El físico argentino Federico Izraelevitch realizará un largo viaje en combi que lo llevará desde la ciudad estadounidense de Chicago hasta Buenos Aires, con el objetivo de compartir sus conocimientos a través de una serie de cursos de laboratorio que brindará en diferentes universidades e instituciones de América Latina.
Con su «Proyecto Escaramujo», el joven científico concretará no sólo «un deseo personal de viajar y conocer nuestra Patria Grande desde el lado científico sino compartir y ver cómo se hace ciencia en diferentes universidades» de la región, explicó en diálogo con Télam.
Luego de tres años trabajando en la ciudad de Chicago para Fermilab, un laboratorio de punta en física de altas energías, Izraelevitch decidió que era momento de devolver lo aprendido y tratar de replicar esa fórmula de trabajo «mancomunada y colaborativa por un objetivo común» en diferentes lugares de la región, tratando a su vez de «tejer una red con instituciones tal vez un poco más aisladas o con menos recursos y tender un puente científico y educativo».
Así es como en los próximos seis meses de viaje que realizará con su mujer, Eleonora, y sus tres perros, la combi llegará a México, Guatemala, Costa Rica, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil, Paraguay y Argentina, para ofrecer cursos de laboratorio sobre instrumentación de Física de Altas Energías y Astropartículas a nivel universitario de grado y de posgrado.
Durante las estadías de entre cuatro o cinco días, los laboratorios estarán basados en un detector de rayos cósmicos diseñado especialmente para el proyecto, con los estudiantes a cargo del ensamblado, puesta en marcha y toma de datos durante los cursos, según detalla desde el sitio web del proyecto www.escaramujoproject.org
Luego, cada uno de los diez dispositivos logrados gracias a los fondos de empresas que donaron los componentes, quedarán en las instituciones académicas con la idea de seguir formando a futuras camadas de estudiantes.
Para Izraelevitch, una de las cosas que más le interesó en el proyecto «es tratar de construir sobre algo existente, y varios de los lugares que visitaremos ya son parte de una red científica latinoamericana llamada LAGO (Latin American Giant Observatory, en inglés), por lo que la idea es que trabajen de forma colaborativa y se pueda producir un aporte científico a la comunidad internacional».
«Si toda esta red trabaja de forma común y analiza los datos de manera sincronizada y coordinada, se puede producir un aporte científico competitivo a nivel internacional», señaló.