La Cámara Penal confirmó la condena impuesta un joven de 23 años que en 2013 mató a un niño de 13. El hecho tuvo lugar en una ochava de barrio Ludueña cuando la víctima, tras un clásico de fútbol local, se reunió con otros jóvenes enfundado en una camiseta de Newell’s. Algunos piedrazos contra a los vehículos que volvían de la cancha y la simpatía de los agresores con Rosario Central llevó a un alocado ataque a tiros desde una moto contra el grupo.
Gabriel Aguirre intentó escapar de los balazos y corrió por su vida, pero los agresores fueron tras sus pasos y cayó en un pasillo luego de recibir algunos tiros. La condena a Gabito, como se conoce a unos de los atacantes, fue dictada por el Juzgado de Sentencia 2ª y confirmada por el tribunal pluripersonal compuesto por Carlos Carbone, Guillermo Llaudet y Daniel Acosta, el que a su vez dispuso la remisión de copias a la Fiscalía para que se investigue el accionar de un presunto tío de los agresores, quien supuestamente los llamó y les facilitó un arma.
El 10 de octubre de 2013, luego del clásico entre Newell’s y Central, Gabriel Aguirre, de 13 años, se acercó a la esquina de Junín y Camino Aldao donde simpatizantes del club del Parque dedicaban cánticos a su parcialidad a pesar de la derrota. Gabriel no era de Newell’s pero se puso una camiseta y salió a la calle. Junto a sus vecinos que tenían una bandera de Central bromeaban y compartían el momento. En esas circunstancias, una motocicleta pasó por el lugar con dos hermanos a bordo que llevaban camisetas del Canalla. