Un millón de chicos, de entre 6 y 17 años, sufren bullying en clase o bien por las redes sociales cuando están lejos del aula, denunció una ONG especializada en el estudio de esta problemática social. Tras la muerte por aparente suicidio de Milton Amaya, un niño pampeano de 9 años que era víctima de acoso escolar, la ONG Bullying Sin Fronteras denunció que según un sondeo llevado a cabo por la entidad en escuelas de Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Mendoza, Neuquén, Tucumán, Misiones, Formosa, Chubut, Santiago del Estero y Entre Ríos al menos uno de cada diez chicos de los niveles primario y secundario admite que sufre a diario acoso escolar por parte de sus compañeros.
«Si consideramos que Argentina tiene una población estudiantil en estos dos niveles de poco más de 10 millones de alumnos, la estadística muestra la escalofriante cifra de un millón de chicos, de entre 6 y 17 años, que sufre el flagelo cotidiano del bullying», destacó el titular de la asociación, Javier Miglino.
«Este 2015 ha sido especialmente cruento en relación al bullying ya que en el mes de mayo otro joven de apellido Rodríguez se suicidó en un colegio del barrio porteño de Núñez y en abril fue asesinado por sus propios compañeros Facundo Rodríguez, en la localidad salteña de General Mosconi», agregó.
«Sin olvidar que el año pasado ocurrió el asesinato de Naira Cofreces en la ciudad bonaerense de Junín. Este último caso dio prácticamente la vuelta al mundo», dijo Miglino.
En este sentido, el también abogado sostuvo que «en un relevamiento hecho por Bullying Sin Fronteras entre el 15 de marzo y el 6 octubre de 2015, uno de cada 10 alumnos primarios y secundarios reconoció que es hostigado a diario en el colegio».
Las víctimas denuncian ser golpeadas por sus compañeros u hostigados psicológicamente con burlas y amenazas; también aislados del entorno social del grado o división, discriminados por su nivel económico («chetos») o por su belleza física (sobre todo en las chicas).
Las consecuencias para los afectados son abandono de la clase, decaimiento emocional, descenso del nivel educativo y de aprendizaje, furia con las redes sociales (por causa del ciberbullying en Twitter, Facebook, WhatsApp e Instagram), crisis de llanto y miedo a la oscuridad o tendencias suicidas.
El estudio determinó que un 10 por ciento de los estudiantes secundarios de todo el país admite que es objeto de «bullying» o acoso escolar en el establecimiento en el que estudian.
Los chicos saben de qué se trata porque se sintieron familiarizados con la definición que se les ofreció. En este marco, el dirigente remarcó que «a partir de esta conclusión, estamos invitando a los padres a participar de nuestros debates, toda vez que son sus chicos los que están expuestos a factores de riesgo que llevan al acoso escolar, ya sea como acosadores o como víctimas y desde las autoridades escolares notamos que es muy poco lo que se está haciendo», indicó Miglino.
El bullying es una conducta de hostigamiento o persecución física o psicológica permanente que realiza un alumno contra otro, o un grupo de chicos contra un individuo solo.
Este es quien es elegido como blanco de repetidos ataques, conllevando serias consecuencias personales para las víctimas que pueden llegar incluso a la muerte por homicidio o suicidio. Pero afectando gravemente también en su sociabilidad a los agresores. «Es decir el bullying en última instancia lastima a todos», argumentó Miglino.