Tenía las piernas cruzadas y las manos sobre el pecho, signos de haber sido ahorcado y 21 puñaladas en el cuerpo. Le habían mutilado la lengua, y también los ojos. Se llamaba Miguel Jorge Cantero y pese a ser un adolescente de 16 años tenía un retrazo madurativo que lo hacía razonar como un niño. El cuerpo del chico fue abandonado en un camino rural que conduce a su casa familiar, en 27 de febrero al 8800. Pero el homicidio habría ocurrido en otro lugar, ya que no encontraron rastros de sangre. Los familiares atribuyen la muerte a problemas con una familia rival, aunque a los investigadores les llamó la atención la saña con la que lo mataron.
“Al Miguel lo guasearon. Era un chico inocente, con la mentalidad de un nene de escuela primaria y lo torturaron mal”, contó una familiar del chico. Según allegados, el homicidio se dio en el contexto de una pelea entre un grupo de familias que “fueron compadres” y hoy están enfrentadas. Hasta ayer a la noche no había detenidos por el caso, aunque los allegados a la víctima brindaron a la Justicia los nombres de los sospechosos. Miguel había dejado la escuela especial donde había concurrido un par de años. La situación de pobreza en la que vivía su familia lo obligó a subirse al carro y rebuscarse la vida como el resto de su familia. Salía a cirujear y con la plata que juntaba se compraba caramelos o juguetes. Miguel Jorge Canteros había cumplido 16 años, pero de acuerdo a sus parientes tenía la mentalidad de un nene de 8 años.
El martes a la tarde el joven tuvo una discusión con su mamá. Se enojó y se fue a otra casa que tiene la familia, que está ubicada en medio de unos callejones rurales en la continuación de 27 de febrero (continuación imaginaria, ya que a esa altura no es ni un camino de tierra) al 9000. Ahí pasó todo el día y fue el último lugar donde sus allegados lo vieron con vida.
Tiros
A eso de la 1 de la madrugada del miércoles, el frente de la vivienda donde estaba Miguel fue baleado por un grupo de vecinos con quienes su familia tiene problemas desde hace un tiempo largo. El adolescente se asustó y salió corriendo. “Cuando nos enteramos de que habían tiroteado la casa del campo, lo fuimos a buscar y no lo encontramos”, contó una de las tías del muchacho.
Entre varios parientes recorrieron la zona en varias ocasiones. Fueron a los lugares que Miguel solía frecuentar y recorrieron de este a oeste y de oeste a este varias veces el callejón rural que hace las veces de continuación de 27 de Febrero. Del muchacho, ni rastro.
La bronca
Según contaron varios vecinos, los familiares de Miguel llevaban un tiempo enfrentados con otra familia de la zona. “Se conocen de siempre. Eran compadres, los chicos jugaban juntos y estaban siempre invitados a las fiestas de cumpleaños. Pero hubo un robo y la cosa se pudrió”, explicó un muchacho de la zona.
Al parecer, alguien entró a robar a la casa de la tía de Miguel. Se llevaron chanchos, caballos y artículos del hogar. Desde entonces están enfrentados.
De todas maneras, allegados al caso aseguraron que, al margen de que la disputa incumbe a todos miembros de la familia de la víctima, uno de sus tíos tuvo una particular participación en la pelea; aunque no precisaron cual y sólo se limitaron a decir que el hombre “hacía rato que se había tranquilizado”.
Los ataques
Según vecinos del barrio, los Canteros fueron blanco de varias agresiones en la última semana. El jueves pasado una tía de Miguel fue baleada. Un muchacho le metió un tiro en la pierna derecha, cuando ella estaba en la puerta de su casa. “Fui a la seccional sub 22º e hice la denuncia. Cuando pedí que me den un comprobante los milicos me dijeron que no tenían tinta en la impresora”, explicó la mujer.
Ese mismo día, un tío del muchacho también fue baleado en una pierna; pero no hizo la denuncia, “para no seguir pudriendo la cosa”, aseguraron allegados.
Miguel también fue atacado previamente. El domingo, circulaba en bicicleta por Camino de los Indios y 27 de Febrero, cuando un joven que andaba en una camioneta le tiró el rodado encima. Se salvó tirándose a una zanja.
“Ellos quieren que nosotros le levantemos las denuncias por robo y se hacen los polenta porque tienen todo arreglado con la comisaría”, explicó una de las tías de Miguel.
El hallazgo
Luego de los tiros de ayer a la madrugada, tras intentar encontrarlo por varias horas, la familia de Miguel se fue a dormir sin tener novedades de él. Por eso su mamá se levantó temprano y salió a buscarlo una vez más. Caminó por la continuación de 27 de Febrero y a la altura del 8800, entre los pastizales, se lo encontró acostado boca arriba. Tenía las piernas cruzadas y las manos sobre el pecho. La mujer pensó que el chico estaba dormido o que estaba jugando con ella, “haciéndose el sonso”, pero cuando se acercó, se dio cuenta de que el chico no respiraba.
De acuerdo a la familia de la víctima, en la escena del crimen no había sangre, ni elementos que puedan ser considerados como el arma homicida.
El parte médico arrojó que Miguel Jorge Canteros tenía signos de haber sido estrangulado. Su cuerpo presentaba 21 heridas de arma blanca y tenía la lengua mutilada. Los vecinos contaron que también habían lastimado sus ojos.
Según los trascendidos del barrio, a Miguel le ataron un alambre al cuello y lo arrastraron, con un caballo.
Los agresores
La familia del muchacho aseguró que las personas que mataron a Miguel fueron los hermanos Cristian y Darío M., junto con Eduardo S. y Ezequiel S.
A ellos también responsabilizaron por los anteriores ataques.
La investigación del homicidio quedó a cargo del Fiscal de Homicidios Dolosos Ademar Bianchini. En el lugar si trabajaron peritos de Policía de Investigaciones.
Otro caído
Rubén Andrés Giuppon era tío de Miguel Jorge. El 9 de septiembre de 2009 fue asesinado en medio de una pelea a cuchillazos en Espinillo al 100. De acuerdo a sus allegados, aquella pelea no tuvo nada que ver con los problemas que hoy sufre la familia.