Los 220 empleados de la aerolínea Sol, cuyos puestos laborales peligraban desde el 15 de enero pasado cuando la firma presentó quiebra y canceló todos sus vuelos programados, aceptaron ayer la propuesta de la patronal de mantener a los trabajadores cesanteados, “con licencias con goce de sueldo, en tanto se resuelva la venta de la empresa”. Así lo informó el secretario general de Asociación Personal Aeronáutico (APA), Edgardo Llano, tras la reunión que mantuvieron ayer a la tarde las partes involucradas en el Ministerio de Trabajo de la Nación, en Buenos Aires. El gremialista anunció también que suspenderán por 15 días el paro que pensaban llevar a cabo “todas las líneas aéreas nacionales”, en caso de que “fracasara” el encuentro de ayer.
No obstante al acuerdo pautado, Llano señaló que si bien no se realizará la medida de fuerza por dos semanas, sí continuará el acampe de los trabajadores en los aeropuertos Islas Malvinas de Rosario y Aeroparque Metropolitano, como también en otras plataformas aéreas del país en las que funciona la compañía en quiebra, que es rosarina y pertenece a la familia Angeli, del grupo Transatlántica,
“Una de las propuestas que ofrecieron los directivos de Sol durante la reunión fueron suspensiones y vacaciones, pero las rechazamos, por lo que se acordó una licencia porque la empresa no está en capacidad de volar», sostuvo el sindicalista
Los posibles compradores
Según precisó la agencia de noticias Telam, mientras se desarrollaba el encuentro en el Ministerio de Trabajo de la Nación, “representantes de Sol negociaban la venta de la compañía de vuelos rosarina y trascendió que había dos empresas interesadas, Vía Bariloche y Air Jet, pero el proceso de compra, con la correspondiente absorción de los empleados, requiere de una compleja ingeniería financiera que podría llevar tiempo.
Además de APA, participaron de la reunión los titulares de los gremios Unión del Personal Superior y Profesional de Empresas Aerocomerciales (Upsa), Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), y Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (Apla).
La mañana de la quiebra
Sol canceló imprevistamente todos sus vuelos programados las primeras horas del miércoles 15 de enero y los pasajeros que tenían previsto viajar ese día a Mar del Plata y también a Rosario, quedaron varados y a la deriva ya que la empresa presentó quiebra sin brindar a sus clientes una respuesta sobre si les devolverían el dinero de los pasajes o si los reubicarían en otras líneas para que pudieran llegar a sus destinos.
La indignación fue generalizada, pero aún más para un hombre que compró un boleto para viajar a la Costa Atlántica a última hora del día anterior, cuando la empresa ya había decidido realizar la maniobra de presentar quiebra y dar de baja a todos los vuelos programados.
El jueves 14 de enero, la titular de Aerolíneas Argentinas, Isela Costantini, rescindió un convenio que la línea nacional tenía con Sol, a través del cual recibía un millón de pesos diarios por 210 horas de vuelo y el costo del combustible. A cambio, la empresa privada le daría a la firma estatal, la posibilidad de volar en aviones chicos ciertas rutas de cabotaje que Aerolíneas no podía tomar con sus aeronaves grandes. Tras la tensa situación, algunos empleados de consideraron que la quiebra habría sido “inevitable, producto de la baja del convenio”.
La primera audiencia en el Ministerio de Trabajo de la Nación se efectuó el viernes pasado y participaron representantes de Sol y de distintos gremios que agrupan a empleados aeronáuticos, aunque no hubo acuerdo entre las partes. Las reuniones continuaron, como también las asambleas y el reclamo de más de 200 trabajadores en los aeropuertos del país en donde opera la línea Sol. Oportunamente, desde (Apla) dijeron a este medio que la empresa anunció su quiebra y ofreció pagar indemnizaciones al 50 por ciento, lo que desde el Ministerio calificaron de “ilegal” por no haberse si quiera presentado a convocatoria de acreedores.
Algo andaba mal con los vuelos
Una grave falla en el servicio de la aerolínea Sol, que bien podría haberse tomado como una señal de alarma, con relación al conflicto que se desató después, ocurrió el 30 de diciembre pasado cuando casi 100 personas quedaron varadas en el aeropuerto Islas Malvinas de Rosario, después de que la empresa cancelara un vuelo con destino a Punta del Este que debía partir a las 14.
Hubo caos y reclamos reiterados por parte de los pasajeros afectados, quienes no recibieron respuestas de la compañía hasta que pasaron 7 horas, momento en que anunciaron a los pasajeros que su vuelo no saldría.
La indignación fue mayúscula cuando un representante de la empresa anunció que el vuelo se reprogramaría para “la semana siguiente”. En vano hubo gritos, insultos y hasta golpes en el aeropuerto de Fisherton, ya que el viaje no se llevó a cabo y muchas manifestaban “que compraron los pasajes para pasar fin de año en Uruguay”. Al día siguiente ocurrió un problema similar, aunque el vuelo se efectuó, con retraso de 8 horas.