La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, aseguró ayer que las favelas, habitadas por 12 millones de personas, “cambiaron” y que sus vecinos “no tienen intención de dejar el lugar donde viven, ya que tienen orgullo de él”.
“Las favelas reúnen a cerca de 12 millones de habitantes, el equivalente al 6 por ciento de la población brasileña, y la mayoría absoluta de sus vecinos dicen estar felices”, aseguró la mandataria. “Brasil cambió y las favelas también cambiaron” y sus vecinos “no tienen intención de dejar el lugar donde moran pues tienen orgullo de él”, señaló Rousseff.
La presidenta sostuvo que pese a los problemas que las afectan, las favelas “han progresado junto con los cambios observados en Brasil en los últimos años debido a las políticas de promoción social”.
“Hoy las favelas ya no son tenidas como una realidad surgida de la mala distribución de la renta en Brasil, porque en los últimos diez años se duplicó el número de vecinos pertenecientes a la clase media”, aseguró.
La mandataria brasileña lo dijo en un mensaje con motivo del Día Internacional de las Favelas, instituido por la Central Única de Favelas, entidad que dirige el productor cultural Celso Athayde.
Sospecha de corrupción
El presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha uno de los principales opositores a Dilma Rousseff, admitió tener dinero en Suiza, que según la Procuraduría puede ser producto de la corrupción en Petrobras. Cunha reconoció en conversaciones informales que depósito dinero en cuentas suizas hasta hace un mes secretas. El martes pasado el Consejo de Etica de Diputados abrió un proceso contra Cunha porque declaró en el Congreso, bajo juramento, no poseer dinero depositado en el exterior, con lo cual habría violado el decoro parlamentario. Algunos analistas consideran que la situación de Cunha es complicada y esto, consecuentemente, debilitaría el plan para sustanciar el juicio político contra Dilma.