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Jairo se reencontró con la canción francesa

En clave de jazz, el músico presentó "Jazziro", un proyecto en trío junto al cordobés Minino Garay y el pianista francés Baptiste Trotignon, más el aporte de Carlos Bruschini, donde revitaliza y reversiona la "chanson".

“París es una ciudad que deja marcas”, había dicho Jairo en la previa a la presentación de Jazziro, el espectáculo con el que, el sábado, llegó a Rosario para versionar clásicos de la canción francesa en adaptación jazz junto a tres grandes de la instrumentación: el percusionista Minino Garay, el contrabajista Carlos Buschini y el pianista Baptiste Trotignon.

El show –convertido en disco y estrenado el año pasado en Buenos Aires–, incluyó temas de Edith Piaf, Charles Aznavour, Jacques Brel, Georges Brassens, Serge Gainsbourg, Charles Trenet, Georges Moustaki y Gilbert Becaud, entre otros. Pero, además, guardó espacio para un repertorio más cercano con temas de Ariel Ramírez y Félix Luna (“Alfonsina y el mar”), Hamlet Lima Quintana (“Zamba para no morir ”) y el Cuchi Leguizamón (“Balderrama”).

En el marco de una gira nacional, el reconocido cantante expuso en el Auditorio Fundación un show donde revivió parte de su vida en el país europeo recordando anécdotas de las ciudades y teatros por los que, entre 1977 y 1993, tuvo los momentos más altos de su carrera logrando vender más de cinco millones de discos.

Jairo, que en junio cumplirá 67 años y 45 de carrera, tiene una fortísima personalidad artística. Y, al mismo tiempo, el repertorio seleccionado para el show guarda la memoria sonora de clásicos que se popularizaron en otros tiempos y con otros timbres vocales.

El cantante no debe haber desconocido esa realidad antes de envolverse en el proyecto y, ante la difícil tarea de afrontar ese defasaje entre la evocación histórica del público y las nuevas búsquedas modernas que lo pueden llevar a un abismo, se animó a correr el riesgo artístico poniendo a prueba sus propias posibilidades y ofreciendo un espectáculo de dinámica diferencial donde cedió parte de su protagonismo para explorar otras formas estéticas apoyado en un trío compacto y orgánico.

Párrafo aparte merece esa formación liderada –fruto de su presencia escénica– por Minino Garay quien, con destreza y virtuosismo marcó el ritmo a las canciones dispuesto a explorar  la estructura de una música que cruzó desde el pulso marcado y rápido de la chanson francesaal ritmo mixto de la zamba del Cuchi regalando pasajes de alto voltaje, como cuando hizo un dúo a piano y percusión junto a Trotignon.

“Gracias Rosario una vez más: vine feliz y me voy feliz”, se despidió Jairo ante cientos de rosarinos que llegaron para volver a escuchar a una de las voces más expresivas del país en un concierto de dos horas de duración que le sirvió para ofrecer diversos climas y cautivar a su público.

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