Como hace dos años, Real Madrid se llevó toda la gloria. Esta vez, tuvo que sufrir mucho más y hasta terminó pidiendo la hora para llegar a los penales. Pero lo logró nuevamente: se impuso 5-3 en la definición desde los doce pasos sobre el Atlético Madrid de Diego Simeone, que a pesar del gran esfuerzo realizado se volvió a quedar con las manos vacías.
No la tocó en los 120 minutos previos pero así y todo fue el hombre clave de la victoria merengue. El portugués Cristiano Ronaldo metió el penal decisivo para los de Zinedine Zidane y compañía, ese que les permitió sumar la undécima “Orejona” a las vitrinas del club más ganador de la historia de Europa.
La Champions League, el torneo más prestigioso y exigente del mundo, quedó en poder del Real, que en honor a la verdad poco hizo para merecerla. En su camino a la final tuvo siempre rivales mucho más accesibles que el Atlético (Roma, Wolfsburgo y Manchester City, contra PSV, Barcelona y Bayern Munich) y a la hora de la verdad en Milan apenas si generó peligro.
Arrancó ganando con un gol de Ramos de pelota parada y después se dedicó a jugar con la desesperación del Colchonero, que con paciencia y tenacidad buscó siempre el empate. El francés Griezmann falló un penal en el inicio del complemento, pero el belga Carrasco puso el 1-1 a diez minutos del final tras una gran jugada colectiva. Situación que llevó la definición al alargue. En el tiempo extra la historia estuvo para cualquiera. El enorme desgaste físico empezó a pasar factura y todo se resolvió en los penales. Lucas Vázquez arrancó pateando para el Real…gol. Griezmann…esta vez sí. Marcelo, Bale y Ramos tampoco fallaron, al igual que Gabi y Saúl para el Aleti. Pero Juanfran se la sacó de encima y la estrelló contra el palo.
La responsabilidad pasó a ser del portugués Cristiano Ronaldo, quien de no tocarla en todo el partido pasó a convertirse en el héroe de la gran conquista del Real, el indiscutible monarca que tiene el Viejo Continente.