Sólo saben que habrá unidad el año que viene y confían en un gobierno de signo peronista, pero con apenas esos datos los gremios de la CGT ya se entregaron a la danza de candidatos para encabezar una nueva estructura de la central obrera, tras la previsible fusión entre oficialistas y opositores. La única certeza en esa tómbola, hasta ahora, es que ni Antonio Caló ni Hugo Moyano quedarán al frente del futuro esquema.
El jueves de la semana pasada los grupos involucrados en la reunificación acordaron pausar las gestiones hasta después de las elecciones. Lo hicieron en una reunión en la sede del gremio de los constructores (Uocra). Estuvo el anfitrión, Gerardo Martínez, junto con los también denominados “independientes” José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) y Andrés Rodríguez (estatales, UPCN), y los “gordos” Armando Cavalieri (Comercio) y Carlos West Ocampo (Sanidad), con delegados de Moyano como Omar Plaini (canillitas).
Aunque en la constante medición de fuerzas entre los sectores los involucrados en la unidad se saben poseedores de una mayoría amplia de eventuales congresales para el futuro debate de la unidad, el mismo día quedó constituido un grupo rival con menos peso pero acaso igual visibilidad ante la opinión pública: se trata de los gremios que, como informó este diario, acordaron rodear a Caló frente a las denuncias judiciales en su contra y apoyarlo como su principal referente.
En un encuentro realizado en un polideportivo de Ituzaingó, se mostraron junto al metalúrgico el líder de los mecánicos del Smata, Ricardo Pignanelli, Guillermo Moser (Luz y Fuerza), Sergio Sasia (Unión Ferroviaria), Omar Viviani (taxistas), Osvaldo Iadarola (telefónicos) y Sergio Romero (docentes), entre otros. Con esa foto, el sector mostró que incluso en inferioridad numérica cuenta de su lado con gremios ineludibles de la industria como la UOM y Smata, ex miembros de los “gordos” como Luz y Fuerza y Unión Ferroviaria, y sindicatos del transporte como los pilotos de Apla y los taxistas.
Un tercer sector se mantiene, desde hace meses, en un delicado equilibrio respecto de los otros y, a diferencia de sus pares, sin un alineamiento abierto respecto de la candidatura de Daniel Scioli. Son los gremios que integran la Confederación de Trabajadores del Transporte (Catt), que agrupa a los colectiveros de UTA y a los ferroviarios de La Fraternidad (ambos formalmente en la CGT oficialista) y a organizaciones alineadas con Moyano como portuarios y aeronavegantes. Ya sin peso en la medición de congresales, desde ese espacio se reclama protagonismo en la futura CGT con un solo argumento: ser los gremios que garantizaron la contundencia de los últimos paros generales.
Entre los “unionistas” del primer sector apuntalan como futuro jefe de la central al portuario Juan Carlos Schmid, mano derecha de Moyano, pero considerado un intelectual de valía. Sus detractores recuerdan que su gremio es minúsculo y sin obra social. Entre los sostenedores de Caló, más cautos al hablar de fusiones, preparan sin embargo a dos postulantes: uno es Moser, el dirigente de Mercedes que tras la muerte de Oscar Lescano logró quebrar la línea histórica de sucesión en Luz y Fuerza, y a Alberto Roberti, el petrolero que hoy es candidato del Frente Renovador, pero cuyas visibles diferencias con el equipo de Sergio Massa hacen previsible un pase a mediano plazo a las filas de Scioli.
Los transportistas, por su lado, impulsan a Maturano por destacar el rol clave de los trenes en una huelga, aunque eventualmente apoyarían a Schmid en caso de obtener garantías de protagonismo central en un esquema de unidad. Las especulaciones, sin embargo, prometen crecer y diversificarse en los próximos meses.