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El gobierno no evitará cierre de Sol

El escenario, sin embargo, se presenta sombrío de acuerdo con los funcionarios que intervienen en las gestiones.

El destino de la línea aérea Sol parece sellado para el gobierno, con el despido de su personal –y la eventual incorporación de algunos empleados a otras compañías– y su indemnización, y la venta de rutas a otros actores del sector aerocomercial. Así lo confirmaron a Ámbito Financiero en el gabinete económico, que monitorea el conflicto suscitado durante el fin de semana tras la ruptura de un acuerdo comercial que sus propietarios mantenían con la anterior gestión de Aerolíneas Argentinas. Ante ese panorama, los gremios aeronáuticos se declararon en estado de alerta y movilización, y advirtieron de un posible paro nacional.

La compañía envió 250 telegramas de despido que llegaron a las casas de los trabajadores. La cartera laboral los declaró nulos tras advertir que la empresa alegó estar sometida a un procedimiento de crisis cuando no presentó los papeles correspondientes ante Trabajo para ese trámite.

El escenario, sin embargo, se presenta sombrío de acuerdo con los funcionarios que intervienen en las gestiones. Un negociador le dijo a Ámbito Financiero que no hay señales de continuidad de Sol bajo las condiciones actuales de operación, y que el único camino hasta ahora es la venta de las rutas que unen la Capital Federal con ciudades del interior y los destinos de cabotaje entre sí. En esa línea, aclararon que los directivos de la firma no presentaron la quiebra (ni prevén hacerlo) con el fin de comercializar esas rutas, el mayor activo con el que cuentan.

Respecto del personal, que se calcula en torno de las 250 personas entre pilotos, técnicos aeronáuticos, tripulaciones y empleados en tierra, un funcionario reconoció que la alternativa más concreta será el despido con la indemnización completa. De hecho, en Trabajo admitieron que las gestiones estarán concentradas en garantizar esos pagos conforme la legislación vigente, y luego se intentará la relocalización de parte de los trabajadores en otras compañías aéreas.

La postura asumida por los negociadores encierra un mensaje: la administración de Mauricio Macri no subsidiará a empresarios privados, como sucedió en varias actividades durante las gestiones de Néstor y Cristina de Kirchner, y tampoco frenará despidos en caso de ser efectuados bajo los términos previstos por la normativa. El conflicto de Sol parece diferenciarse, incluso, de la posición que tuvo el gobierno frente a la crisis en la avícola Cresta Roja, en donde promovió negociaciones entre privados para el traspaso de los activos a otra compañía junto con todos los trabajadores.

La debacle de Sol quedó expuesta una vez que las nuevas autoridades de Aerolíneas Argentinas rescindieron un contrato que mantenían con la línea privada para la compra de la totalidad de sus horas de vuelo comercializadas, en un acuerdo con cláusulas confidenciales.