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Hattom: Canciones nacidas en “Autopistas”

Este viernes, junto a su banda La Joven Pandilla del Oeste, en Nómade, Manu Hattom dará a conocer su último disco, donde se inspira en viajes para hablar del amor, el desamor, las distancias y los vínculos.

Proveniente del Gran Buenos Aires, Manu Hattom llegará este viernes, a las 22, a Nómade (Ovidio Lagos 68 bis) para dar a conocer Autopistas, su nuevo disco junto a su banda La Joven Pandilla del Oeste. Como invitado estará el rosarino Pablo Comas.

Autopistas se trata de un álbum muy versátil; son canciones que se adaptan a diversos formatos ofreciéndose frescas y rutilantes apoyadas tanto en una formación instrumental como en el despojo de una sola guitarra sonando junto a la fina y aterciopelada voz de Hattom, un músico que no se deja convencer por el status quo y que explora múltiples escenarios desde texturas jugadas en sonoridades pop, rock, de folclore y electrónica.

En Autopistas, Hattom, junto a La Joven Pandilla del Oeste, asume una fresca mirada al rock (aunque no oculta su admiración por otros géneros), y ofrece melodías alegres y melancólicas con letras que hablan del amor, desamor, la distancia, los vínculos sociales y los viajes.

Es un disco autobiográfico y con él, el músico expone sus sentimientos más profundos sin disimulo expresando sus emociones que son cambiantes y responden a entornos definidos. “Yo vivo la nostalgia en el día a día”, afirmó el músico en un encuentro con El Ciudadano. En pareja desde hace dos años con una rosarina contó, en tono jocoso, que debe ser una de las personas “que más viajó entre las dos ciudades, y el disco tiene que ver con la autopista, por esta cosa de ir y volver; por el anhelo de algo que podía no estar cerca”.

La carretera y los esqueletos de fríos edificios que pueblan las grandes metrópolis son los escenarios que mejor representan este disco que no viene sino a renovar una escena que está madurando en artistas que se atreven a exigirse y ofrecer piezas realmente ricas que exploran la vida en un tiempo presente.

“El disco comienza con «No te duermas», un anhelo de un «no me abandones»; y en «Cumbia Nena», cuando dice «yo me quedé acá esperando», tiene que ver con ese juego de ir y venir”, contó el músico. Y continuó: “En «Carretera» iba viajando con Marcos Ribak (guitarrista de Muñecas Rusas) y con la guitarra empezamos a armar la canción sobre la autopista. Todas los temas tienen mucho que ver con los viajes”.

En sus canciones Hattom parece ubicarse en un lugar inestable. “Yo soy un poco nómade”, afirma el músico para quien esa sensación es producto de haber vivido en muchos lugares durante la infancia.

Manu Hattom se corre de lo establecido explotando su propia tímbrica con la que es capaz de sorprender desde una fina voz que, con ánimo de comparar, puede recordar a Lucio Mantel y Luis Alberto Spinetta.

“Ahora sólo escucho música en castellano; hace mucho que no escucho cosas en inglés, aunque mi banda favorita es Radiohead. Mis músicos cotidianos son Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, el Cuchi Leguizamón, Los Manseros Santiagueños”, confió el músico, para quien esos grandes compositores son responsables de ciertos rasgos nostálgicos en su personalidad.

Proveniente de Haedo, en la zona Oeste del Gran Buenos Aires, un gran semillero de músicos en la última década, de donde surgieron El Chávez, Miss Bolivia y Juanito El Cantor –por citar sólo algunos–, Hattom dice sentirse parte de una generación de músicos identificados con la canción rock, pop, punk y cumbia.

“Cromañón fue un punto de inflexión y, a partir de allí, las reglas fueron cambiando y, entre los músicos, nos empezamos a juntar y autogestionar”. Y sobre la escena concluyó: “Creció mucho en los últimos doce años y, desde el Estado, se ayudó mucho a eso: aprendimos sobre como funciona gestionar shows, grabar discos, hacer trámites en Sadaic, y ayudarnos entre los músicos”.

 

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