El preestreno de «Star Wars – El despertar de la Fuerza» fue recibido el lunes por la noche con ovaciones para George Lucas y los actores originales de la saga, durante una ceremonia de antología en Hollywood. Unos 5000 invitados elegidos mediante concurso asistieron al estreno de la primera entrega de la saga en diez años, y la película más esperada del año.
Estrellas como Spike Lee, Geena Davis, Steven Spielberg, Sofia Vergara y Joseph Gordon-Levitt disfrazado de Yoda, y del mundo empresarial como Sheryl Sandberg, número dos de Facebook, asistieron a la sala Dolby y al Chinese Theatre, donde el film fue proyectado simultáneamente.
Para el estreno se acordonó un perímetro de diez manzanas y se aplicaron medidas de seguridad más estrictas que para los Oscar, con el despliegue de centenares de policías. Los fans se agolparon en las inmediaciones para tratar de ver al elenco de esta epopeya galáctica, cuyo primer episodio salió en 1977.
Con sus anuncios discretos, el misterio pertinaz sobre su argumento y la confidencialidad exigida a actores y periodistas, los estudios de Disney han hecho todo lo posible para proteger el guión de la nueva entrega. «Quería mantener la sorpresa para el público», declaró hace unos días en conferencia de prensa J.J. Abrams, el director.
Esperadísima por millones de fans de todo el mundo, la nueva aventura de la familia Skywalker ha sido objeto de medidas dignas de una novela de espionaje con tal de que no se filtre nada antes de las primeras proyecciones.
La operación de marketing ha sido orquestada por los estudios de Disney, que según los expertos esperan ganar en taquilla y merchandising miles de millones de dólares.
Hace tres años, Disney compró sus estudios a George Lucas, el creador de la saga, por 4000 millones de dólares.
«Recibíamos sólo las páginas del guión que nos concernían, estaban impresas en papel rojo para no ser copiadas y al final de la jornada había que devolverlas», contó recientemente Greg Grunberg, uno de los actores, a «Entertainment Weekly».
Mark Hamill, que a los 64 años y después de tres décadas de ausencia, retoma el papel de Luke Skywalker, fue obligado a llevar una ancha capucha durante sus desplazamientos en el rodaje. ¿La razón? Protegerse de los drones espías que sobrevolaban el set para tomar fotos aéreas, según explicó.
Anthony Daniels, el actor británico que por séptima vez se vistió con el traje metálico del droide C-3PO, fue amonestado por haber hablado del rodaje en Twitter.
«Dije que me había encontrado con éste y el otro, un actor que sale en la película. Un personaje. De inmediato, recibí un mensaje de Disney: Elimina tu tuit ya mismo. No estás autorizado a decir eso. ¡Ni que estuviéramos en el Kremlin!», contó el actor en las páginas del diario The Guardian.
Los periodistas, al acecho de cualquier pista sobre la trama de «El despertar de la Fuerza», también se vieron sometidos a un estricto régimen en materia de información. Si bien suelen ver las películas varias semanas antes del estreno, esta vez los periodistas sólo pudieron hacerlo poco antes.
Los más afortunados asistieron el lunes al preestreno mundial organizado en Los Ángeles. Y como medida de precaución suplementaria, se pidió a los periodistas que firmaran un acuerdo de confidencialidad, por el que se comprometen a no divulgar nada del argumento antes del estreno (modalidad que también se aplica con otros films).