El realizador Santiago Mitre estrenará el próximo jueves en todo el país «La patota», remake personal del clásico de Daniel Tinayre de 1960 y que llega a su estreno luego de haber sido doblemente premiada en su premiere mundial en el Festival de Cannes en mayo pasado, donde se la vio en la sección La Semana de la Crítica.
Protagonizada por una estupenda Dolores Fonzi, que compone el papel que correspondió a Mirtha Legrand en la original, junto a Oscar Martínez y Esteban Lamothe, «La Patota» ganó en Cannes el Grand Prix Nespresso de la 54 Semana de la Crítica y el Premio Fipresci que entrega la crítica internacional.
«Lo que más me atrajo de la película fue el dilema que tiene el personaje en torno a la convicción; Paulina (Fonzi) es alguien que decide un rumbo en su vida, que tiene una fuerte convicción social y política que todo el tiempo influye sobre las decisiones que toma», aseguró Santiago Mitre en diálogo con Télam.
El realizador, que debutó con «El estudiante» señaló que le interesó «armar una fábula política como había sido la película anterior pero desde una perspectiva completamente distinta».
«En un punto -señaló- casi opuesta, ya que el protagonista de «El estudiante» es alguien que no tiene una mirada sobre el mundo y de quien no se sabe bien cuál es su pensamiento político ni qué lo mueve a la acción, mientras que el personaje de Paulina tiene ideas claras, quiere intervenir, sabe por qué, quiere modificar cosas concretas».
El filme fue rodado en Misiones, tanto por cuestiones que hacen a la belleza y al clima del lugar como porque Mitre prefirió reflejar en su patota, una marginalidad más rural.
«Tenía la impresión de que el Conurbano y la marginalidad en la provincia de Buenos Aires ya fueron reflejados mucho en el cine argentino reciente, que la televisión ya lo retrató incontables veces y optamos entonces trabajar una pobreza más rural que nos parecía más interesante», aseguró Mitre.
«Por otro lado -agregó- Posadas es una ciudad de frontera en el límite con Paraguay que incorpora el guaraní como lengua propia tan fuerte como el castellano y era interesante esa cuestión de que ese mundo ajeno a ella al que llega Paulina tuviera un lenguaje que ella no conoce y la deja afuera».
El protagónico de Fonzi , justamente, es otro de los puntos altos del filme de Mitre y su trabajo fue destacado por la crítica internacional en su premiere en Cannes.
El diario francés «Liberatión» habló por ejemplo de Paulina como «un personaje de una terquedad maravillosamente encarnada por la excelente Dolores Fonzi a través de su mirada tensa».
Mientras que Le Monde remarcó: «Hacia falta una actriz extraordinaria para hacer de esta película algo que no fuera simplemente un alegato político en favor de los marginados. Con infinita generosidad, Dolores Fonzi, nos permite comprender el progreso de un pensamiento con el cual la película se materializa».
Refiriéndose a su tarea en el filme, Fonzi destacó que el de Paulina fue un trabajo muy complejo «por muchas causas».
«Por el tipo de escenas (arranca con un plano secuencia de 9 minutos de una discusión entre Fonzi y Martínez), por la intensidad dramática del relato, por aquello por lo que pasa y por el modo como lo atraviesa, Paulina fue un personaje muy complejo», destacó la actriz.
En el filme, Fonzi encarna a una joven abogada que decide abandonar su trabajo en Tribunales y un doctorado en curso para integrarse a un proyecto de educación popular en un barrio marginal de la ciudad de Posadas, donde es víctima de una violación y donde decide transitar, casi en la más absoluta soledad, este acontecimiento desde la convicción de hacer lo que cree correcto.
«El padre de Paulina (un juez de Posadas con pasado militante en los 70 interpretado por Martínez) es una persona que tiene un discurso muy progresista en una parte de su vida y que después con la edad se pone más conservador, es la generación a la que el eje le tambalea cuando se siente tocada, mientras que Paulina es la generación nueva que cree hoy en el cambio y a la que el eje no le tambalea cuando tiene que sustraerse de la violencia del sistema», señala la actriz en una aproximación a uno de los tópicos que atraviesa esta nueva versión de «La Patota».
«La posición de Paulina es obstinada porque está cimentada en una idea fuerte que es salir del sistema de violencia», agregó Fonzi.
Si bien la película de Tinayre y la de Mitre ponen en tensión el enfrentamiento entre dos mundos, uno culto y pudiente y otro marginado y carente; y entre dos pensamientos, el del padre y la hija, la cinta de Mitre se apoya con mayor espesura en el personaje de Paulina, borrando un poco los contornos de la patota original y prefiere discurrir sobre los dilemas morales, sociales e ideológicos que enfrenta el personaje principal.
«Me gustó esa cosa provocadora que tuvo la película original y que ésta también tiene, que pone al espectador en un lugar de incomodidad, que lo saca del confort, donde es casi un desafío aceptar o entender las decisiones del personaje que quizás son las opuestas a las que uno tomaría o aconsejaría», señaló Mitre.
La idea de una remake de «La patota» fue ideada por Nacho Viale (nieto de Tinayre y Legrand) y el productor Axel Kuschevatzsky, que convocaron a Mitre para que se hiciera cargo del proyecto y le diera su impronta personal.
«A partir de esa propuesta vi la película original, que hasta entonces no conocía, y lo que encontré fue que había una fuerza y una complejidad en el personaje protagónico que me interesó mucho y entonces empecé a delinear una adaptación de los problemas que el personaje de Paulina plantea en su recorrido pero desde una perspectiva contemporánea», concluyó el realizador.