observa si la persona está establecida para ingresar al club. Chequear si tiene voluntad e interés de ingresar o si llega porque lo manda la familia o la prescripción médica dice “Casa del Paraná”.
—¿Qué actividades hacen?
—Trabajan. Ellos eligen días y horarios, no es estricto, porque la idea es que si tienen otras actividades no las dejen. Casa club está diseñada para promover que sean los miembros los que trabajen para mantener la casa en funcionamiento. No lo hacen solos sino acompañado de coordinadores y muchas veces acompañados de sus propios compañeros más antiguos y que ya saben algunas actividades. Podemos definir a una casa club como una comunidad de apoyo mutuo, sostenida en las relaciones y vínculos consentidos. Hay todo tipo de actividades: desde la recepción, administración, planillas que se escriben a mano y luego se pasan a la computadora, los llamados a los compañeros que no están viniendo. En comunicación, haciendo gacetillas para los medios y redes sociales; la limpieza del edificio, para cocinar, hacer el desayuno o merienda, cuántos vamos a ser, cuánta plata hay que llevar al supermercado, quién, dónde y qué comprar. Cada uno se anota para cada actividad en un pizarrón; en la reunión de la mañana, cada uno dice qué actividad va hacer ese día. Hay 36 normas de funcionamiento, un protocolo para todos las casas del mundo, los derechos de las membresía y cada uno puede tener derechos de elegir con quién trabajar.
—¿Hay un perfil de personas que llega a Casa del Paraná?
—Trabajamos el lado sano de la persona, no nos fijamos en el diagnóstico ni damos medicación, el personal no necesariamente tienen que ser profesionales de la salud mental. Trabajamos sobre las capacidades, sobre las habilidades de las personas, porque más allá de un diagnóstico psiquiátrico cada uno tiene su lado sano. Igualmente tenemos una comunicación fluida con las familias y los profesionales de los miembros. Se refuerzan los hábitos cotidianos y sus habilidades.
—¿Cuáles son los programas que sustentan Casa del Paraná?
—Contamos con programas educaciones y sociales, que tiene que ver, por ejemplo, con los eventos que organiza la institución para recaudar dinero y los miembros participan desde una almuerzo, una muestra o una salida en un museo. Lo más importante de Casa del Paraná es el programa de Empleo de Transición: es el derecho de la membresía de participar de empleos remunerados dentro del sector comercial y empresarial. Estos puestos los busca y son de Casa del Paraná. Hay un comité donde se decide quién quiere y quién puede hacer determinado trabajo, eso se hace con los coordinadores. Cuando se dan cuenta de que lo pueden hacer, de que son útiles, es notorio el cambio. Los puestos de Empleos de Transición son de tiempo parcial y duración limitada, generalmente de 15 a 20 horas por semana y por un período de tres a seis meses. Finalizado el período laboral, el puesto de Empleo de Transición queda disponible para la Casa Club para que otro miembro acceda a la oportunidad de trabajo. Los empleos se formalizan a través de Programas del Ministerio de Trabajo.
—¿Qué le ofrecen al empleador y qué tipo de prejuicios enfrentan?
—Ofrecemos un grupo de personas que tienen ganas de trabajar y el cien por ciento de asistencia, porque el responsable es Casa del Paraná y si uno de los integrantes se enferma, un tutor lo reemplaza, es quien lo acompaña los primeros días de su nuevo empleo. Por ello alentamos a los empresarios de Rosario y zona que se animen a formar parte de este programa de empleo de transición. Tuvimos algunos prejuicios y me han dicho “yo a un psicótico ni loco lo tomo”.
—¿Tuvieron inconvenientes o quejas de los empresarios?
—Estamos en comunicación con la empresa e incluso hacemos vistas en los horarios de trabajo para ver cómo se desenvuelven. Es importante que haya fluidez con el comerciante o el empresario para estar al tanto. Nos han hecho alguna observación sobre el rendimiento, si éste disminuye en el trabajo; por ahí tuvo que ver con un cambio de medicación, por ejemplo. Durante esos tres meses de trabajo, el coordinador lo acompaña las primeras semanas, pero hay que animarse y darle una oportunidad, eliminar ese estigma social que padecen aquellos llamados “locos”.
—¿Cómo se sostiene Casa del Paraná?
—En general, estos clubes son financiados por el gobierno de cada país. En algunos países los gobiernos incluso adoptaron el modelo como el instrumento preferido de rehabilitación dentro del ámbito de la salud mental. Los recursos para nuestro financiamiento actualmente provienen de benefactores permanentes y no permanentes; socios adherentes, que abonan mensualmente una cuota social voluntaria y eventos a beneficios organizados por la casa club.
La adicción y la patología de base
—¿Reciben personas que hayan tenido problemas con adicciones?
—La patología de base tienen que ser la esquizofrenia, el trastorno bipolar o la depresión. No quiere decir que no haya habido nadie que haya sido adicto. Muchas veces las adicciones están ligadas a la esquizofrenia. Es difícil saber qué pasó primero, si la adicción o la esquizofrenia. Pudo haber tenido problemas con sustancias, pero no tiene que llegar con sustancias actuales.