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Si vuelve a acercarse a su ex mujer, lo meten preso

Un juez le impuso la prohibición a un muchacho de 21 años con dificultades motrices.

Brian tiene 21 años, es extremadamente delgado y de baja estatura. A causa de un accidente se fracturó la cadera y para caminar debe hacerlo con muletas, además de que debieron practicarle un ano contra natura. Sin embargo, su incapacidad –declarada formalmente por una junta médica– no fue impedimento para que el domingo pasado intentara prender fuego la humilde casa en la que vive Paola, su ex mujer, junto con el hijo de ambos y otros niños de ella producto de una relación anterior. Ayer a la tarde, durante la audiencia imputativa ante la Justicia, el joven acusado por la Fiscalía de “intento de incendio” no recibió como medida cautelar la prisión preventiva sino que el juez actuante tomó en cuenta su estado de salud, por lo que le exigió el cumplimiento de la orden de prohibición de acercamiento a su ex y, para ello, los padres del muchacho se constituyeron como garantes de que se cumpla el oficio judicial.

Apenas comenzó la audiencia el fiscal Rodrigo Urruticoechea leyó un largo escrito en donde constaban dos denuncias que pesaban sobre pasado el muchacho, una de cuando el domingo alrededor de las 14.30 llegó hasta la precaria vivienda de la madre de su hijo, en bulevar Seguí al 100, y varios testigos aseguraron que vieron a un “muchacho en muletas que llevaba puesta una camiseta de River y tiró por la ventana una botella de alcohol envuelta en un trapo en llamas”. El fuego alcanzó un colchón que estaba en una de las piezas en donde duermen los chicos pero rápidamente fue sofocado con la ayuda de los vecinos y no hubo heridos ni daños materiales de consideración.

Tras arrojar la botella con alcohol el atacante huyó, apoyado en sus muletas, pero el alerta de los testigos al 911 hizo que una patrulla lo detuviera en inmediaciones de Esmeralda y pasaje Villar, a metros de su casa.

Pese a su corta edad, el imputado cargaba con otra causa ocurrida unos años atrás por el encubrimiento en el robo de una moto, ocasión que también terminó mal. Resulta que al tiempo de haber cometido el ilícito fue interceptado por un operativo de tránsito en la zona sur de la ciudad conduciendo el rodado; enseguida se comprobó que el vehículo tenía pedido de captura, por lo que fue devuelto a su dueña, quien reconoció al muchacho como el que acompañaba a quien le sustrajo la moto.

Cuando el fiscal terminó de leer las acusaciones que pesaban sobre el agresor, el juez Gustavo Pérez de Urrechu le preguntó a Brian si quería declarar o reservarse ese derecho, a lo que el joven pidió dar su versión. Dio un escueto argumento de defensa: “Yo no hice nada”.

Después, el magistrado le explicó la gravedad de su situación judicial y consideró que debido a su estado de salud no se le dictaría prisión preventiva por los delitos cometidos.

Sin embargo, le advirtió que en caso de desobedecer la orden de restricción sobre su ex mujer, o de cometer cualquier otro tipo de ilícito, se caería el acuerdo e iría directamente al calabozo. Además, le notificó –primero verbalmente y luego en forma escrita– que a causa de su discapacidad serían sus progenitores los responsables de velar por su conducta.

Mientras el juez se dirigía al muchacho, su madre se secaba las lágrimas y con movimientos de cabeza asentía a cada palabra que pronunciaba Pérez de Urrechu. Antes de finalizar la audiencia, los padres del joven asumieron el compromiso de ocuparse de que Brian obedezca el edicto judicial.

“Cuando digo no acercarse no es solamente a la vivienda de su ex pareja, me refiero a ningún tipo de contacto: mediante internet, mensajes de texto, llamadas telefónicas o Whatsapp. Entendiendo que tienen un hijo en común, los abuelos paternos serán quienes se encarguen de buscar a la criatura, respetando así lo que quedó establecido en el Tribunal Colegiado de Familia oportunamente con respecto a las visitas”, concluyó el juez.

El imputado, a quien finalmente no le dictaron prisión preventiva, tenía una orden de restricción de persona emitida por un juzgado de Familia a mediados del año pasado. Sin embargo, el fiscal dijo que el Ministerio Público de la Acusación no tenía conocimiento de que el muchacho hubiera sido debidamente notificado.

Le pegó seis tiros al novio de su hijastra

José Adrián C., de 38 años, recibió ayer prisión preventiva por “tentativa de homicidio agravado en concurso real por uso de arma de fuego”, luego de balear a la pareja de su hijastra en medio de una fuerte discusión que mantuvo el domingo a la tarde con su ex mujer en inmediaciones de Vélez Sarsfield al 5600. El atacante efectuó seis disparos que hirieron al muchacho en abdomen, pierna y brazos, aunque los proyectiles no tocaron ningún órgano vital y la víctima fue dada de alta ayer por la tarde.

Durante la audiencia imputativa José Adrián C. recibió “30 días de prisión efectiva” por haber atacado al muchacho que salió en defensa de su pareja y de su suegra, cuando aquél fue a la vivienda de su ex esposa a buscar a su hijo y comenzó a insultar y agredir a ambas mujeres.

Al advertir la pelea, el novio de la hijastra del imputado salió en defensa de las mujeres y allí fue cuando el agresor sacó un revólver calibre 38 y comenzó a disparar. El muchacho quedó tendido en el suelo y José Adrián C. fue apresado por un móvil policial cuando intentaba escapar. En la comisaría 12ª, de barrio Ludueña, se constató que tenía pedido de captura por tentativa de robo agravado, a solicitud del Juzgado de Sentencia 6ª.

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