Un reconocido abogado penalista del foro fue atacado a tiros ayer al mediodía sobre la ruta 18, a pocos cientos de metros de avenida Circunvalación, mientras se trasladaba en una camioneta. Los disparos le provocaron heridas en una pierna y un brazo que no pusieron en riesgo su vida y estaba internado anoche en Heca. Voceros del caso y allegados al estudio de la víctima, Jorge Bedouret, dijeron que se trató de un intento de robo que el letrado sorteó al acelerar, aunque no se descartaban otros móviles, incluso por su actividad profesional. Es el tercer abogado baleado en circunstancias extrañas en los últimos cuatro años.
La información oficial fue escueta. Daba cuenta de que Jorge Bedouret, de 65 años, había sido baleado en la zona de Batlle y Ordóñez para luego ser internado en el Heca, donde anoche estaba fuera de peligro. Recibió cuatro perforaciones en muslo, brazo y dedo y el caso quedó en manos de la fiscal de Flagrancia Noelia Ricardi, quien ordenó la intervención de la Policía de Investigaciones.
Otros voceros del caso, entre ellos policías que llegaron a la estación de servicios ubicada en Batlle y Ordóñez y Circunvalación, pocos metros al sur de esta avenida, dijeron que alrededor de las 12.30 de ayer llegó allí una camioneta Ford Ranger doble cabina y que el conductor pidió auxilio a una patrulla allí estacionada.
Según contó la víctima, fue emboscada en Ovidio Lagos (ruta 18) y la vía del ferrocarril –lugar señalizado como Cabildo y camino comunal–, unos tres kilómetros al sur del surtidor, lo que fue confirmado por allegados al estudio de Bedouret, que vive en la localidad de Funes. “Fue justo frente a un motel pero no es verdad que saliera de allí. En realidad ocurrió del otro lado de la 18, cuando aminoró la velocidad para girar y subir a la ruta y se le aparecieron dos tipos que quisieron asaltarlo. Él aceleró y ahí le tiraron. Venía de encontrarse con un cliente y no llevaba plata encima, sólo unos pocos pesos”, dijo un allegado a Bedouret.
En la estación de servicios precisaron que tenía dos tiros en las piernas y roces en meñique y antebrazo. La puerta del lado del conductor presentaba dos agujeros arriba del picaporte y un tercero que al parecer ingresó por la ventanilla. En ese lugar especulaban con que por la aparente trayectoria de los disparos, el tirador debió haber estado a una altura considerable, ángulo que sólo podría lograrse sentado como acompañante en un vehículo de gran porte, por ejemplo otra camioneta, aunque esta hipótesis extraoficial deberá ser corroborada o no por peritajes de la Policía Científica. Al parecer el ataque se produjo con una pistola 9 milímetros. Las mismas fuentes dijeron que antes de subirse a la ambulancia el letrado entregó un bulto a un allegado, mientras que algunos vecinos del motel mencionado dijeron no haber escuchado tiro alguno.
“Aparente intento de robo” es la principal hipótesis de la Fiscalía, que no descarta otras motivaciones. En este sentido, allegados a la víctima descartaron que pudiese haber algún inconveniente profesional –ya fuera con clientes tanto propios como de alguna contraparte– que pudiera haber generado un ataque que no tuviese que ver con un móvil de robo. Voceros del caso recordaron que Bedouret ha intervenido en causas importantes: ha sido defensor de algunos integrantes de la banda de Los Monos, de policías en el caso que investiga la desaparición y muerte de Paula Perassi y de integrantes de la comunidad gitana involucrados en la saga de secuestros virtuales.
Otros oscuros ataques
A las nueve de la noche del 18 de mayo de 2015 el abogado Guillermo Peyrano, por entonces de 59 años, fue atacado con un disparo a quemarropa en la céntrica esquina de España y Santa Fe. La víctima recibió un plomo que le ingresó por el hombro y se le incrustó en el cuello: salvó su vida de milagro. El letrado se desempeñaba en la Fiscalía de Estado de Santa Fe y fue decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica Argentina, y no tenía actividad profesional como penalista, sino en el fuero civil y comercial. El caso hasta el momento no tiene imputados, aunque la principal hipótesis es una controversia a partir de una supuesta estafa con bienes inmuebles.
En la tarde del 7 de septiembre de 2012 el penalista Alberto Tortajada, entonces de 71 años, fue atacado a tiros al ingresar al edificio de su estudio jurídico ubicado en Montevideo al 2000, frente a los Tribunales provinciales. El tirador lo había contactado vía telefónica y la víctima quedó en encontrarse con él: le abrió la puerta y el desconocido sacó un arma y le disparó cuatro veces mientras el letrado estaba al pie del ascensor.
También salvó su vida de milagro. Por la tentativa de homicidio está procesado como autor material Pablo Peralta, un sindicado sicario que a la vez está encausado por el crimen de un policía, y como autores intelectuales Antonio y José Iborra, empresarios farmacéuticos. Según surge de la pesquisa, los Iborra eran dueños de la farmacia Lingua, pero la farmacéutica estaba a punto de perder la casa por malos negocios. Tortajada era defensor de esta mujer y avisó que no lo permitiría. En tanto, Bedouret fue abogado del menor de los Iborra.