El papa Francisco lamentó la existencia de sistemas penitenciarios que no ayudan a la reinserción de los presos, «que no buscan curar llagas, sanar las heridas, generar nuevas oportunidades».
Lo dijo en una visita a la prisión «Curran-Fromhold», cerca de Filadelfia (EEUU), donde se dirigió a cerca de un centenar de presos, a los que dijo que es «penoso constatar» que algunos sistemas penitenciarios no trabajen a favor de su reinserción.
«Este momento en su vida -les dijo a los internos- solo puede tener una finalidad: tender la mano para volver al camino, tender la mano que ayude a la reinserción social», agregó.
Bergoglio opinó que de esa reinserción «todos formamos parte» y dijo que todos «estamos invitados a estimular, acompañar y generar». La reinserción, agregó, tiene que ser «buscada y deseada por todos: reclusos, familias, funcionarios, políticas sociales y educativas».
El Papa saludó uno por uno tras su discurso a los presos reunidos para escuchar sus palabras y ante quienes les dio las gracias por recibirles «en un momento difícil, cargado de tensiones. Un momento que sé que es doloroso no solo para ustedes, sino para sus familias y para toda la sociedad».
El pontífice les dijo: «Una sociedad, una familia que no sabe sufrir los dolores de sus hijos, que no los toma con seriedad, que los naturaliza y los asume como normales y esperables, es una sociedad que está ‘condenada’ a quedar presa de sí misma, presa de todo lo que la hace sufrir».
«He venido como pastor pero sobre todo como hermano a compartir su situación y hacerla también mía; he venido a que podamos rezar juntos y presentarle a nuestro Dios lo que nos duele, también lo que nos anima y recibir de Él la fuerza de la Resurrección».
La visita a la prisión fue el segundo acto en el que intervino el Papa en la última jornada de su viaje a Estados Unidos, que concluirá hoy con una misa con la que cerrará el VIII Encuentro Mundial de las Familias.