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Panamericanos: Rézola Voisard rema con la mira en el oro

El santafesino habló con El Hincha a días de su presentación en sus segundos juegos. El representante de la Reserva Natural de Granadero Baigorria competirá en K1 y K2 200 metros.

Con apenas 24 años, su nombre ya se ha ganado varias veces los primeros planos dentro del canotaje. Rubén Rézola Voisard es uno de los referentes de la actualidad en su deporte y camino a los Juegos Panamericanos de Toronto habló con El Hincha sobre su preparación.

“La preparación fue muy buena, estuve parado un tiempo pero por suerte pude recuperar ese tiempo muy rápido, así que contento por eso”, comenzó.

Claro que esa recuperación y los resultados obtenidos hasta el momento no son obra de la casualidad, sino del esfuerzo y dedicación. “Generalmente tres veces (lunes, miércoles y viernes) por semana hacemos días de trabajos de cuatro sesiones, dependiendo la época del año. Dos en el agua por la mañana y dos por la tarde donde se combina agua con gimnasio o correr. En tanto, martes, jueves y sábados trabajamos en 1 o 2 sesiones a la mañana y por la tarde descanso total”, enumeró sobre una semana de trabajo tipo.

Desde Halifax (Canadá), donde está junto al resto del seleccionado nacional realizando la etapa final de preparación, Rubén se prepara para participar de sus segundos Juegos Panamericanos que vive “como si fueran los primeros ya que creo que va a ser totalmente diferente esta experiencia”.

De 2008 a 2009 fue integrante del equipo nacional de la categoría junior, y en 2010 dio el salto hacia el equipo nacional mayor. A lo largo de su carrera el santafesino fue medalla de Plata en K2 200 metros en los Panamericanos de Guadalajara hace cuatro años, suma seis podios en los Juegos Odesur (4 en Medellín 2010 y 2 en Santiago 2014), finales en Mundial Sub 23 y absoluto, y medallas de oro en Panamericano de canotaje. Pero sin dudas el quinto puesto en los Juegos Olímpicos de Londres 2015 junto a Miguel Correa en K2 200 metros es hasta aquí el punto máximo. Todo lo alcanzado no le genera presión sino que por el contrario lo motiva: “No siento que lo conseguido me ponga una mayor presión, la exigencia me la genero yo mismo por querer llegar a estar en la punta y así obtener la medalla”.

Para llegar a estos logros, hubo muchos años que recorrer. Y recuerda sus comienzos en el club Náutico El Quilla en la ciudad de Santa Fe. “Empecé a los diez años. Fue mi mamá quien me llevó el primer día. Yo le había comentado que quería hacer un deporte que había visto en televisión pero no sabía como se llamaba. Así que nos acercamos al club, me inscribí y arranqué en pleno julio”, recuerda sobre su primer contacto con el deporte.

Pero el canotaje no fue su único deporte en la niñez. “Como hace todo chico al que le gusta el deporte hice varios años natación y fútbol, pero el canotaje me gustó desde que arranqué y ya no paré más. Creo que esa constancia y pasión que traigo desde chico también me ayudó a llegar a ser el atleta de hoy”. Ese deportista que se declara admirador de varios deportistas de elite, pero a la hora de nombrar un referente en su deporte no duda: “El australiano Ken Wallace (doble medallista olímpico en Pekín 2008 y con seis podios en diferentes mundiales)”.

Se sabe que en un deporte mayormente amateur como el canotaje los inicios son generalmente muy a pulmón y con la ayuda familiar; y que el apoyo de empresas privadas o estatales llega con el tiempo y los resultados. En ese sentido la historia de Rubén no dista demasiado de la gran mayoría. “Al principio fue todo bastante complicado, se hizo un esfuerzo grande, ya que no es un deporte muy barato y a mi familia le costaba mucho poder solventar todos mis gastos”, recuerda sobre aquellos días. Y agrega: “Además este no es un deporte muy conocido en Argentina por lo cual a medida que fui obteniendo logros y la política de becas hacia el deporte fui mejorando, de a poco me fui acomodando, así y todo hay cosas que siguen faltando mejorar para el deporte nacional”. En ese sentido y si bien reconoce las mejoras que llegaron a través de la creación del Enard por ejemplo, marca algunos puntos en donde aún hay que trabajar: “El Enard mejoró bastante las cosas, pero las becas que entrega dependen totalmente de los resultados de uno en las competencias internacionales. También un aspecto a mejorar es el organizativo. Nos pasó en los Panamericanos de Guadalajara donde estuvimos a la espera de botes hasta último momento y varios nos llegaron rotos. Y ahora ocurrió algo similar donde los botes no llegaron a tiempo y tuvimos que prepararnos en kayaks que son otros modelos y más viejos. Si bien esto quizás sea más culpa de las empresas de transportes y no tanto del Enard, a este nivel todo influye y no hay que regalar nada”.

Por eso sigue preparando cada una de las dos competencias en las que participará en Toronto en K1 y K2 (junto a su compañero y amigo Ezequiel Di Giácomo, ambos representantes de la Reserva Natural de Granadero Baigorria). “El nivel que habrá en Toronto es muy bueno. Por ejemplo en K1 está el local Mark De Jonge que fue bronce en Londres, campeón del mundo 2014 y medallista en las copas de 2015. El otro rival es de Ecuador, que también es medallista en copas del mundo y finalista mundial reiteradas veces. El nivel es muy bueno y eso me motiva más”, comentó sobre la competencia que encontrará en los Juegos a los que va “con las mejores expectativas ya que sabemos estamos bien y el objetivo será buscar las dos medallas doradas”.

Para el final de la charla quedó el agradecimiento a los que están siempre. “El cuerpo que encabeza el entrenador del equipo nacional Diego Cánepa como así también los compañeros de entrenamiento que ayudan a que uno siempre este a un buen nivel”. Pero sin dudas esos incondicionales que son la base fundamental, vayan las cosas bien o mal, son el círculo más cercano para los cuales quedan sus últimas palabras: “Mi mamá y su pareja, mi hermana, mi hermano y mi novia son mi pilar para todo. Sin ellos todo sería imposible”.

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