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El Central pide favor a bancos para reactivar

Quieren un gesto de los bancos, en un momento en que la recesión golpea la rentabilidad de las empresas y se ven pocos incentivos para asistirlas. En reuniones que mantuvieron los dos últimos martes, el Ministerio de Economía y el Banco Central pidieron expresamente al sistema financiero que acerquen nuevas alternativas para empezar a dar préstamos a las empresas y, de este modo, generar un primer movimiento de reactivación sobre la economía. Los banqueros recibieron el pedido con cierto pesimismo: consideran que el parate en la economía y la alta informalidad reducen el universo de las compañías que pueden ser incluidas en sus financiaciones sin exponerlos a un riesgo.

En la iniciativa participan ahora la Secretaría pyme, el Banco Central (representado en las reuniones por el director Horacio Liendo) y la Subsecretaría de Financiamiento Productivo. Los funcionarios pidieron a los banqueros que presenten propuestas para asistir con créditos a empresas que hoy están prácticamente alejadas del sistema financiero, para poder reemplazar, en un futuro, la línea de inversión productiva que desde hace ya cuatro años les exige prestar a tasas de interés reales negativas.

El objetivo es que no sólo acerquen líneas de crédito a las compañías más solventes, que hoy ya tienen buenos niveles de liquidez, sino también, precisamente, a las que necesitan el efectivo para poder funcionar. Además, que amplíen el universo de este segmento de empresas que está bancarizado, y que permitan que algunas de ellas puedan calificar sin necesidad de presentar garantías y a partir del flujo de ingresos que demuestren.

En el gobierno consideran que actualmente los instrumentos de promoción que tiene el Ministerio llegan a muy pocas empresas, y pretenden articular esfuerzos con el mercado para que dé un impulso a la producción. Les preocupa que, en un contexto con altas tasas de interés, las entidades destinen a títulos improductivos, como las Lebac, la mayor parte de un fondeo que obtienen a bajo costo, en mayor medida representado por el dinero que está depositado en cuentas a la vista “no remuneradas”.

En los bancos, mientras tanto, advierten que la tarea no resulta fácil. El problema, dicen, es tanto la informalidad de la economía, que impide a veces medir la solvencia de las empresas más chicas, como la cantidad de requisitos que exigen todos los organismos oficiales al momento de otorgar un financiamiento (el Banco Central, la Afip y la UIF, entre otros). Frente a esto, los ejecutivos pidieron a los funcionarios flexibilizar y reducir el tamaño de la información que se les pide a las pymes. Un ejemplo: que el banco pueda obtener de la Afip el pago total de IVA que realizó la compañía para poder deducir cuál fue su volumen de ventas y, sobre la base de éste, dar el crédito.

La promesa a cambio es empezar a reemplazar con estos nuevos instrumentos la línea de inversión productiva, que exige a los bancos volcar el 6,5 por ciento de sus depósitos a préstamos de más de 36 meses.

Mientras se llega a esto, las medidas oficiales se dirigen a ampliar el universo de las pymes favorecidas por esta línea de créditos regulados que diseñó Mercedes Marcó del Pont: actualizar el cuadro de la Sepyme, con un aumento del límite de facturación a partir del cual una compañía es considerada en esta categoría, para poder aumentar la cantidad de destinatarias sin necesidad de que las entidades se expongan a un riesgo por el bajo perfil crediticio. Y permitir que una parte de los préstamos dirigidos tenga ahora como destino el “capital de trabajo” de la empresa aun cuando no esté asociado a un proyecto de inversión.

El tema formó parte ayer de un largo debate en una reunión que mantuvieron los ejecutivos de Adeba. Los bancos nucleados en esa cámara ven con cierto pesimismo el pedido, en un momento en que son las propias compañías las que se muestran especialmente reacias a tomar créditos por la caída en las ventas y en la actividad.

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