No sólo el papa Francisco visitó la Casa Blanca esta semana: el presidente chino, Xi Jinping, participó de una cumbre con Barack Obama en un momento en que los lazos y tensiones económicas entre ambos países atraviesan un momento de cambio.
Antes de iniciar su viaje, el mandatario chino dio una entrevista al diario The Wall Street Journal, en un gesto con el que buscó hablarle directamente al mundo de las finanzas, luego de la caída de la bolsa en su país.
Allí, defendió la intervención del gobierno –el rescate que hizo de algunos jugadores– en los mercados para evitar “riesgos sistémicos” y comparó la actitud de su gestión con la que tuvieron “algunos mercados maduros extranjeros” ante crisis locales.
“Cualquier barco, sin importar su envergadura, puede ocasionalmente tener una navegación inestable en alta mar”, explicó Xi, con el habitual estilo asiático.
El jefe de Estado buscó aventar la idea de que China no continuará avanzando hacia una agenda de “crecimiento más sustentable”.
“Como una flecha lanzada no tiene vuelta atrás, avanzaremos contra todos los obstáculos para lograr nuestros objetivos de reforma”, subrayó.
Además, insistió en un argumento muy utilizado por la diplomacia china: “Los datos muestran que los intereses de China y Estados Unidos están crecientemente interrelacionados”.
Si bien la agenda oficial entre Xi y Obama en la Casa Blanca estuvo fijada en torno de avances contra los ciberataques y el tema del cambio climático, el encuentro buscó dar certidumbre a la cuestión económica ante las dudas que existen en sobre China.
“Llamamos a esto la nueva normalidad de la economía china y estoy confiado en que el país pueda proveer de un crecimiento sano que fortalezca la confianza”, dijo el jefe de Estado desde los jardines de la sede gubernamental en Washington.
Y en un discurso ante compañías norteamericanas en Seattle, el mandatario aseguró que los hombres de negocios extranjeros son “bienvenidos” en su país.
También aseguró que Beijing no manipulará su moneda para impulsar las exportaciones y que apuntará a buscar competitividad por otros medios.
No todo es confianza, de todos modos, en suelo norteamericano con respecto al gigante asiático: una nota reciente en el sitio web de la revista Time indicó: “Enfrentémoslo, China maneja la política monetaria norteamericana”.
“Lo que está ocurriendo en China hoy en día ha limitado la capacidad de la Reserva Federal norteamericana de hacer lo que es correcto para la economía local”, advirtió la revista.
El sacudón en los mercados asiáticos con epicentro en China, las dudas sobre una posible caída aún mayor del crecimiento en ese país y la decisión de la Reserva Federal de postergar nuevamente la suba de tasas preocupa en términos económicos, pero también políticos al país del norte.