“Hay que tener fe en uno mismo. Ahí reside el secreto. Aun cuando estaba en el orfanato y recorría las calles buscando qué comer para vivir, incluso entonces, me consideraba el actor más grande del mundo. Sin la absoluta confianza en sí mismo, uno está destinado al fracaso”. La cita es del inolvidable Charles Chaplin, de cuyo nacimiento se cumplen hoy 127 años.
Creador fundamental, cómico genial, mimo insuperable, artífice de una etapa fundacional de la historia del cine, Chaplin disfrutó de los privilegios de la fama tanto como padeció su reverso de escándalos y persecuciones.
Su hijo más dilecto, sin edad ni residencia fija, el vagabundo de bigotitos y bastón, del sombrero bombín y los zapatones, se llama –se sigue llamando– Carlitos, o Charlie, o Charlot, o Chaplín (así, con acento) según dónde se lo nombre, y es el que hizo reír, llorar y emocionar a generaciones enteras de chicos y grandes, y lo sigue haciendo cada vez que su figura inconfundible renace en el rectángulo de plata de una sala en penumbras, o en la pequeña y doméstica pantalla de un televisor.
Actor, director, escritor, productor y compositor inglés, considerado como la figura más representativa del cine mudo y uno de los grandes genios de la historia del séptimo arte, Charles Spencer Chaplin nació en el seno de una familia muy humilde de artistas de variedades el martes 16 de abril de 1889 en East Street, en Walworth, Londres.
Su familia vivía en la pobreza extrema, con un padre alcohólico y una madre que padecía esquizofrenia.
El matrimonio se divorció cuando el niño tenía 3 años y esto hizo que él conociera tempranamente la miseria, el hambre y la desgracia.
Carlitos, como se lo conoció popularmente, debutó a los 11 años en la compañía musical Forman que en 1900 puso en escena la obra East Linne School, con la que realizó siete giras alrededor de Inglaterra.
Al año siguiente, víctima de cirrosis y a los 37 años de edad, murió su padre. Carlitos tenía 12 años y desde entonces tuvo que vivir junto a su hermano en diferentes orfanatos durante largas temporadas.
Sin embargo, él nunca perdió el sentido del humor y una vez sentenció: “Un día sin una sonrisa, es un día perdido”.
El niño sólo salía del orfanato para actuar en musicales y pantomimas, como Sherlock Holmes y Jim, el romance de un cocinero (1902), Peter Pan (1904) y Clarece y The painfull predicamemnt of Sherlock Holmes (1905).
En 1907, con 18 años, ingresó a la compañía de mimos de Fred Karno, con la que debutó en la pieza de teatro El partido de fútbol, con Stan Laurel.
En 1909 realizó una gira por París y en 1910 se embarcó con el grupo hacia Norteamérica, donde actuó con éxito en teatros de Nueva York, California y Canadá. En 1912, tras presentarse en Nueva York, Filadelfia, Chicago y Fall River, Chaplin se radicó definitivamente en Estados Unidos.
En 1913, el cómico Mack Sennett vio una de sus actuaciones y lo contrató para la compañía cinematográfica Keystone Studios por 150 dólares semanales.
Al año siguiente, Chaplin hizo su primera aparición en cine actuando en la película Making a Living (Haciendo por la vida, también conocida como Charlot periodista), donde aún no tenía la imagen que lo caracterizó siempre.
La película de cine mudo se estrenó el 2 de febrero de 1914. Chaplin interpreta a un falso aristócrata inglés que adquiere trabajo como reportero y realiza una serie de ocurrencias.
En su siguiente película, Kid Auto Races at Venice (Carreras sofocantes), de 1914, encarnó por primera vez el personaje del vagabundo Charlot (Carlitos), papel que desempeñaría después en más de 70 películas entre las que se destacan: El Pibe (1921), El Peregrino (1921), La quimera del oro (1925), El Circo (1929), Luces de la ciudad (1931) y Tiempos modernos (1935), todas ellas récords sucesivos de taquilla.
El personaje que le dio fama mundial a Chaplin fue el del vagabundo refinado, vestido con una estrecha chaqueta, pantalones y zapatos grandes, un bastón, un sombrero de bombín y su recordado bigote.
Este personaje, con una acentuada emotividad sentimental y melancolía profunda frente a la injusticia social, lo convirtió en un emblema de la alienación humana y la explotación de las clases sociales menos pudientes.
Así, Chaplin se convirtió en un ícono mundial que logró transponer con igual éxito el paso del cine mudo al sonoro.
Más tarde vinieron El gran dictador (1940), donde Chaplin aparece por última vez como el vagabundo Carlitos, y Candilejas (1952).
El gran dictador fue pensada por el propio cómico en 1937, aunque se estrenó años después durante la Segunda Guerra Mundial. Fue considerado un acto de desafío contra el nazismo. Su personaje, Adenoid Hynkel, se inspiró en el dictador alemán Adolf Hitler, quien había nacido cuatro días después que Chaplin y usaba el mismo bigote. Jack Oakie encarnó a Benzino Napoloni, parodiando al líder italiano Benito Mussolini.
Más tarde, en su comedia de humor negro Monsieur Verdoux, de 1947, Chaplin mostró una seria crítica al capitalismo.
Chaplin también compuso la música de la mayoría de sus películas y en 1919 participó en la fundación de la United Artists con David Griffith, Douglas Fairbanks y Mary Pickford.
A finales de la década de 1940 y principios de la de 1950, Chaplin sufrió en Estados Unidos la persecución de la caza de brujas maccarthysta, por su pensamiento político de izquierda.
El todopoderoso J. Edgar Hoover había aportado archivos secretos sobre él al FBI, por un lado, debido a sus ideas progresistas, exhibidas públicamente en todos sus cortometrajes y en muchas de sus películas como Tiempos modernos o El gran dictador, provocó que se buscara cualquier excusa para llevarlo a la cárcel.
El 1952, después de filmar Candilejas, perseguido por el Comité de Actividades Antiamericanas que encabezaba el senador Joseph McCarthy, decidió marcharse de Estados Unidos, país al que volvió recién en 1972 para recibir un Oscar honorífico a su trayectoria.
En Un rey en Nueva York, una de sus últimas producciones, cuya filmación dirigió en Inglaterra en 1956, satirizó la persecución política basado en el exilio al que se había visto forzado.
Nombrado caballero de la Corona británica en 1975, sir Charles Spencer Chaplin murió en Corsier-sur-Vevey, Suiza, en la mañana de la Navidad de 1977, a los 88 años.
Tal vez pensando en ese final, una vez escribió: “La vida es una obra de teatro que no permite ensayos… Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida… Antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos”.