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Golpes en el alma para la familia de Isaías

La mamá del chico que murió tras ser atropellado por un ómnibus habla de la agresión que sufrió por parte de familiares de quien lo conducía.

Ludmila Montonati es la mamá de Isaías, un nene de 8 años a quien el 29 de agosto de 2015 lo atropelló un colectivo de la línea 153 cuando jugaba al fútbol cerca de su casa, en la zona noroeste, y luego de tres días de agonía falleció por las serias lesiones que el impacto le había provocado. A ocho meses del hecho, familiares y víctimas de siniestros viales realizaron anteayer una movilización en los Tribunales provinciales reclamando prisión efectiva para los conductores que provocan muertes. Entre ellos estaba la mamá de Isaías, que fue agredida verbal y físicamente por familiares del colectivero en cuestión, ya que debía realizarse una audiencia para decidir si se le restituiría el carné de conducir. Finalmente se lo dieron.

“Lo citaron en Tribunales en varias oportunidades y no se presentó. Después lograron retirarle el carné. Ayer (por anteayer) pidió una audiencia para que le reintegren el carné porque iba a tener pérdidas económicas. Y a mí, ¿quién me devuelve a mi hijo?”, se preguntaba entre lágrimas Ludmila.

La mujer explicó a El Ciudadano que el objetivo de la movilización que realizaron en los Tribunales provinciales es para que una ley los ampare a los familiares de víctimas de siniestros viales y se les dé prisión efectiva a los conductores que provocan muerte.

“Pegamos afiches por calle Moreno y Balcarce pidiendo justicia por mi hijo y por otras víctimas de siniestros viales. Nos destrozaron los carteles y los familiares del chofer que mató a mi hijo, la mujer y la hija, me agarraron de los pelos y me pegaron. También llegaron a la puerta de los Tribunales colectiveros amedrentándome con palos. Fui a hacer la denuncia al Ministerio Público de la Acusación por las lesiones que había recibido”, describió la mamá de Isaías.

Ludmila contó acongojada que no sólo tiene que sufrir la pérdida de su hijo, sino también recibir amenazas por parte de los familiares del colectivero que le quitó la vida a su hijo.

“No quiero que haya ningún Isaías más. Si una persona es condenada y lo cumple, tomaría conciencia. A mi hijo le ahorraron 70 años de vida, por lo menos. Él sigue libre y yo a mi hijo lo tengo que ir a ver a un mármol”, concluyó indignada Ludmila.

Con todo, las autoridades de la empresa Semtur, donde revista el chofer David Cordi –de aproximadamente 50 años–, aseguraron que desde el día del hecho permanece “con licencia psicológica”.

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