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Duras condenas contra dos hermanos por un homicidio

A uno de ellos le corresponde 23 años de prisión, ya que le unificaron dos penas. El otro pasará preso once años.

La Cámara Penal confirmó una condena a dos hermanos por el crimen de un adolescente en barrio Itatí. El hecho se registró en febrero de 2014 cuando los acusados llegaron hasta la casa de un adolescente y abrieron fuego contra el muchacho que se encontraba almorzando junto su familia en el patio de la vivienda. Por el crimen, Claudio “Quico” Martínez, de 36 años, fue condenado a mediados de año a la pena de 18 años de prisión a lo que se sumó una condena anterior, por lo que deberá purgar una sanción de 23 años de cárcel. Pos su parte, su hermano Iván fue sentenciado a 11 años de prisión.

Recientemente un tribunal de Cámara ratificó la decisión al entender que no existieron nulidades durante el proceso y que los elementos probatorios fueron valorados en base a la sana crítica racional.

El 20 de febrero de 2014 Mauro Joel Martínez se encontraba en el patio de su casa de Juan Canals al 2600 almorzando junto a su madre, su pareja y algunos allegados cuando sorpresivamente aparecieron dos hombres con chalecos antibalas y dispararon contra el grupo donde estaba el adolescente de 16 años. Uno de los proyectiles dejó a Mauro en el suelo donde fue rematado de tres tiros. En un intento de salvar la vida de su hijo, su madre se tiró sobre el muchacho y recibió un proyectil en el rostro por lo que fue operada.

Los agresores eran del barrio, y a una cuadra de la escena del crimen, testigos señalaron una vivienda como el lugar donde los agresores se escondían. Esa casa fue incendiada.

Como consecuencia, una mujer de 54 años, identificada como Laura Reynoso –que nada tenía que ver con el homicidio e intentó salvar lo poco que tenía–, se acercó con un balde a agua y lo arrojó a las llamas. Lejos de lograr apagar el fuego recibió un disparo que le causó la muerte.

Cuatro días después, el mayor de los buscados, apodado Quico, fue detenido en una vivienda de la zona sur ubicada a orillas del río Paraná. En tanto, su hermano Iván, de 23 años, fue arrestado a mediados de marzo de 2014 en Victoria, Entre Ríos. En mayo pasado, ambos fueron sometidos a un juicio oral donde un tribunal pluripersonal compuesto por Roxana Bernardelli, Juan Carlos Curto y Hernán Postma condenó al dúo por los delitos de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y abuso de armas.

La pena más dura recayó sobre Claudio Martínez, quien confesó el homicidio e intentó desvincular a su hermano menor. El tribunal le aplicó una pena de 18 años de prisión. Esa sanción se unificó con una condena anterior de 8 años y 3 meses que data de 2011 y se lo declaró reincidente. A su vez, Quico está vinculado a una investigación por el crimen de Mélani Navarro ocurrida el 22 de enero de 2014 en Flamarión al 4000, cuando la niña de 5 años quedó en medio de un  tiroteo entre bandas y recibió un disparo en la cabeza.

Por su parte, su hermano Iván fue condenado a 11 años de prisión por su participación en el crimen.

La sentencia fue apelada por los defensores oficiales Gonzalo Armas y Martín Ricardi quienes plantearon nulidades y pidieron se revoque la condena mientras que los fiscales Adrián Spelta y Miguel Moreno retrucaron los argumentos defensistas en una audiencia oral, y bregaron por la confirmación del decisorio.

La revisión de la sentencia quedó en manos de los camaristas Georgina Depetris, Guillermo Llaudet y Alfredo Ivaldi Artacho quienes confirmaron, por dos votos a favor y una abstención, el fallo. La resolución refiere que los testigos presenciales sostuvieron una “irrupción armada” de ambos acusados y agrega que no se comprobó una respuesta del sector donde se encontraba la víctima y sus allegados. Y aún si se considerara como antecedentes rivalidades previas, destacaron que si bien se encontraron bombas molotov en el fondo de la vivienda, las mismas estaban intactas, lo que es indicativo de un acto preparatorio no de una agresión contra el imputado Claudio Martínez que en su declaración adujo que fue a hablar con Mauro y lo recibieron a los tiros.

El Tribunal agregó que es lógica la escisión en la confesión de Claudio Martínez, ya que si bien admite el hecho sostiene que fue con otra persona a la que no identificó en un claro intento de desvincular a su hermano, aunque el resto de las pruebas involucran a ambos.

Los vocales concluyeron que si bien los disparos que terminaron con la vida de la víctima fueron asumidos por Claudio Martínez, es un claro caso de “autoría plural” donde el dominio sobre el hecho no le corresponde a uno solo de ellos. Y agregan que cada acción se dirigió a una meta, la decisión común de los hermanos fue la de ejecutar en forma coordinada el crimen por lo que confirmó la sentencia y desechó las nulidades planteadas.

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