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Energía detrás de la tranquera

La generación de electricidad a partir del forraje de maíz mezclado con estiércol ya es una realidad en la Argentina. Una empresa conformada por productores agropecuarios ya instaló la primera planta en Río Cuarto y quieren llegar a 60.

Al accionar el interruptor de la luz o el encendido de la TV nadie se pone a pensar en el origen del proceso que luego finaliza en esa inmensa comodidad de consumo energético. Mucho menos alguien podría vislumbrar en ese momento que todo puede originarse en un grano de maíz o en el estiércol de los criaderos de animales.

Sin embargo, en Argentina hay organizaciones que trabajan desde hace años para que al menos las localidades del interior tengan la posibilidad de generar su propia energía en las explotaciones agropecuarias que las rodean, a partir de lo que se conoce como biomasa agropecuaria.

De hecho, en Río Cuarto funciona desde el 11 de noviembre de este año la primera planta de la Argentina, que ya produce energía aunque todavía no está conectada al Sistema Interconectado Nacional, y por eso le vende la energía –un tercio de su consumo– a la planta de bioetanol Bio 4.

La planta de Río Cuarto fue impulsada por la unión de productores, proveedores del campo y hasta pequeños electricistas del lugar, quienes dieron origen a la empresa Bioeléctrica.

Según explicó el presidente de la empresa, Germán Di Bella, a El Ciudadano, invirtieron 4,5 millones de dólares pero reconocen que los costos se excedieron por la falta de experiencia y creen que las nuevas plantas no superarán los 3 millones de dólares.

En la planta de Río Cuarto se utilizan unas 20.000 toneladas anuales de maíz picado y 2.000 toneladas anuales de estiércol para producir 1 MWh. Con esa potencia lograría abastecer el consumo promedio de 800 hogares.

Estos insumos representan, en promedio, lo producido en 500 hectáreas sembradas de maíz, y los efluentes de 500 porcinos y 1.000 vacas en ordeñe, respectivamente.

“Queremos llevar este proyecto a toda la zona maicera del país, y tenemos ya marcados 60 lugares en Córdoba, no por la producción de maíz sino por las posibles conexiones eléctricas, ya que no en cualquier lugar podes conectarte al Mercado Eléctrico Mayorista (MEM)”, dijo Di Bella.

El sistema

La planta de Río Cuarto funciona los 365 días del año. El picado de maíz llega a la planta y es almacenado, para su conservación, mediante ensilado tipo búnker. El estiércol ingresa en camiones atmosféricos y se almacena en un tanque de concreto.

Cada dos horas, un silo de más de 20 metros de alto mezcla unos seis mil litros de estiércol de los tambos de la zona, que aportan bacterias, con unas 4,2 toneladas del maíz triturado. Con esta mixtura a una temperatura constante de 51 grados se genera el metano, que alimenta el motor alemán generador de energía

Otros ingresos

“El producto principal de las plantas sería la energía eléctrica, generando alrededor del 84% de los ingresos. Pero también existen dos subproductos de relevancia para la ecuación económica de las empresas que conviene considerar: la energía térmica y el

biofertilizante. La energía térmica generada alcanzaría un MW por hora mientras la producción de biofertilizante ascendería a 1,86 toneladas por hora”, agregaron desde Fada.

Distritos ideales

Sobre la disponibilidad de estiércol animal proveniente de tambos, feed lots y criaderos de cerdos, Córdoba, junto con Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos, concentran la mayor cantidad estos emprendimientos, con lo que se transforman en distritos ideales para la generación de energía a partir de biomasa.

Además, la utilización de los efluentes generados por estas actividades representa una solución para los productores ganaderos ya que les permitiría transformar los residuos de los criaderos en recursos. Esto significa que si el estiércol animal, dado su adecuado tratamiento y su posterior venta, fuera utilizado para la generación de energía, se transformaría en una nueva fuente de ingresos para los productores ganaderos.

“Alemania es el paradigma a seguir, con más de 7 mil plantas en funcionamiento”

Carolina Bondolich, directora ejecutiva de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (Fada) dialogó con El Ciudadano sobre la generación de energía renovable a partir de biomasa agropecuaria:

—Este sistema que está naciendo en Argentina, ¿se utiliza en algún país?

—Hay muchos países donde se desarrolla pero Alemania es el paradigma a seguir en el tema, con más de 7 mil plantas con esta tecnología. Totalizan una potencia cercana a los 4 mil megavatios (MW), un dos por ciento del total de energía del país. Y para eso presenta una fuerte demanda de insumos, que en muchos casos son residuos, como los efluentes, y una demanda también del maíz que les hace falta para sus tierras, que es parte de la sustentabilidad del sistema productivo.

—¿Qué costo final tiene el sistema en relación a cualquiera de los métodos tradicionales de generación de energía?

—En ese tema estamos trabajando. Teníamos algo hecho pero con poco sustento en relación a los verdaderos costos que tiene hoy la energía no renovable. Fundamentalmente, lo que estamos estudiando para hacer esta comparación es un documento nuevo de la Cámara de Energía Renovable. Más allá de los costos puntuales, nosotros lo que tratamos de hacer es ver las externalidades positivas y negativas también, porque hay un tema de eficiencia de la energía que se genera en el mismo lugar, la generación de empleo y el desarrollo regional. Por eso tratamos de tener un análisis amplio más allá de la ecuación numérica del margen económico o la rentabilidad.

—¿Se estableció qué porcentaje de la demanda se podría satisfacer con este sistema?

—El porcentaje de la demanda total es bajo, pero lo que tiene de interesante y particular es que esa generación que se hace en el mismo lugar del consumo. A veces hay industrias o producciones agropecuarias como tambos o frigoríficos, que están en algunas localidades alejadas de la conexión a la red de energía eléctrica. Entonces, más allá de que dentro de la demanda total del país, o de una provincia, este tipo de energía representa una porción pequeña, sí representa una buena alternativa energética para estos pueblos. El modelo que pensamos nosotros, de 1 MW, permite iluminar a 800 hogares, unas 3 mil personas. Estamos hablando de que hay muchos pueblos del interior que podrían estar iluminándose usando este tipo de energía, evitando una cantidad de inconvenientes que genera estar conectados a la red general. Por otro lado, una serie de empresas podrían estar utilizando este tipo de energía dentro de esas mismas localidades. Por eso, más allá de que dentro de la matriz energética pueda ser el 1,2 o 3 por ciento del total, representa una solución para este tipo de demanda del interior.

—Ése sería el primer objetivo a abordar, las localidades pequeñas que están muy cerca de las explotaciones agropecuarias.

—Tal cual. Ya se está pensando en replicar el modelo de Río Cuarto en localidades que tengan las mismas características del sur de Córdoba: la abundancia del grano de maíz y la abundancia de criaderos de animales que permiten contar con los efluentes.

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