Ariel Máximo Cantero, más conocido como “el Ariel”, llegó ayer de nuevo con fuerte custodia a Tribunales, esta vez desde la cárcel de Piñero. El motivo del traslado fue la ampliación de una declaración indagatoria en la megacausa Monos. Ahora, fue imputado como jefe y/u organizador de una asociación ilícita y en su descargo se limitó a ratificar lo dicho en la indagatoria anterior: reiteró que no tiene relación con sus hijos mayores ni su ex pareja, Celestina Contreras –coimputada en este expediente– y concluyó: “Ya no participo más, ni como jefe, ni como organizador”, refirió una fuente consultada. Su periplo judicial continuó por el Juzgado de Sentencia 7ª, donde fue notificado de una condena a 6 meses de prisión efectiva por un carné de conducir apócrifo que fue secuestrado en un allanamiento en el año 2010.
Cerca de las 11, las sirenas llamaron la atención de las personas que transitaban por calle Moreno. Un operativo policial se acercaba a Tribunales. Dos chatas negras escoltaban un utilitario del Servicio Penitenciario que traía a Cantero, de 50 años y detenido en mayo pasado tras estar casi dos años prófugo. El transporte ingresó al subsuelo del edificio y los uniformados, con sus rostros tapados y fuertemente armados, se descolgaron de las chatas y generaron un dispositivo alrededor del transporte que ingresó con Cantero. Luego de crear un semicírculo alrededor de la camioneta las dos puertas traseras se abrieron y los uniformados cerraron espacios; en el medio, un hombre con chaleco antibalas y la cabeza cubierta, fue bajado del vehículo. A diferencia de la indagatoria anterior, no había familiares o allegados a la espera de su llegada.
Una hora después, Cantero fue remitido al primer piso del edificio, donde la jueza Alejandra Rodenas le imputó, a pedido de la Fiscalía a cargo de Gonzalo Fernández Bussy y Carlos Covani, las funciones de jefe u organizador de una asociación ilícita de la que participa su ex pareja, sus hijos, nueras y allegados a la familia, según la imputación. Por su parte, el acusado ratificó los dichos esgrimidos en la indagatoria que prestó el 26 de mayo como partícipe de asociación ilícita. Aquel día, que coincidió con el segundo aniversario del crimen de su hijo Claudio (alias Pájaro), al ser trasladado desde la prisión de Coronda el hombre negó su participación en los hechos endilgados y sostuvo que hace 10 años que ya no está con la madre de sus hijos mayores, que tiene otra pareja con la que comparte cuatro hijos pequeños y que se dedica a criar chanchos y posee un horno de ladrillos.
Ayer, el Ariel recalcó la falta de contacto con su familia anclada en barrio La Granada y detalló: “Ya no participo más, ni como jefe ni como organizador”, sostuvo una fuente judicial. Y agregó que en el tiempo que estuvo preso, entre 2010 y 2011, sólo lo visitó su pareja actual.
La condena
Más tarde, Cantero fue notificado, en el Juzgado de Sentencia 7ª de una condena en su contra que dictó el juez José Luis Mascali. La causa se originó luego de un allanamiento a la vivienda familiar en el barrio La Granada. La medida judicial se realizó en el marco de la investigación por el crimen de Walter Cáceres, el adolescente asesinado durante una balacera a un colectivo que trasladaba a barrabravas de Newell’s cuando circulaba por la autopista Rosario-Buenos Aires, en febrero de 2010. En la mesita de luz de una habitación se encontró un carné de conducir trucho junto con otros documentos. Ayer, el Ariel fue condenado a 6 meses de prisión efectiva por el delito de tentativa de uso de documento falso.
Que los testigos declaren otra vez, pide la defensa
Uno de los defensores de Ariel Cantero, Carlos Varela, adelantó ayer que pedirá que se cite a declarar otra vez a los tres testigos en cuyos dichos se basa parte de la acusación en su contra por asociación ilícita. Se trata de un testigo de identidad reservada, que según la defensa es César Arón Treves –procesado por narcotráfico y homicidio que se hizo conocido al trascender escuchas donde amenazaba con matar al anterior juez de la causa, Juan Carlos Vienna, entre otros funcionarios–; Luis Paz, padre del Fantasma (Martín), cuyo homicidio en 2012 dio origen a este expediente y de estrecha vinculación con el magistrado Vienna, y Diego Cuello, conocido por el sonado caso de la narcochacra de Alvear, en 2013, quien está encausado por narcotráfico luego de que la Policía, en un cuestionado procedimiento que monitoreó el propio Vienna, se incautara en ese lugar de 19 kilos de droga.