La campaña electoral da sus primeros pasos en Santa Fe. El Frente Progresista echó a andar su llamado a un tijeretazo que provoque un corte de boletas histórico y el Frente para la Victoria desenrolla la alfombra roja para Daniel Scioli, principal atractivo en la cena de recaudación de fondos organizada por Omar Perotti.
El Frente Renovador rota por el país a sus figuras más conocidas. Cuando pasan por Rosario los recibe el candidato a diputado Alejandro Grandinetti. Esta semana le despacharon al estelar Martín Redrado, que con la excusa de un nuevo libro se sometió a entrevistas en las que se mezclaban sus conocimientos sobre el mundo financiero global y la relación con Luli Salazar.
Macri no dejó una buena imagen cuando hace diez días reunió a dirigentes de los tres sectores de la UCR santafesina, aunque a la hora de la foto sólo accedió el grupo Escarapela: “No vimos a un candidato convencido de que será presidente dentro de tres meses”, contó uno de los presentes.
Fuera de lo que es campaña, fluyen a borbotones especulaciones sobre cómo se conformará el gabinete de Miguel Lifschitz, recién llegado de Chile a donde viajó con el gobernador Bonfatti por cooperación en materia judicial y de seguridad. Para el mandatario electo ambos temas son parte de un todo, justamente el que más demanda la sociedad.
En ese sentido, la presencia en Rosario del flamante jefe de la Policía para mantener reuniones y comunicar en los medios significa un cambio de actitud con relación a lo que había, por más que las palabras no resuelvan los problemas. Peor es dejar el vacío.
El primer paso en falso de la Policía desde que asumió el comisario Grau es el desmedido desembarco de un centenar de policías en Gato Colorado, en el límite con Chaco, para desalojar a una familia de una zona rural. Es un caso que como mínimo merece que la cabeza del Poder Judicial investigue el accionar del juzgado de Tostado.
Bon appetit
Daniel Scioli es la principal atracción para la cena de mañana a la noche organizada por el candidato a senador Omar Perotti. El precio de 5 mil pesos la tarjeta incluye la posibilidad de escuchar al candidato con más chances de ser presidente y alguno de sus colaboradores, como el siempre interesante Miguel Bein.
Hasta anoche era un hecho que participarían enviados de La Cámpora a pesar de que Marcos Cleri encabeza la lista siamesa de diputados. Es la confirmación de lo que se ve en la calle y los medios: una campaña bifronte, donde recorridas y publicidades de unos y otros van por cuerdas separadas a pesar de que en el papel están juntos.
A esas distancias muy propias del peronismo, sumó tensión una entrevista que Perotti concedió a Clarín. Se asegura que en la Casa Rosada cayó mal y que la factura caerá a manos de Scioli, en especial la parte en que el rafaelino define que “más allá de las etapas lo permanente es el peronismo” y que “es el presidente el que conduce”. “¡Quiere jubilar a Cristina!”, bramaron desde La Cámpora.
Cleri viene de sacarse una foto con senadores provinciales del PJ. “Celebramos que alguien que trabaja en la esfera nacional haga de enlace con los que están en el territorio”, chicaneó a Perotti uno de ellos. Se sabe, los senadores responden a su gente con obras y subsidios, y quien alimente esa línea de trabajo siempre es bienvenido.
A la cena de Scioli-Perotti confirmaron presencia diversos sectores del peronismo. El Movimiento Evita, por ejemplo, reservó siete tarjetas para sus principales referentes. Claro está, hay una silla a la espera de la cuarta candidata a diputada Lucila De Ponti. Organizaciones sociales como Descamisados, Colina y la menos conocida Descartes también suscribieron. Alejandro Ramos, tercero en la lista de diputados, está afectado a la comitiva que lleva a su jefe político Julio De Vido a la Guayana Francesa por el lanzamiento del satélite Arsat. No va a poder estar.
