“Los santiagueños tenemos a la chacarera como el espacio de aprendizaje de la música en sí misma. Vivimos toda la música, todos los ritmos como si fueran una chacarera”, dice Daniel Patanchón, para quien vivir la chacarera es “vivir esa universalidad de la música sin esas separaciones que tienen que ver más con el marketing que con otra cosa, es abordar la música desde un lugar universal, sin prejuicios”. Argentino, nacido en la provincia de Santiago del Estero, Patanchón es un guitarrista de folclore que logró hacerse un espacio en la escena del género, dueño de un estilo personal producto de sus contactos con el jazz, el rock y la bosanova.
Viviendo la chacarera es su segundo disco solista, carrera que lleva en paralelo a la de instrumentista, en la que supo acompañar a exponentes del folclore como Horacio Banegas, con quien trabajó diez años, al Dúo Presagio (Orellana-Lucca) y en la que, desde 2006, forma parte del grupo de Peteco Carabajal y participa en la grabación de sus discos. Este fin de semana llegará a Rosario para repasar los diez temas que integran el nuevo material, en el marco de una peña que tendrá lugar el sábado, a partir de las 22, en la Pulpería La Yapa (Maipú 1186).
“Vengo de un pueblo feliz/ viviendo la chacarera/ en un momento se me da por cantar… Ella es madre y es virtud/ de los que no tienen nada/ es alegría, quimera y soledad”, reza el tema que da nombre al disco, una composición que da, a quien la escucha, reminiscencias del lugar natal, de esa paz y tranquilidad del espacio conocido. “Viviendo la chacarera” surgió en la ruta cuando Patanchón, hoy radicado en Buenos Aires, manejaba camino a Santiago. “Uno se va de Santiago pero siempre quiere volver a estar con sus amigos de la infancia, con su familia y las cosas queridas de otros tiempos”, aseguró quien, tras varios años viviendo en Capital, continúa dibujando en sus canciones los pagos de Santiago, dotados de la tranquilidad que reina “tierra adentro”. “El sentimiento familiar no se pierde, fui criado de una manera inocente y pura, como se cría uno en cualquier pueblo del interior. Después eso se plasma en canciones. Nosotros, los que venimos del país profundo, no perdemos esa cosa que tenemos de lo familiar, de los amigos. Cuesta un poco más llevarlas a la práctica en una ciudad como Buenos Aires, pero trato de hacerlo todo el tiempo, de estar en contacto con amigos para cultivar esa amistad y esos momentos, guitarra de por medio”. Y todo eso “sin una nostalgia dolorosa, con una nostalgia linda, sana”, asegura.
“En el disco participan algunas personas que yo quería que estén porque responden a la sonoridad de la canción”, confiesa Patanchón y nombra a Agustín Ronconi, instrumentista de arbolito, quien participa de “El Bailecito”, porque “la canción necesitaba un charango y aerófonos con su impronta; está Homero Carabajal con su voz, también en «El Bailecito» y Mavi Díaz que participa como productora de las voces y no quería dejarla afuera. También está Pablo Motta que es contrabajista y Pepe Motta que es un lujo que me he querido dar, con el cual hicimos la zamba «Santiago terrenal». Me gusta poner la canción por encima de todo y no invitar por invitar”.
Escribir para renovar
En el booklet de Viviendo la chacarera los temas están acompañados no sólo por sus letras, como es costumbre, sino también por sus partituras, una decisión mas ideológica que estética: “Tiene que ver con una idea que venimos trabajando.
El año pasado hicimos un ciclo en el que todos mis amigos y colegas participaban tocando sus propias canciones, no se podían tocar temas de personas que no estaban sobre el escenario. Sin desmerecer el cancionero popular argentino que me parece muy rico, me parece que nosotros, en este momento, tenemos mucho para decir y ese decir algo es a través de las canciones”, explicó y sentenció: “Me parecía que había demasiada gente diciendo cosas de otras personas, más como un oportunismo artístico que como una cosa sincera. Incorporar las partituras en el arte del disco y poner las letras, tiene que ver con plasmar mi propia música en ese papel en ese arte. Tiene que ver con decir mis verdades y mis cosas. Después el tiempo va a determinar si eso es bueno o es malo, si queda o no”.
Y es a través de sus creaciones que Patanchón forma parte de una renovación del folclore de tradición, esa que goza de varios compositores y poco espacio para mostrarse porque, como señala, “no hay espacios en los festivales en los que uno pueda ir y mostrar sus canciones sin miedo”.
Puesta en superficie
De entre los temas de Viviendo la chacarera se destaca “Víctor Ledesma”, una canción que lleva el nombre y la dedicatoria de quien, además de ser el tío abuelo de Patanchón, fue compositor de varias perlas folclóricas. “Tengo un recuerdo de él desde cuando era muy chiquito. La idea fue ponerlo en superficie, porque a veces los compositores de las canciones no son tan conocidos o se conocen por la mitad. Víctor es autor de canciones como «La Añoradora» que es muy conocida y «Chakay Manta» que todos dicen que es de los hermanos Ábalos, que es cierto, pero también es de Víctor Ledesma. El tema es una forma de ponerlo en la superficie, hay mucha gente que no lo conoce y quería que aparezca su figura”.