Karen Klein, la joven de 22 años que está imputada por el parricidio de Pilar, se desligó del crimen y sostuvo que actuó bajo amenaza de su novio y hermanastro, quien además le habría dicho que tras el homicidio, al parecer ocurrido el 1º de septiembre, “veía gente muerta”.
Klein declaró anteayer ante el fiscal Eduardo Vaiani, que lleva adelante la investigación, y le aseguró que fue Leandro Yamil Acosta, su hermanastro y novio de 25 años, quien asesinó a los padres de ambos, Alberto Klein y Miryam Kowalczuk, y que la obligó a limpiar la escena del crimen amenazándola de que la “iba a quemar viva” si se negaba.
“Voy a decir la verdad. A eso de las 8.30 escuché un estruendo y fui a ver qué pasaba. Vi en la puerta de entrada a Leandro con un arma. Llegaba Miryam (la madre del acusado) y le pegó un tiro en la cabeza. Todavía seguía viva y la remató de otros dos disparos en la cabeza”, relató la propia joven, según informó el canal C5N.
De acuerdo con su declaración, luego de presenciar esta escena Klein se dirigió a la habitación de su padre y lo halló también muerto de un disparo. “Fui al cuarto de papá y me lo encuentro muerto en la cama. Ahí asocié el primer estruendo. Lo mató de un tiro en la cabeza mientras dormía. Me dijo que él se iba a deshacer de los cuerpos. Me amenazó. Me dijo que si contaba algo me iba a matar a mí también”, relató la joven.
Además, la acusada contó que, luego del asesinato, su hermanastro le “decía que veía gente muerta, que tenía alucinaciones”.
Ambos fueron detenidos el 13 de septiembre acusados de haber asesinado a sus padres para luego descuartizarlos y calcinarlos para así eliminar rastros.
En la casa donde se cometieron los homicidios, ubicada en la calle Sarratea al 2700, en el partido bonaerense de Pilar, la Policía encontró 50 vainas de 9 milímetros, según informó el diario Perfil.
Los efectivos ya habían allanado la casa anteriormente y habían secuestrado una pistola Bersa, modelo Pro Serie D 70700 perteneciente a Leandro Acosta y del mismo calibre que las vainas, por lo que se cree que fue el arma homicida, y una escopeta 12.70 marca IGA Gaucha. También habían encontrado tres hachas de mano con mango de madera, un machete y dos palas que se presume fueron los elementos utilizados para descuartizar a las víctimas.
“Me dijo que a los chicos –la pareja asesinada tenía en común hijos pequeños– les íbamos a decir que mamá y papá se habían ido a jugar al bingo en Uruguay. Leandro me decía: «Yo les salvé la vida a los chicos. Eran dos hijos de puta». Había mucho olor a lavandina en la casa. Compró ácido muriático para que los cuerpos no largaran olor. Ayudé a limpiar porque me tenía amenazada”, dijo.
En los próximos días le realizarán las pericias psiquiátricas y psicológicas a ambos acusados en el marco de la causa caratulada como doble homicidio agravado.