Cuando los detectives federales desbarataron el año pasado la banda de argentinos y colombianos en el operativo conocido como Arroz Africano o narcoarroz, tras allanamientos incluso en Rosario –que derivaron en la detención de un oncólogo en Arroyito y la incautación de 40 kilos de cocaína en un depósito fiscal en zona sudoeste–, quedaron deslumbrados por la técnica empleada para camuflar la cocaína en los granos, a punto tal que llevó un buen tiempo desentrañar el misterio hasta que los peritos se inclinaron por una de las dos hipótesis iniciales: era arroz embebido en cocaína –con lo cual nadie pudo explicar aún cómo al llegar a destino el clorhidrato iba a ser separado del alimento– en vez de cocaína cristalizada al momento de su fabricación con la forma del grano. El hombre apuntado como responsable de tamaña simulación fue detenido hace una semana en Colombia, en un operativo conjunto de fuerzas de ese país y la Argentina. Se llama Wilmar Yuriano Valencia Estrada, lo apodan Especialista, y se presume que ayudó a disimular este tipo de embarques en varios países para el clan Úsuga, asociado con la familia Triana Peña en el cártel del Norte del Valle (del Cauca), también conocido como Los Urabeños.
Según información oficial del gobierno de Colombia difundida el pasado martes 7 de junio, Yuriano fue detenido en un operativo conjunto de efectivos colombianos y argentinos cuando llegaba a la ciudad de Cali en un vuelo comercial que había hecho escalas en Brasil y Panamá, aunque no se explicitó el punto de partida. Yuriano fue descrito como un experto en esconder cocaína y heroína en cargamentos de alimentos como arroz, miel y enlatados, y alguien acusado en ambos países de ser un eslabón clave en una organización que llevaba drogas desde Sudamérica a Europa, África y Asia. Según la Policía colombiana, Yuriano trabajó para los extraditados hermanos Luis y Javier Calle Serna y pertenece ahora a la organización criminal de los también hermanos Erman y Williams Triana Peña, asociada con la principal banda colombiana, el clan Úsuga, heredera del “modelo delictivo del mítico cártel de Cali”, y tenía pedido de captura de Interpol a partir de la causa por el narcoarroz, que instruye en la Argentina el juez federal porteño Sergio Torres.
“Esta red decidió instalarse en Argentina para proveer de cocaína a varios centros menores de acopio y distribución”, puntualizó el Ejecutivo colombiano, el que añadió que los prófugos por el narcoarroz Triana Peña “fueron conocidos por diferentes agencias antidrogas internacionales por sus novedosos métodos para ocultar y camuflar toneladas de cocaína y heroína”. Yuriano –quien será extraditado a Argentina– era quien aplicaba el método de “impregnar de cocaína los granos, en especial el arroz”. También adaptaba biodiésel, miel de abejas y alimentos enlatados con reactivos químicos, para que fueran aptos al ser mezclados con el alcaloide y luego separados en destino, aseguró la información oficial.
Rosario-Colombia
En octubre pasado, el juez Torres procesó a trece acusados (siete colombianos, cuatro argentinos y dos ecuatorianos) como coautores del delito de “tráfico ilícito de estupefacientes, agravado por la intervención de más de tres personas, en concurso real con el delito de contrabando de exportación en grado de tentativa agravado por tratarse de estupefacientes destinados a ser comercializados fuera del país”. Y dispuso embargo sobre bienes de cada uno de ellos hasta cubrir los tres millones de pesos.
Fue algunas semanas después de que, en septiembre, un operativo desbaratara el accionar de la banda, lo que incluyó allanamientos en Rosario que derivaron en la detención del oncólogo Gabriel Zilli, encausado junto con Juan Banesevich (responsable de las 46 toneladas de arroz –incluyendo los 40 kilos de cocaína– que al parecer habían sido acondicionadas en un galpón de barrio Industrial) y el abogado porteño Guillermo Heisinger, ex funcionario del Ministerio de Justicia. Según el fallo, la banda planeaba un envío de prueba desde un puerto bonaerense hacia Guinea Bissau con destino final Europa –en el marco del programa Hambre Cero de la ONU–, aunque tenía operatoria con otros embarques de exportación desde la Argentina en el último lustro. Para el magistrado, había “vinculaciones con otras células criminales asentadas en otros Estados (Bolivia, Paraguay, Uruguay, España, Portugal y Guinea Bissau) con los mismos objetivos y respondiendo todos esos grupos a una sola organización central, de mayor envergadura, existente en la República de Colombia”.
Para Torres, Yuriano era parte de los mandos intermedios de la banda, encargado de la logística y el acondicionamiento del envío, junto con los rosarinos Zilli y Banesevich, el todavía prófugo portugués Fernando Manuel Martins Frutuoso –a quien se detectó operando en Rosario pero pudo escabullirse al momento del operativo–, el también colombiano Jorge Eliécer Ramírez Cuartas –asimismo detenido en Rosario–, el aún fugitivo ciudadano de Guinea Bissau Alassana Djaló y John Jair Piedrahita Jaramillo, detenido algunos días después de conocerse la resolución del juez Torres en la ciudad colombiana de Buga, en el Valle del Cauca. Ya en noviembre cayó en la misma zona Carlos Miguel Potes Ramírez, considerado parte de los eslabones superiores. En el marco de esta causa todos los procesamientos dictados en octubre por Torres fueron ratificados, salvo el de Natalia Obando López, alias Vieja; mientras que en un expediente por lavado de dinero que tiene entre otros involucrados a un abogado marplatense se estima que la organización inyectó al mercado legal unos 76 millones de pesos.