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Sol: casi la mitad de los trabajadores son de Rosario

De los 220 que podrían perder su empleo, 90 son de la ciudad. La firma perdió la mitad de los pasajeros, 15 mil, entre 2010 y 2015.

La quiebra con cierre de la aerolínea Sol aún retumba. Desde el Aeropuerto Internacional de Fisherton “Islas Malvinas” y el municipio lamentaron el cese de actividades, ya que se perderán varias opciones diarias de conexión a estaciones cercanas como Córdoba y Capital Federal. En tanto, casi la mitad de los 220 trabajadores que la empresa busca despedir se desempeñan o son oriundos de la ciudad, hecho que pone a Rosario ahora en el centro del conflicto laboral, que tendrá mañana un capítulo importante en Buenos Aires con una reunión entre las partes en la sede del Ministerio de Trabajo de la Nación. En el Aeroparque, desde ayer, hay una carpa de los trabajadores.

Según señaló la titular del Departamento de Comunicación del Aeropuerto local, Cecilia Gabenara, con el cese de actividades de Sol la estación perdió 10 vuelos diarios, entre partidas y arribos.

Hasta el jueves pasado la compañía realizaba cada jornada tres viajes directos a Aeroparque y además disponía de una nave que partía a las siete de la mañana a Córdoba, vuelo que luego continuaba a Neuquén, Comodoro Rivadavia y Río Grande.

En tanto, cada temporada de verano agregaba semanalmente dos vuelos charter a Mar del Plata y seis a Punta del Este.

“Es una pérdida importante de opciones para tomar. A Córdoba nos queda ahora sólo una frecuencia de Aerolíneas a las dos de la tarde, que no es lo mismo que poder tomar un vuelo bien temprano a las siete. Y hacia Aeroparque Sol entregaba la opción de poder viajar a media mañana, media tarde y a la noche. Ahora habrá una sola conexión vigente, con Aerolíneas”, explicó Gabenara.

Lo cierto es que a pesar de las opciones que entregaba Sol para esas rutas, desde el Aeropuerto no dejan de mencionar un hecho que marcó la historia de la compañía y fue determinante en el movimiento de sus pasajeros.

Allí remiten a lo que ocurrió en mayo de 2011, cuando un Saab 340 biturbo de la firma  se estrelló en Prahuaniyeu, Río Negro. Por el siniestro fallecieron 19 pasajeros y 3 tripulantes.

Tras eso, Sol tuvo una fuerte baja en la cantidad de usuarios transportados desde y hacia la ciudad. Tal es así que en 2015 la compañía “apenas” trasladó a 15 mil pasajeros, mientras que en 2010 (es decir, el año previo al siniestro) había llegado a sumar 30 mil.

“El siniestro fue un golpe muy grande para ellos. Ahí comenzó el descenso. Ese tipo de episodios son muy delicados para una compañía. Hay que trabajar mucho para que luego la gente vuelva a confiar y tomar sus vuelos. Igual, hay que decir que desde el inicio de Sol en 2006 con más o menos frecuencia la empresa logró mantenerse. Hubo firmas que después de hechos de ese tipo no lograron recomponerse más. Y ellos sí pudieron”, describió Gabenara.

En tanto, el secretario de Turismo local, Héctor De Benedictis, dijo que el cierre de Sol  no afectará en demasía al movimiento turístico de la ciudad. Por el contrario, el golpe se sentirá con un poco más de fuerza en el sector corporativo.

“No creo que perjudique demasiado al turismo. Se va a sentir, pero no mucho. Los viajes a Buenos Aires y Córdoba tenían un perfil de pasajero más bien vinculado a lo ejecutivo, a viajes de negocios. Distintos sí eran los casos de Punta del Este y Mar del Plata, en temporada”, señaló el funcionario.

El conflicto

Con todo, otro dato saliente que quedó confirmado ayer es que casi la mitad de los trabajadores de Sol que están ahora peleando por sostener su fuente laboral y negociando algún tipo de salida al conflicto se desempeñan en la ciudad.

Según información que habían entregado los gremios que agrupan a los empleados, la compañía busca despedir a 220 trabajadores. En ese marco, Gabenara contó que unos 90 se desempeñan en Rosario.

“En la ciudad están los hangares donde se realizaba el mantenimiento de las naves y hacen su tarea los mecánicos, hay 30 pilotos y azafatas, y también trabaja buena parte del personal administrativo y de atención al pasajero”, explicó la delegada gremial local de la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), Carolina Cobelli.

Conocida la decisión del cierre de la empresa, el viernes por la tarde se inició una reunión en el Ministerio de Trabajo entre representantes de la aerolínea, los gremios aeronáuticos y el Estado nacional. Allí no hubo acuerdo y todo pasó a cuarto intermedio hasta mañana por la tarde. Los sindicatos rechazaron hasta ahora una oferta de pago de una indemnización al 50 por ciento.

Igual, Cobelli contó a la emisora local RadioSi que los trabajadores locales aún no han recibido los telegramas de despido “ni ninguna comunicación oficial de la empresa”.

“Ellos dicen que los enviaron, pero a nadie les llegó todavía”, señaló.

Tras eso resaltó que la estrategia gremial pasa por obtener la “reubicación” de los empleados en otras empresas, aunque aceptó que “aún no hay nada en concreto” en ese sentido.

Un lamento en Fisherton

El titular del directorio del Aeropuerto local, Raúl Garo, sostuvo que la posibilidad de que todos los trabajadores de Sol pierdan su empleo “es lo más terrible” que acarrea el cierre de la compañía.

“Eso es lo más complicado. Al margen de si fueron buenas o malas las consideraciones económicas de Sol, para nosotros es dolorosa la pérdida. Ojalá se resuelva para bien la pérdida de los puestos de trabajo”, señaló.

Tras eso, el funcionario recordó que al cierre de Sol se suma el cese de actividades que la aerolínea LAN tuvo en marzo del 2012. “La pérdida de LAN fue significativa. Ahora sólo nos quedan frecuencias de Aerolíneas Argentinas, Gol y TAM”, agregó.

Los aeronáuticos le apuntaron al propietario

El cierre de Sol se produjo luego de que el gobierno nacional diera de baja el jueves un acuerdo que la firma había suscripto con la estatal Aerolíneas Argentinas.

En el mismo se fijaba que la compañía de bandera se comprometía a pagarle a la privada una suma fija mensual (hecho que le garantizó hasta el miércoles) de un millón de pesos diarios por cada 210 horas de vuelo y también el costo del combustible. Sol, en cambio, le daría a su benefactora la posibilidad de volar en aviones chicos ciertas rutas de cabotaje que Aerolíneas no podía tomar con sus aeronaves grandes.

Según la empresa local que conduce el financista Horacio Angeli (la familia propietaria del Grupo Transatlántica, con oficinas en Rioja y Mitre, dedicado al turismo, casa de cambio y otras operaciones, tenía el 50% de las acciones y el 49% restante era de la española Air Nostrum, asociada con Iberia), caído el acuerdo el sostenimiento de Sol se hacía inviable.

De allí el cierre.

En tanto, los trabajadores rosarinos culparon y apuntaron de inmediato los cañones contra Angeli. Eso quedó expresado en una serie de pancartas que colgaron y expusieron en hall y la zona de despacho de la empresa en el aeropuerto el viernes, que aún ayer podían verse.

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