Gustavo Zignago será desde esta semana el nuevo secretario del Control y Convivencia Ciudadana del municipio. El funcionario tendrá bajo su órbita, entre otras áreas, a la dirección de Control Urbano, la Guardia Urbana Municipal, Tránsito y la Inspección de Comercios e Industrias.
Zignago volverá así a un lugar que conoce, ya que hasta el año pasado fue subsecretario de la repartición que conduce Pablo Seghezzo, quién a su vez desde el jueves pasará a ser el director de Vialidad Provincial. Por entonces, el funcionario había dejado el cargo para situarse como representante del Ministerio de Seguridad santafesino en el nodo que tiene como cabecera a Rosario.
En una larga charla con este medio, el especialista trazó los objetivos de su gestión y entregó algunas particulares definiciones sobre la situación social y los índices estadísticos delictivos y de violencia que atraviesan a la ciudad.
—¿Cuáles serán los ejes de su gestión desde esta semana?
—Vengo a ocupar con responsabilidad un área sensible y que ha tenido una exposición y una referencia importante en la ciudad. Hace dos años atrás inicie con Seghezzo la creación del área como subsecretario. Fui convocado por la intendenta a sumarme a partir de la decisión política del Ejecutivo. En aquel momento formé parte de la estrategia de ejecución de la Secretaría. Con lo cual no me resulta lejano ni una novedad tener que llevar adelante la gestión.
—Durante éste tiempo se ha puesto mucho el foco en el control del tránsito ¿Observan que ese trabajo ha dado los resultados esperados?
—Lo que tiene que ver con los controles en la vía pública de vehículos suele tener una primera lectura que va asociada a la sanción. Pero en realidad la noticia hoy dejó de ser el control y es un muy bueno poder decir que tenemos dos accidentados menos por día en los hospitales de emergencia a causa de los siniestros viales. Disminuyeron la frecuencia y la gravedad. Hay que seguir generando una cultura ciudadana basada en la legalidad y de que en Rosario no puede ser lo mismo cumplir la norma o no. Esto tiene que ver con poder hacer un espacio público más habitable, democrático y pacífico. Todavía tenemos mucho por dar, por generar la corresponsabilidad social relacionada a esta cultura.
—Producto del mayor control se ha incrementado notoriamente la cantidad de vehículos que mes a mes se envían al corralón ¿La idea es profundizar eso?
—Algún día la noticia deberá dejar de ser el número de remisiones. Para que veamos este fenómeno en la calle y que hubo avances es necesario pararse en una esquina y ver cuántos conductores de motos pasan con casco y cuantos no. Este es un cambio cultural que se ha dado en la ciudad. Pero tenemos que ir por más. Hay que proponerse otro tipo de desafíos. Tenemos que controlar el fenómeno de la doble fila. De tapar con el auto una rampa para discapacitados. La cuidad tiene que incorporar éstos hábitos para la convivencia. Estas cuestiones se construyen día a día y son procesos largos. Nosotros visitamos otros países y vemos que la senda peatonal no se pisa. Eso se ve en países vecinos. Bueno, en Rosario tampoco debería pisarse la senda peatonal.
—¿Está previsto algún anuncio en torno a incrementar la cantidad de agentes de las distintas áreas en la calle?
—Las áreas de control tienen una demanda constantes de recursos. Ahora necesitamos incorporar tecnología para hacer más eficiente los controles. Así que en una primera etapa vamos a centrar el esfuerzo en generar recursos materiales. En términos presupuestarios en el primer semestre esa será la prioridad. Y luego vamos a continuar las políticas de incorporación de personal de forma racional. Hemos tenido concursos de acceso que permitieron que se incorporaran últimamente 100 agentes, divididos entre Tránsito y la Guardia Urbana. Estos procesos van a continuara porque la demanda de control es creciente.
—¿A qué elementos tecnológicos se refiere?
-Más cámaras de seguridad, GPS, alarmas comunitarias y tecnología para las comunicaciones internas. Estamos permanentemente a la búsqueda de estas herramientas que todos los días se nos ofrece.
—Rosario ha quedado instalada como una de las ciudades más violentas e inseguras del país ¿Cree que costará mucho tiempo revertir esa imagen?
—Primero, creo que la violencia urbana es un flagelo que no solo involucra a Rosario, sino también al país y al continente. En ese sentido, Rosario tiene una potencialidad que la ha llevado a que casi siempre en las manifestaciones sociales sea la pionera. A esto se suma un escenario nacional que puso el ojo en nuestra ciudad. Algo que no fue desintencionado ni inocente. Hay que reconocer la complejidad que tiene Rosario en si misma. Y por eso la intendenta desde hace un par de años largos ya ha comenzado a asumir las responsabilidades en materia de control, algo que nuestra organización estatal no tenia previsto para los gobiernos locales.
—Los índices de homicidios este año y hasta ahora están solo levemente por debajo de los del año pasado ¿Están conforme con eso?
—Todavía faltan 30 días y entendemos que va a ser inferior. La tasa que se mide es la de homicidios. Tal vez al a ser la mas dura no es muy convenientes hablar en términos cuantitativos del tema. Porque lo que tenemos en el medio son vidas y la verdad que mientras haya un solo homicidio ética y moralmente esto es inadmisible. Si entendemos que haciendo la medición sobre este parámetro la situación sigue teniendo una tendencia a la baja. Pero hay que seguir trabajando y mucho para obtener los niveles de aceptación que la población se merece.
¿Y cómo están los índices estadísticos de robo o hurto en la vía pública o contra la propiedad?
Esas cifras están en duda por lo que se denominan las cifras negras. Por la falta de denuncia. Desde el gobierno provincial se han articulado distintas políticas para generar mayor denuncia. De ahí los Centros Territoriales que junto con el gobierno municipal estamos ampliado a los Distritos.
El rol de la Policía Comunitaria
—Como parte hasta hoy del gobierno provincial ¿Qué balance se hace del desembarco de la Policía Comunitaria en la ciudad?
—La intendenta ya hecho pública su demanda de ampliar la cantidad de barrios. Y eso es por los resultados que ha dado y también porque este proceso no tiene un techo en si mismos y se debe ir reconstruyendo continuadamente. Para eso el municipio ha invertido y apostado en recursos materiales y humanos. Y lo va a seguir haciendo porque tiene que ver con la demanda que genera la sociedad. El policía de proximidad no es solo confiable porque el vecino le pude conocer el nombre, sino que es también cercano en la resolución de un conflicto.
—¿Hay algún barrio concreto previsto ha donde se ampliará la fuerza en breve?
—No está generada todavía la planificaron territorial. Hoy tenemos 10 barrios en la ciudad y en el acuerdo de convivencia con el gobierno electo quedó como eje que se va a seguir profundizando la ampliación porque entendemos que la policía de seguridad general debe ser la policía comunitaria.