La final de la Copa Argentina se vivió desde muy temprano en la ciudad de Córdoba. Y una de las curiosidades, por cómo está el fútbol argentino en cuanto a la veda de los hinchas visitantes, fue la convivencia que tuvieron los hinchas de Rosario Central y Boca.
Durante muchas horas los simpatizantes de ambos equipos recorrieron y coincidieron en las calles del centro de la ciudad. Uno de los mayores puntos de contacto fue el que se dio en el shopping Patio Olmos. Allí canallas y xeneizes coincidieron a la hora del almuerzo.
Los primeros hinchas llegaron al local comercial apenas pasado el mediodía. Y se ubicaron de manera estratégica en el patio de comidas para compartir anécdotas del viaje y opinar sobre lo que iba a pasar más tarde en el estadio Mario Alberto Kempes.
Alrededor de las 14 ya no había lugar para nadie. En ese momento varios de los que ya habían terminado de almorzar se dieron cuenta de que si bien los colores de la indumentaria de la gran mayoría eran los mismos, azul y amarillo, no eran de los mismos clubes. Ahí comenzó a jugarse de alguna manera el partido.
Los canallas fueron los primeros en hacerse sentir. De a poco comenzaron a entonar el “Vamos lacadé queremos la Copa…”. Los xeneizes no se quedaron atrás y respondieron con el “Dale campeón”, en alusión a la reciente obtención del campeonato local.
Luego siguieron algunos cantos más. Y cuando la cosa iba derecho a la ofensa, todos decidieron parar y seguir en lo que estaban haciendo. Sorpresivamente, primó la cordura.
Claro está que la convivencia de hinchas de los dos equipos no solamente se dio en el local comercial. El mismo escenario se dio en la peatonal y en varios sectores. Y salvo algunos insultos, aislados por cierto, nada pasó a mayores.
Puntualidad
Las puertas del estadio Mario Alberto Kempes se abrieron minutos después de las 17, tal como habían anunciado los organismos de seguridad de Córdoba.
Los hinchas de Central ingresaron por el sector norte de manera ordenada y rápida. Muchos estaban haciendo la cola desde muy temprano para poder entrar y ubicarse debajo del techo que cubre casi toda la platea. La requisa por parte de los efectivos policiales fue exhaustiva y no hubo inconvenientes.
Del otro lado, por el sur, llegaron los simpatizantes xeneizes, que también merodeaban por los alrededores del estadio desde muy temprano y fueron estacionando sus autos en el playón destinado para ello.
La previa del encuentro tuvo como protagonista excluyente a la lluvia. Desde el martes a noche no paró de caer agua hasta ayer a las 18. Así, la gran cantidad de agua caída en La Docta hizo que el piso del Kempes mostró algunas secuelas. Es que según le explicaron a este diario los encargados del estadio cordobés, el drenaje del campo de juego fue reacondicionado antes de que Córdoba sea sede de la última Copa América que se jugó en Argentina.
El colorido del estadio fue impresionante y en la cancha se vivió una verdadera final. Ambas hinchadas se hicieron sentir en todo momento con cánticos y protestas, lógicamente. Pero el marco estuvo a la altura de las expectativas. De eso no hay ninguna duda.