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Coudet: “Nos sacaron la final, no la perdimos”

El vergonzoso arbitraje de Diego Ceballos generó la bronca del Chacho, que explotó tras la derrota.

“Nos sacaron la final, no la perdimos”, las palabras de Eduardo Coudet en caliente fueron un claro reflejo de una noche donde Central perdió el título a partir de algunos fallos arbitrales que lo perjudicaron claramente.

Es que el arbitraje de Diego Ceballos fue determinante en el resultado a partir de la jugada del penal de Ferrari a Gino Peruzzi que fue claramente fuera del área y el árbitro sancionó adentro.

Error claro del juez internacional, que estaba muy cerca de la jugada, pero así y todo vio adentro del área el agarrón de Ferrari, cuando en realidad fue un metro afuera.

No era la noche de Ceballos. Intentó encaminar el partido a partir de las amarillas a Pérez, Melli, Larrondo (por simular) y Musto, pero perdió el control a los 37 minutos de la primera parte cuando anuló un gol a Marco Ruben por una ajustada posición adelantada de Larrondo.

Tras un buen centro de Franco Cervi, conectó Ruben de cabeza anticipándose a todos para mandar la pelota a la red, pero el asistente Marcelo Aumente marcó una mínima posición de adelanto de Larrondo, quien al disputar el balón interfirió en la acción.

La acción fue ‘finita’ y Aumente acertó, pero a partir de allí el partido se le fue de las manos a Ceballos.

Obviamente las protestas de los jugadores canallas fueron inmediatas y Eduardo Coudet, que ya había sido advertido, se fue expulsado por insultar al árbitro y debió ver el resto del partido desde un palco.

Y si el partido era cuesta arriba para Ceballos, a los 8 minutos del complemento se le hizo irremontable a partir de un cobro de un penal inexistente a Peruzzi.

Lo más preocupante de Ceballos es que estaba cerca de la jugada, cuando Ferrari tomó a Peruzzi de la camiseta fuera del área y lo soltó un metro antes de ingresar.

Y para coronar una noche para el horror, Ceballos y el propio aumente convalidaron una posición de Chávez muy ajustada en el segundo gol de Boca, donde el delantero parecía estar apenas adelantado, como Larrondo en el gol anulado a Ruben.

Y así, el Canalla se vio perjudicado en una final que tanto esperó. Y Coudet no aguantó la injusticia y entró al campo de juego y al finalizar el partido fue en busca del árbitro, con evidente enojo, y sin poder soportar lo sucedido. Incluso algunos ayudantes tuvieron que contenerlo para que la situación no pase a mayores.

Un dato que no debería pasar inadvertido es que la designación de Ceballos no fue por sorteo, ya que el juez fue propuesto por ambos clubes para dirigir esta final a partir de los buenos números estadísticos que el árbitro tenía con ambos equipos en la previa.

Y a la distancia tampoco deberían quedar en la nada las declaraciones de Coudet en Salta, cuando cuestionó a la AFA y dijo “si tiene que ganar Boca que nos avisen”.

A dar vuelta la página

Masticando bronca y lleno de impotencia, el plantel Canalla abandonó inmediatamente el Mario Alberto Kempes para abordar el vuelo charter que lo trajo de vuelta a Rosario, donde a partir de hoy el entrenador comenzará a diagramar el último compromiso de la temporada, nada menos que ante Boca y en el Gigante.

El partido, correspondiente a la 30ª fecha del campeonato Julio Humberto Grondona, se disputará el domingo a las 18.15 y con el arbitraje de Mauro Vigliano, al mismo horario que Atlético Rafaela vs. San Lorenzo y Tigre vs. Racing, donde se definirá quién será el escolta del campeón Boca.

Desde el Kempes

Villagra, lesionado. El marcador lateral izquierdo Cristian Villagra jugó apenas 45 minutos. El Kity llegó con lo justo debido al esguince en el tobillo izquierdo que sufrió a principios de octubre. Al defensor no se lo vio cómodo y en el entretiempo se quedó en el vestuario. Así, el que ingresó fue Paulo Ferrari.

Mucha reventa. Desde dos horas antes de que se abrieran las puertas del estadio, en el sector donde se estaban ubicando los hinchas de Boca se pudo ver el negocio de la reventa de entradas. Hubo varias personas que a medida que se acercaban hacia la puerta ofrecían entradas, mayoría de ellas plateas. De acuerdo lo que pudo observa El Hincha, las mismas iban subiendo de precio a medida que se acercaba la hora. A las 18, los revendedores pedían 2.000 pesos por cada tickets.

Al final hubo Internet. Apenas habilitado el sector de cabinas y pupitres se instalaron un grupo de operadores técnicos que fueron los encargados de brindar Internet. Lo que llamó la atención fue que el servicio se realizó a través de un cable que ellos mismos proveían y nada de Wifi. A los que no les gustó nada fue a los colegas que tenían celular, ya que al no haber señal de Internet no podían ingresar al servicio. Y bueno, todo no se puede…

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