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Bancos visitan al gobierno y proponen bono

Será en pesos a tasa fija, a un plazo de dos años. El instrumento ayudará de algún modo a mantener el atractivo de los activos en la moneda nacional para evitar un desplazamiento hacia el dólar.

Las dudas y las incógnitas en el sistema financiero se multiplican y algunas señales de confianza, que el mercado esperaba ver con claridad en estos primeros meses, se hacen esperar demasiado. El gobierno decidió citar para ayer a un grupo de cuatro bancos que representa a las mesas de dinero con mayor participación en el mercado. Quiere conocer, más de cerca, cuál es la visión que hoy tienen sobre la situación de liquidez y tasas de interés en el sistema, y sondear las posibilidades de lanzar en los próximos días un nuevo tramo de la emisión del bono en pesos, atado a la Badlar, que coloca mensualmente.

El testeo es bastante más amplio: la subsecretaría dirige estas invitaciones periódicamente a grupos reducidos para garantizarse cierta informalidad en las reuniones y poder contar con algún feedback del sector. Los bancos se muestran a esta altura más preocupados que en los inicios de la gestión y suelen aprovechar la oportunidad para plantear sus dudas. Para hoy, las entidades esperan volver a proponer al gobierno un nuevo instrumento que les permita resolver las dificultades de financiarse en pesos y, al mismo tiempo, satisfacer a los grandes jugadores en el apetito que tienen por los altos rendimientos. Se trata de un bono a tasa fija, que podría colocarse en el mercado local a un plazo de dos años. Los objetivos, con esto, serían dos: acercar recursos en efectivo a un Ejecutivo afectado desde los inicios por un pesado déficit fiscal; y brindar al mercado un mecanismo atractivo frente a un panorama que todos anticipan de tasas más bajas que las actuales.

El gobierno está enfocado en obtener el financiamiento necesario para sostener el gasto previsto para este año, en un momento en que la fuerte absorción que realiza el Banco Central limita su acceso a la liquidez. Frente a esto, desde los bancos ofrecerán a los funcionarios la posibilidad de emitir un bono en pesos a tasa fija, a un plazo de dos años. “¿Cuántas entidades estarían dispuestas a suscribir un bono que pague el 35 por ciento anual hasta 2018?”, razonaban en una entidad. El instrumento ayudará de algún modo a mantener el atractivo de los activos en pesos para evitar un desplazamiento hacia el dólar. Y aliviará al Central, además, en sus esfuerzos para absorber pesos de la economía con tasas de interés extraordinariamente altas.

Los ejecutivos quizás también se animen a sincerar el malestar con que recibieron el martes la decisión oficial de cambiar el índice de inflación de Capital Federal por el de San Luis para el cálculo del CER. En algunas entidades, consideran que hay una acción deliberada y explícita del gobierno de elegir siempre la inflación más baja para influir en las expectativas.

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