Juan Pablo Escobar o Sebastián Marroquín, el hijo mayor del ex capo del cartel de Medellín asesinado por las fuerzas de seguridad colombianas en 1993, cuestionó las series televisivas “El patrón del mal” y “Narcos” por “glamourizar la actividad del narcotráfico” y ocultar la complicidad tanto de la policía local como de la DEA para el establecimiento y crecimiento de este tipo de actividades en los ’80.
“Yo ahora me dedico a hacer conscientes a los jóvenes de mi saga familiar para que no la repitan y de que aquellas historias que les cuentan en las series de televisión no son ciertas, porque lo único que han hecho es glamourizar una actividad que tan enormes y tristes consecuencias trae para uno, para su libertad”, aseguró en una entrevista con Télam en la localidad brasileña de Sao Bento de Sapucaí, localidad serrana ubicada 180 kilómetros al noreste de San Pablo, donde viajó para ofrecer una conferencia en el marco del Sorriso do Bem 2015, el mayor encuentro de voluntariado odontológico del mundo que es organizado cada año por la ONG brasileña Turma do Bem para capacitar, homenajear y animar a 400 coordinadores de su programa “Dentistas del bien”, presente en 14 países.
“Han creado una moda, han descubierto que es un gran negocio vender mentiras y violencia”, agregó, al hacer referencia a la miniserie “Patrón del Mal” (producida por la Cadena Caracol y emitida por primera vez en 2012) y a “Narcos” (estrenada el 28 de junio pasado y actualmente disponible en Netflix).
“El Patrón del mal es la versión del gobierno colombiano, que nos quiere hacer creer que la policía que teníamos en los ’80 era como la guardia suiza. Y Narcos es una versión rosa de la DEA donde omiten que ésta le cobraba a mi padre para permitirle ingresar kilos al aeropuerto de Miami”, afirmó quien tenía 16 años cuando el mayor capo narco de todos los tiempos fue asesinado.
Radicado desde hace 20 años en Buenos Aires, Marroquín recordó que “cuando más riqueza empezábamos a tener, más pobres empezábamos a sentirnos, porque no teníamos libertad”.
“Mientras las series de TV muestran al narcotraficante como un ser todopoderoso que no sufre, yo estoy aquí para recordarles que eso no se parece a la realidad tan cruda y tan violencia que yo viví”, señaló.
En ese sentido, apuntó que su familia tenía “muchos automóviles, motos, aviones, helicópteros y casas pero no podíamos usar nada”, y que el narcotráfico luego les «quitó todo, hasta nuestra propia libertad y la vida de seres muy queridos”.
“En un momento teníamos millones de dólares tirados en el piso con los que podíamos comprar todos los supermercados de la zona, pero no teníamos libertad para ir a la esquina a comprar una libra de arroz”, dijo.