La tarde del 29 de diciembre de 1973, cuatro días después de Navidad y a menos de dos días del cambio de año, un incendio de proporciones en la tienda La Buena Vista, ubicada en Urquiza y Cafferata, puso primero en alerta a un barrio y terminó conmocionando a toda la ciudad cuando trascendió que dos bomberos habían muerto intentando sofocar las llamas. Eran Sinecio Farías y Jacobo Cuevas, quienes fallecieron como consecuencia del humo y el fuego.
Si bien las consecuencias de lo ocurrido mantuvieron sus nombres vigentes durante un tiempo, poco a poco comenzaron a ser olvidados hasta desvancerse de la conciencia colectiva, viviendo solamente en la memoria de sus familiares y amigos más cercanos.
Ahora, casi 42 años después, el Concejo Municipal los declarará personas distinguidas de la ciudad post mortem en un aporte para reflotar su memoria y rescatarlos del olvido. Concurrirá la esposa de uno de ellos, quien actualmente tiene 91 años.
El presidente del Círculo de Ex Bomberos Zapadores de la provincia de Santa Fe, José Darío González, contó a este diario que la distinción a estos dos “héroes” le provoca “sentimientos encontrados”. “Por un lado alegría porque finalmente se los reconoce; y por el otro, tristeza por la cantidad de años que pasaron. Igualmente significa el rescate de valores que muchas veces se han ido perdiendo”, remarca.
En el momento de la tragedia Farías era comisario del destacamento y Cuevas cuarto oficial auxiliar. “Terminan siendo las víctimas porque cuando hay un incendio los primeros que ingresan son los de mayor jerarquía, porque suelen ser los de mayor experiencia. El hecho ocurrió en Urquiza y Cafferata en La Buena Vista, que era una tienda muy popular, una mezcla de Falavella con la Esquina de la Oportunidad”, destacó González.
Las llamas avanzaron implacables devorando todo a su paso en la emblemática tienda cuando en un determinado momento cedió un pedazo de mampostería del techo, lo que hizo que la situación pasara a ser crítica. “Cuevas fallece en el lugar, el incendio se originó cerca de las 16.30, y Farías termina siendo trasladado hasta lo que era en ese momento el Hospital Central y termina falleciendo pasadas las 21 de ese mismo día. Fue algo muy triste”, agregó.
“El hecho marcó un mojón en la historia de los bomberos de la ciudad ya que en ese momento había muy poca cantidad de Zapadores, había pocas herramientas, y a partir de lo ocurrido se volvieron a discutir las necesidades de los bomberos”, destacó.
El acto homenaje se llevará a cabo el próximo 25 de noviembre en la Agrupación de Bomberos Zapadores, en Córdoba 2833, y tendrá la presencia del concejal Carlos Cossia, quien propuso la reivindicación, y de Remigia, viuda de Farías.
El titular del Círculo de Ex Bomberos Zapadores contó que cuando ubicaron a Remigia, desde el otro lado del teléfono, confirmó su presencia respondiendo: “Tengo 91 años y puedo caminar”. “Realmente mostró una gran fortaleza. Lo que intentamos es que este homenaje sirva para el recuerdo de estos dos héroes, para que nunca se olvide que perdieron su vida para resguardar la de otros. Esperamos que esto sirva como un norte ante la falta, muchas veces, de ideales, ante la falta de referentes de la sociedad, inclusive para nuestros propios bomberos. Estas dos personas son un ejemplo y el olvido sería un acto muy grande de injusticia”, señaló.
Por último, Cossia dijo que haber logrado el reconocimiento de Farías y Cuevas era una “inmensa felicidad”. “Fueron dos héroes que lucharon incansablemente por salvar vidas hasta dejarlo todo. Hoy estos bomberos merecen el reconocimiento de toda la comunidad ya que ofrendaron su vida en el cumplimiento de su deber”, concluyó.
Desde 1945
La Agrupación Bomberos Zapadores se creó el 21 de mayo de 1945 y no solamente se encarga de controlar incendios sino que también realiza tareas de prevención y capacitación en los establecimientos educativos y en empresas locales. Desde la oficina de Asesoramientos Técnicos se trabaja en coordinación con la Secretaría de Medio Ambiente de la Municipalidad, relevándose más de 300 empresas de la ciudad para reconocer los materiales y los puntos de riesgo con que cuenta cada una, a fin de lograr una efectiva actuación ante una posible contingencia.