“Los tiros se escucharon bien claritos. Fueron cuatro y eran para él. Se había ido con los amigos pero volvió solo y se ve que lo estaban esperando. Cuando salí lo encontré herido en la calle, lo llevamos al hospital pero 20 minutos después los médicos me dijeron que todo había terminado”. Así describió Lorenzo el crimen de su hijo Julio Alberto Iñiguez, asesinado ayer por la madrugada en un pasillo de 27 de Febrero al 4600. El joven contaba con un pedido de captura activo desde 2011, cuando no volvió a la cárcel tras una salida transitoria.
La voz de una mujer predica en nombre de Jesús desde dentro de la casa. Está rodeada de otras mujeres y de ventanas cerradas por el frío. Rezan y lloran pero todavía no es la hora del velorio. Pasaron 13 horas del crimen pero el cuerpo de Julio Alberto, o Charly o Carlinho, como le decían sus amigos, aún no fue entregado a la familia.
En el garaje, rodeado de hombres, Lorenzo cuenta que lo quieren a despedir en la iglesia evangelista ubicada en el mismo pasillo, a la que acuden con frecuencia y al lado de la cual Julio vivía con su novia en una piecita. Afuera de la casa paterna están los más jóvenes, los amigos de Julio, custodiando en silencio a la familia. El pasillo en el que vivía Julio se abre frente a la sede del Distrito Oeste y en el barrio que se conoce como Villa Banana, a la altura de 27 de febrero al 4600.
“Había pasado la medianoche y ya nos habíamos recostado cuando escuchamos los disparos. Fueron cuatro tiros. Salimos y lo encontré tirado a 30 metros de casa. Le habían dado por la espalda”, contó Lorenzo. Según su relato, enseguida llegó al pasillo un patrullero pero, como no aparecía la ambulancia, subieron a Julio al auto de un vecino y fueron a toda velocidad al Hospital de Emergencia Clemente Álvarez.
“A los 20 minutos de que llegamos los médicos me dijeron que no se podía hacer nada, que se había terminado. Le habían dado tres tiros y uno le tocó el corazón”, dijo el papá de Julio, quien era el segundo de cinco hijos.
De acuerdo con esta versión, Julio había salido con sus amigos hacia el fondo del pasillo.
Según un vecino, había unos pibes de esa zona “con los que siempre estaba disgustado”, aunque en este último tiempo se mantenía alejado. “Volvió solo. Se ve que lo estaban esperando y lo atacaron por la espalda”, dijo.
Según un vocero del Ministerio Público de la Acusación, Julio tenía librado un pedido de captura por no regresar a la cárcel de Piñero después de una salida transitoria, en noviembre de 2011. La investigación del crimen recayó en el fiscal Pablo Pinto y, de acuerdo con esta versión, la víctima recibió un disparo en el tórax y dos en la zona lumbar. “La familia declaró y no aportó datos. No hay testigos por el momento”, concluyó el vocero. Intervino también personal de la comisaría 13ª, por razones de jurisdicción.
Lo matan de un tiro en la nuca
Un muchacho de 24 años fue asesinado anteayer en el extremo sur de la ciudad de un disparo en la nuca. Lo hallaron alrededor de las cinco de la tarde en el acceso sur y Uriburu, todavía con vida, tendido al lado de una bicicleta. La Policía secuestró en el lugar un cuchillo y una vaina calibre 9 milímetros. La víctima, Daniel Alberto Cantero, falleció minutos después de ser traslado al hospital de Emergencias Clemente Álvarez por una ambulancia del Sies.
Fuentes investigativas dijeron desconocer el móvil del crimen y agregaron que la familia de Cantero fue entrevistada pero no aportó datos concretos para esclarecer el homicidio.
Informaron además que el joven vivía en la zona de Lamadrid y la cortada Mangrullo, cerca de donde fue asesinado. Ambos lugares están dentro de la jurisdicción de la seccional 11ª, que investiga el caso que lleva adelante el fiscal de Homicidios Pablo Pinto.
Voceros judiciales dijeron que pasadas las 17 del domingo, efectivos del Comando Radioeléctrico y de la seccional 11ª fueron alertados sobre un joven malherido debajo de un puente ubicado en inmediaciones de Uriburu y acceso sur. Al llegar al lugar hallaron a un joven tendido en el suelo, con un orificio de entrada y salida en la sien y pérdida de masa encefálica, pero que aún tenía signos vitales. Una ambulancia del Sies lo trasladó al Heca, donde falleció alrededor de las 18. En el lugar del crimen, la Policía secuestró un cuchillo, una bicicleta rodado 26 y una vaina calibre 9 milímetros, dijeron los voceros.