El Concejo Municipal no sesionó ayer: sí, se sabe, los días de sesión son los jueves y no los miércoles. Esa fue la salida, elegante o no, que encontraron las autoridades del Palacio Vasallo frente a la falta de consenso por el aumento del boleto. Sobre el final de la tarde, y tras una jornada maratónica que había arrancado por la mañana con la presencia de funcionarios del Ejecutivo, la comisión de Servicios Públicos emitió un dictamen de mayoría, con la sorpresa, por vez primera, de avanzar en una suba desdoblada del boleto –el despacho firmado plantea llevarlo a 6 pesos en lo inmediato y a 6,75 pesos el 1º de noviembre– tal como se viene haciendo en taxis y remises. Pero las nulas garantías para el oficialismo de que la idea prosperara en el recinto indujo a retrotraer y devolver a su día original la sesión, que se había adelantado por el cierre de campaña para las elecciones primarias.
Aunque hoy a las 12, para cuando fue convocado el pleno, pueda volver a repetirse el escenario de la víspera, lo cierto es que la idea de una suba en dos partes sorprendió a algunas bancadas de la oposición, que tienen una nueva alternativa para estudiar, a la par que le dio horas clave al oficialismo para continuar una negociación que no venía prosperando.
Hasta la media tarde de ayer, la comisión de Servicios Públicos había sido convocada con horario y pasado a cuarto intermedio casi media docena de veces. El arranque había sido acorde con la tensión que se preveía: pasadas las 9 “bajaron” al Palacio Vasallo la secretaria de Hacienda, Verónica Irízar; su par de Servicios Públicos, Clara García, y la gerenta del Ente de la Movilidad, Mónica Alvarado para responder todas las dudas y cuestionamientos de los ediles acerca del estudio de costos y del sistema de transporte urbano de pasajeros.
Estaban presentes todos los miembros de la comisión, arrancando por su titular, el arista Carlos Comi; su vice, el socialista Manuel Sciutto y sus integrantes, el radical Jorge Boasso, la macrista María Julia Bonifacio, el demoprogresista Aldo Poy, el también socialista Miguel Cappiello y el justicialista Osvaldo Miatello, a la par vicepresidente del Ente de la Movilidad.
También estaban, aunque no integraran el cuerpo, Fernanda Gigliani, de Iniciativa Popular; el justicialista Diego Giuliano; el presidente del Concejo, Miguel Zamarini, y hasta una diputada electa: Mercedes Meier, del Frente Social y Popular, además de un grupo de estudiantes universitarios que manifestaban su posición contraria al aumento del boleto.
El cónclave transcurrió con la exposición de los funcionarios, respondiendo a cuerpo presente pedidos de informes que habían sido propuestos desde distintas bancadas, y haciendo hincapié en el “cuello de botella” que atraviesa el sistema por el aumento acordado con los choferes en paritarias –27,8 por ciento, retroactivo a enero pasado– y el déficit de arrastre por una “tarifa rezagada” en un contexto inflacionario.
Pero no convencieron. La reunión pasó a cuarto intermedio sin señales opositoras. O mejor dicho con señales, pero todas contrarias.
A medida que avanzaba la jornada la aguja no se había movido de los 10 votos sobre 24 ediles –los socialistas Zamarini, Sciutto, Cappiello y Viana Foresi; los radicales María Eugenia Schmuck, Sebastián Chale, Daniela León y Martín Rosúa y los monobloques de Comi y Poy– y se deshacían especulaciones sobre potenciales acercamientos y abstenciones –por vía de comunicados el radical Jorge Boasso y el bloque del Partido del Progreso Social ratificaron su posición negativa y del PRO no había novedad–. En un escenario desfavorable, la comisión de Servicios Públicos retomó la reunión y los miembros del oficialismo estamparon su firma por el aumento desdoblado, de un 20 por ciento inmediato y un 12,5 el 1º de noviembre, con un pasaje futuro 35 por ciento más alto que el actual.