El inventario de sillas ocupadas y sillas vacías no busca exponer diferencias o grietas en el armado, más bien le toma el pulso a un partido con nuevos liderazgos a nivel provincial. No son tensiones ajenas al resto del país entre el kirchnerismo puro y el peronismo clásico (que también incluye adherentes kirchneristas): a veces conviven mejor y a veces saltan los tapones.
Es que no le tienen paciencia
A pesar de las especulaciones y nombres que se hacen circular, falta como mínimo un mes para que Miguel Lifschitz dé a conocer su gabinete.
Todo indica que deberá modificarse la ley de Ministerios para la creación de un Ministerio de Infraestructura que reemplazará al actual de Aguas, Servicios Públicos y Ambiente.
El gobernador electo, además de seguridad y Justicia, trabaja para identificar fuentes alternativas de financiamiento para obras.
Hay conversaciones con el agente financiero de la provincia, que se cree que “puede dar más”. Se sopesan también fondos fiduciarios, bonos y otras herramientas ya exploradas por Bonfatti pero nunca concretadas por la gravosa carga financiera que suponían para el Tesoro. “No es lo mismo tomar crédito este año que en marzo de 2016, cuando el país ya esté en otra etapa y con otras perspectivas”, se razona.
De conseguirse fuentes alternativas se espera canalizarlas a través del futuro Ministerio de Infraestructura (transporte, saneamiento, vialidad e hidráulica). De más está aclarar que esa cartera, destinada como está a un socialista de extrema confianza de Lifschitz, no entra en la negociación con la UCR.
La ley es telaraña
Es difícil imaginar qué influencias se movieron como para que un domingo a las 8 de la mañana aparecieran 150 policías en un campo de Gato Colorado, en el extremo norte provincial, para desalojar a una familia.
Con el agravante de que la familia Barberis que pretendieron expulsar está protegida por una ley de 2013, la 13334, reglamentada por el decreto 2871, que suspende “por cinco años la ejecución de sentencias, actos procesales o resoluciones administrativas, o de cualquier índole, cuyo objeto sea el desalojo o desocupación inmediata de tierras…”.
La familia Barberis hace más de una década que intenta ser expulsada por el abogado Juan Carlos Adrover. Un detalle que pocos saben pero no desconocen la jueza de Tostado Haidé Regonat que lleva la causa ni el juez Federico Nicola que se puso al frente del intento de desalojo, es que el caso de los Barberis inspiró la ley que frena los desalojos hasta 2018.
Si a pesar de todo eso los jueces ordenan semejante operativo, es evidente que en ese sector del norte hay un círculo social con influencias que alcanzan a sectores políticos, de seguridad y la Justicia en la capital provincial.
En el caso de la Policía podrá argumentarse que no hay opción ante una orden judicial. Sólo en lo formal, pero en la práctica no impide hacer las consultas pertinentes y manejar tiempos y formas con el cuidado que merecen los casos sociales.
El Ejecutivo provincial no debería demorar (quizás ya lo hizo y no trascendió) un pedido de explicaciones a los mandos policiales o tal vez a la conducción política del área, entre otras cosas porque empaña la vocación que demostró hace dos años cuando promovió la ley que salvó a campesinos sin títulos de propiedad.
Otro tanto podría hacer la cabeza del Poder Judicial (quizás ya lo hizo y no trascendió), abriendo una investigación interna que aclare qué tipo de seguridad jurídica hay en una provincia en la que 50 diputados y 19 senadores votan una ley, la promulga el Ejecutivo y al poco tiempo una jueza de primera instancia la ignora o la subordina vaya saber a qué interpretación del derecho.
Si el papa Francisco recita el Martín Fierro en la ONU, porque no traer aquí el recuerdo del gran Alfredo Zitarrosa: “Siempre oí mentar, que ante la ley era yo, igual a todo mortal. Pero hay su dificultad, en cuanto a su ejecución”. Al menos en este caso tenía razón: la ley es telaraña.