Una adolescente de 16 años y herida crítica al ser apuñalada el pasado jueves por un ultraortodoxo judío cuando se celebraba la marcha del orgullo gay en Jerusalén, falleció este domingo a causa de la gravedad de sus heridas.
En una dramática sesión del gobierno, el premier Benjamin Netanyahu aseguró que con los integralistas judíos -culpables de la muerte- habrá «tolerancia cero». Poco después, el gobierno dio la primera respuesta concreta, al dar la orden de llevar a cabo arrestos preventivos de los extremistas.
«No permitiremos al desagradable asesino alterar los valores capitales en los que se funda la sociedad israelí. Condenamos con desprecio el intento de imponer el odio y la violencia entre nosotros. Actuaremos hasta que el asesino reciba la pena que merece», agregó.
«Hemos recibido la información hace una hora de que la adolescente de 16 años que fue apuñalada en la marcha del orgullo gay ha fallecido», explicó la portavoz de la Policía israelí Luba Samri, en un escueto comunicado.
La menor se encontraba ingresada en el hospital jerosolimitano Shaarei Tzedek, donde ingresó el jueves en estado crítico, aunque los médicos consiguieron salvarla.
«Shira murió porqué defendía con coraje el derecho de cada uno de vivir la vida con respeto y seguridad», destacó Netanyahu, al precisar que no permitirá que este asesinato «altere los valores de base en los que se funda la sociedad israelí. Condemamos con desprecio el intento de imponer el odio y la violencia. Actuaremos para que el asesino tenga la condena que se merece».
Otras dos personas sufrieron lesiones severas en la misma marcha, y tres de carácter leve, que fueron dadas de alta del centro médico.
La Policía identificó al autor del ataque de carácter homófobo como Yishai Shlisel, un ultraortodoxo liberado hacía sólo tres semanas de prisión tras cumplir una condena de 10 años por un ataque idéntico en el que consiguió apuñalar a tres personas.
En el marco de la investigación en torno a este suceso, la Policía ha detenido a la mujer de un rabino de Jerusalén que se encuentra entre los más prominentes detractores de la marcha del orgullo gay, para analizar si guardaba alguna relación con el supuesto autor de los hechos.
La sospechosa y su marido negaron cualquier implicación en lo sucedido, que supieran de las intenciones de Shlisel o guardaran algún tipo de contacto él en los días previos o el mismo día del ataque, informa el medio «Ynet».
La marcha de Jerusalén, que a diferencia de la más festiva que se celebra cada año en Tel Aviv, pretende ser una protesta contra la discriminación de la comunidad de gays, lesbianas y transexuales en la ciudad, estaba custodiada por cientos de agentes de varios cuerpos de la Policía y por un helicóptero que sobrevolaba la zona.
Pero el vasto despliegue policial no fue suficiente para impedir la rápida carrera del atacante, que se había guarecido tras el muro de un pequeño supermercado desde el que asaltó a sus víctimas en medio de la confusión.
Este crimen de odio, al que se sumó el viernes el incendio premeditado de una casa palestina en la que murió un bebé y otros tres familiares resultaron gravemente heridos y atribuido a colonos judíos, ha desatado indignadas reacciones de la sociedad israelí y puesto de relieve la connivencia de las autoridades con un fenómeno imparable.