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Asesinan a balazos a un joven

Tenía 23 años y le decían Gordo Pupo. Había llegado al barrio hace un tiempo y los vecinos aseguran que estaba a cargo de un viejo búnker conocido como El Medio, en Tarragona al 1100 bis. Ahí lo asesinaron desde una moto.

El Gordo Pupo murió anteayer, al no poder reponerse a los 3 tiros que le dieron el domingo a la madrugada en barrio Emaús, en medio de una pelea con vecinos. Él no era de la zona, vivía ahí desde hace un tiempo y, de acuerdo con allegados al caso, cumplía funciones en el búnker de El Medio, uno de los más viejos de la ciudad, que funciona a escasos metros de donde fue agredido Pupo. Hasta ayer por la noche la Fiscalía de homicidios no contaba con datos certeros sobre él o los asesinos, pero en Emaús la información corría en todas las esquinas y fuentes del caso aseguraron que los amigos del muerto estaban buscando a los supuestos tiradores, para hacerlos cumplir con la ley del barrio: el que a hierro mata, a hierro muere.

Se llamaba Gerardo Ignacio Ruiz Días y tenía 23 años. Le decían Gordo Pupo y era un tipo grandote, de espaldas anchas y pelo rubio. Desde hacía un tiempo vivía en una casa de Tarragona al 1100 bis, casi esquina Juan B. Justo. Si bien era uno de los nuevos del barrio, todos lo conocían; o mejor dicho, reconocían su fama de tipo pesado. “Era un denso bárbaro, se hizo conocido en muy poco tiempo”, señaló un comerciante. Siempre según fuentes del barrio, Pupo llegó a Emaús para trabajar en El Medio, un búnker que funciona, desde el 2000 o el 2001, en un pasillo que está a 50 metros al sur de su casa, por la misma cuadra. Los conocedores de los movimientos del expendio de drogas explicaron que no estaba clara cuál era su tarea en el negocio, pero aseguraron que no era soldado.

De acuerdo con lo que contaron allegados a los hechos, el sábado a la noche Gerardo protagonizó una pelea cuerpo a cuerpo con un muchacho de la zona. Según contaron los vecinos, Gerardo le dio una paliza a su contrincante que se fugó del lugar de la disputa vociferando que se iba a vengar de lo que le había hecho. El Gordo no le prestó mucha atención. Hizo mal.

Según las fuentes, a eso de la 1.30 del domingo pasó una moto con dos ocupantes por la puerta del pasillo de El Medio, desde donde dispararon gran cantidad de tiros. El Gordo Pupo no llegó a refugiarse y fue alcanzado por tres plomos que se le incrustaron en el sector izquierdo de su cuerpo, a la altura del tórax, el muslo y el brazo.

El muchacho fue trasladado al Heca, donde quedó internado y falleció, el lunes por la tarde. La investigación del caso quedó a cargo del fiscal Pablo Pinto. Hasta ayer por la noche no había personas detenidas por el homicidio y desde el Ministerio Público de la Acusación señalaron que estaban trabajando en ello. Pero en Emaús los amigos del Gordo Pupo tenían claro quién había asesinado al empleado de El Medio y esperaban encontrarlo, para hacerle pagar la muerte del muchacho.

El Medio: droga y sangre

El búnker de Tarragona al 1100 bis lleva 15 o 16 años trabajando. En sus comienzos lo atendía una mujer que estaba detenida con prisión domiciliaria, pero tuvo numerosos regentes. Entre ellos se destaca Roberto del Valle Padilla Echagüe, conocido en las calles como El Tuerto Boli; un hombre que fue protagonista del primer gran procedimiento antidrogas de Rosario en 2008, cuando personal de Policía de Seguridad Aeroportuaria allanó 5 viviendas, en las cuales secuestró 10 kilos de cocaína, 800 mil pesos, 5 mil euros, dos armas de fuego, dos autos, pasta base y precursores químicos. El Tuerto estuvo preso varios años. Lo asesinaron a finales de 2012, cuando el auto en el que viajaba fue acribillado, a 50 metros de la comisaría 17º.

Allanamiento

El siguiente administrador de El Medio fue otro Tuerto, que se llama Gustavo Cárdenas. Él estuvo al frente del búnker durante varios años y fue detenido en octubre de 2014, acusado de vender drogas y ser el instigador de la muerte de Boli.

En los años que lleva funcionando el expendio de drogas muchos jóvenes, en su mayoría adolescentes, fueron asesinados en Emaús. En agosto de 2011, un tiro por la espalda terminó con la vida de Iván Bisbal, un adolescente de 14 años sospechado de mejicanear a los clientes del búnker. En septiembre del año siguiente fue ultimado Franco Altamirano, de 19 años. Todos lo conocían como Monito, era tío de Bisbal. Según vecinos lo mataron por error, cuando quisieron balear a un amigo suyo. Tras el asesinato sus allegados tiraron abajo el búnker a mazazos.

El 13 de abril de 2014 se produjo un tercer homicidio en las cercanías. En Sánchez de Loria al 1000 bis, mataron a Nicolás Burgos, de 20 años. Un motociclista le metió 9 tiros.

Según fuentes, el joven había trabajado en el búnker y era el blanco de los disparos que meses antes habían matado a Altamirano. La bronca, siempre de acuerdo con habitantes del barrio, estuvo relacionada con problemas con los regentes el punto de venta. Su muerte se produjo cuatro días después del desembarco de las fuerzas federales en Rosario.

En octubre de 2015 balearon a Juan Alberto Pelado Jaime en Juan B. Justo al 7900, a la vuelta del bunker. De acuerdo con lo que contaron allegados al caso, el Pelado se había rescatado, después de muchos problemas con la droga. Pero su historia pesó más y fue asesinado por viejos contrincantes.

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