El líder del PRO, Mauricio Macri, competirá por primera vez por la Presidencia de la Nación, el mayor desafío de una trayectoria política que lo llevó primero a Boca Juniors y luego al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
El candidato a presidente por Cambiemos logró enhebrar junto con sus aliados de la UCR, la Coalición Cívica y Fe, el primer frente electoral no peronista con posibilidades reales de disputar el poder a nivel nacional desde 1999, al participar en el balotaje presidencial con el Frente para la Victoria y al haber ganado tres provincias, entre ellas la de Buenos Aires.
La coalición comenzó a gestarse en enero pasado y tuvo su sello definitivo en junio sobre el cierre de listas, y tras las dudas iniciales por el destino y su conducción, logró el rédito electoral de entrar al balotaje y del batacazo histórico en la provincia de Buenos Aires.
Nacido en Tandil el 8 de febrero de 1959, el candidato presidencial de Cambiemos cursó la primaria y la secundaria en el Colegio Cardenal Newman, donde conoció a Nicolás Caputo, su consejero de máxima confianza hasta el día de hoy.
Se recibió de Ingeniero Civil en la Universidad Católica Argentina y en 1984 se incorporó a Socma, la compañía de su padre, Franco Macri.
En 1991 fue secuestrado y durante 12 días permaneció en cautiverio hasta que fue liberado tras el pago de seis millones de dólares, aunque el episodio le dejó traumas que tiempo después tratarían de corregir sus asesores políticos.
El consultor estrella del PRO, Jaime Durán Barba, suele contar que cuando conoció a Macri, en 2005, notó que tenía el reflejo de tomar una leve distancia de las personas que se le acercaban durante las recorridas de campaña y que eso, a su criterio, era una secuela del secuestro que debió subsanar.
Macri es padre de cuatro hijos y está casado desde el 16 de noviembre de 2010 con la empresaria Juliana Awada con quien tuvo a su hija más chica, Antonia, que según él lo llevó a descubrir una nueva forma de paternidad a los 50 años.
Su trayectoria política comenzó en el club Boca Juniors, del cual fue presidente a partir de 1995 y dejó en 2007, con el pergamino de haber gestionado el período más exitoso del club en lo futbolístico.
Macri todavía usaba traje y corbata, lucía bigote y hablaba con el tono nasal y poco entendible asociado siempre a las clases acomodadas cuando, en 2003, fundó el partido Compromiso para el Cambio, hijo de la crisis institucional y política que derivó del caos de 2001.
Con su espacio político recién creado, el ex presidente de Boca se postuló como candidato a jefe de Gobierno porteño y enfrentó al oficialista Aníbal Ibarra, a quien le ganó la primera vuelta por una diferencia de cuatro puntos, pero perdió en el balotaje por 53 a 46.
En 2005 se asoció al ex ministro de Economía Ricardo López Murphy, con quien creó la alianza Propuesta Republicana, a la que el publicista Ernesto Savaglio recortó el nombre para sintetizar en PRO.
En 2007 volvió a postularse para jefe de Gobierno y comenzó entonces la transformación que incluyó hasta el apellido: los propios empezaron a llamarlo simplemente “Mauricio” para evitar la carga negativa asociada a su padre empresario, aunque el entonces presidente Néstor Kirchner se encargaba de recordar por entonces que “Mauricio es Macri”.
Una vez que asumió en la Ciudad, se afeitó su clásico bigote (por recomendación de Durán Barba), empezó a quitarle formalidad a su vestuario, dejando la corbata de lado y a corregir con la ayuda de la fonoaudiología su dicción, para hacerlo más entendible.
El líder del PRO fue reelecto en 2011, luego de amagar hasta último momento con lanzarse hacia la Presidencia, pero desde ese entonces el PRO trabajó para convertirlo en candidato a la Casa Rosada.
Luego de las elecciones primarias, Macri ensayó un giro en su discurso al prometer que mantendría muchas de las cosas hechas durante los 12 años de kirchnerismo y a las que su partido se había opuesto.
Tras matizar ese discurso (que le valió las burlas de kirchneristas y opositores por igual), mostró otro cambio: pasó de rechazar al peronismo a inaugurar un monumento de Juan Domingo Perón y pedir el voto de los peronistas.
Los actos con música, globos de colores y baile se convirtieron en su sello personal ante cada triunfo en las urnas, lo que espera poder repetir hoy para convertirse en el próximo presidente de los argentinos.
Gabriela Michetti, la rebelde que siempre está
La candidata a vicepresidenta por Cambiemos, Gabriela Michetti, llega al balotaje presidencial en un año bisagra en su carrera política tras forzar en la Ciudad de Buenos Aires unas elecciones primarias por primera vez en el PRO, al rechazar el pedido de Mauricio Macri de ser su compañera de fórmula, rol que luego terminó asumiendo pese a la derrota ante Horacio Rodríguez Larreta, gracias al favor de las encuestas.
Oriunda de Laprida –pequeña localidad del sur de la provincia de Buenos Aires–, la actual presidenta del bloque de senadores del PRO obtuvo su banca en los comicios parlamentarios de 2013, tras cumplir su período como diputada nacional 2009-2013. Para encabezar la lista de diputados nacionales del PRO debió renunciar a la vicejefatura del gobierno porteño, algo que la alejó de la órbita de la gestión y, por ende, la debilitó en la carrera para suceder a Macri.
En 2007, Macri buscaba competir por segunda vez por la jefatura del gobierno de la Ciudad tras la derrota en 2003, y en el intento de suavizar su perfil eligió como compañera de fórmula a Michetti, quien ejercía como legisladora porteña desde 2003, siendo la jefa del bloque de Compromiso para el Cambio (la marca electoral que antecedió a PRO).
Varios años después, ocurriría algo similar: a pesar de los desencuentros con Macri de comienzo del año –el presidenciable decidió apoyar públicamente a Rodríguez Larreta en la carrera para sucederlo–, el líder del partido la elegiría como compañera de fórmula presidencial, basado en los números favorables de Michetti entre el electorado, especialmente en aquel que le solía ser más esquivo a Macri, en el interior.