Mario Ledesma está delante de un momento crucial en su vida. Va a pasar un domingo extraño cuando por primera vez deba enfrentar a Los Pumas en un partido decisivo, de esos que hacen historia. En el caso de Argentina, de ganar el seleccionado jugaría la primera final de su vida, los Wallabies, en cambio, la tercera (ganaron en 1991 y 1999, ambas en el Reino Unido y perdieron en 2003, en Australia).
Se puede decir que los aussies nunca perdieron una semifinal en Inglaterra y son Los Pumas lo que tienen por delante la posibilidad de romper esa estadística. Ledesma va a buscar cómo doblegar al scrum albiceleste y él conoce (ya lo ha demostrado en el último partido que ambos seleccionados jugaron en Mendoza en julio pasado) cómo hacerlos porque los protagonistas van a ser casi los mismos.
Están a la espera de la recuperación de Scott Sio, que ha sido uno de los emblemas del scrum australiano en esta copa del mundo.
Ledesma, en su fuero interior, debe tener muchas preguntas pero lo que es seguro es que el domingo es el único argentino que va a festejar (un poco más o un poco menos) pase lo que pase.