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El Vaticano expulsará a un sacerdote polaco que declaró ser gay

Un cura sacudió la agenda pública a horas del sínodo que tiene previsto tocar el tema de homosexualidad.

“Quiero que la Iglesia y mi comunidad sepan quién soy: un sacerdote homosexual, feliz y orgulloso de mi identidad. Estoy preparado para pagar las consecuencias, pero es momento de que la Iglesia abra los ojos y comprenda que la solución que propone, la abstinencia total de la vida del amor, es inhumana”, defendió ayer el prelado polaco Krzysztof Charamsa (ver aparte) en el Il Corriere della Sera, el diario de mayor tirada en Italia, en la víspera del sínodo en que se revisará la posición de la Iglesia ante la homosexualidad y otros polémicos temas familiares. Poco después, desde el Vaticano. informaron que se sancionará al cura.

El portavoz de la Santa Sede Federico Lombardi informó: “Cabe señalar que –a pesar del respeto que merecen los hechos y circunstancias personales y las reflexiones sobre ellos– la elección de declarar algo tan clamoroso en la víspera de la apertura de Sínodo resulta muy grave e irresponsable”.

Se va “a someter la asamblea sinodal a una presión mediática injustificada”, argumentó el vocero de la Santa Sede en referencia al encuentro de obispos que comenzará hoy y en el que se discutirán temas como el matrimonio, las parejas de hecho y la adopción, entre otros.

Pero la presión había comenzado ya hace varios días atrás cuando se filtró que el papa Francisco había recibido a Kim Davis,  funcionaria estadounidense de Kentucky, encarcelada por negarse a cumplir el fallo que legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Anteayer, el Vaticano tuvo que salir a despegarse de la funcionaria discriminadora y de forma oficial desmintió en un comunicado un apoyo de Francisco a esa posición.

Al mismo tiempo, y en sentido contrario, salió a la luz que durante su gira a Estados Unidos el papa Francisco se reunió con un viejo amigo gay y su pareja en Washington.

Se trata de Yayo Grassi, un exalumno argentino a quien Francisco ya había visto otras veces en el pasado y a quien le había pedido que le presentara a su madre y a algunos amigos.

Tema que divide al clero

El papa Francisco abrirá hoy un segundo sínodo sobre la familia donde se debatirá la cuestión de la homosexualidad. El tema divide profundamente a la Iglesia católica, algunos la consideran como “un trastorno” que hay que combatir, mientras otros creen que es una realidad que hay que tener en cuenta.

Sobre esta cuestión, “la Iglesia lleva retraso respecto a los conocimientos que alcanzó la humanidad”, opinó Charamsa, que aseguró que “no se puede esperar otros 50 años”.

El cura polaco confesó que siempre se sintió homosexual pero que, al principio, no lo aceptaba y repetía lo que la Iglesia le imponía, “el principio según el cual  la homosexualidad no existe”.

Los debates empiezan hoy en la sala mayor de la basílica de San Pedro y las posturas están distanciadas.

“Pido perdón por todos estos años que sufrí en silencio”

Krzysztof Charamsa, el religioso polaco que hizo pública su homo-sexualidad, tiene 43 años y es oficial en la Congregación para la Doctrina de la Fe. Era secretario de una comisión teológica internacional en el seno de esa congregación, un organismo dependiente del Vaticano que se encarga de vigilar el respeto del dogma católico. “No podrá seguir en ese organismo tras declarar públicamente su homosexualidad”, reveló Lombardi, el portavoz de la Santa Sede.

El Vaticano precisó que los superiores jerárquicos de su diócesis deberán decidir si conserva su estatuto de cura, algo que se antoja poco probable, después de que Charamsa reconociera que tiene pareja.

El hombre que provocó todo ese revuelo apareció luego ante la prensa en un restaurante de Roma, con una actitud serena. “Salgo del closet y estoy feliz”, declaró Charamsa, sonriente, junto a su pareja.

“Quiero decirle a mi Iglesia que rechazo y denuncio la exasperante homofobia ambiental. Abre los ojos al sufrimiento de las personas homosexuales, a su deseo de amor”, declaró, vestido con su sotana.

Su pareja, un catalán llamado Eduardo, lo abrazó después de estas declaraciones y dijo sentirse “orgulloso de él”.

Charamsa, visiblemente conmovido, leyó luego un “manifiesto de liberación” en 10 puntos contra “la homofobia institucionalizada de la Iglesia” y anunció que está escribiendo un libro.

“Pido perdón por todos esos años en los que sufrí en silencio ante la paranoia, la homofobia, el odio y el rechazo a los homosexuales, que viví en el seno de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que es el corazón de la homofobia en la Iglesia”, afirmó.

“Sé que tendré que renunciar a mi ministerio, aunque es toda mi vida”, declaró. “Sé que la Iglesia me verá como alguien que no supo cumplir con su deber (de castidad), que se extravió y, por si fuera poco, no con una mujer, ¡sino con un hombre!”, añadió.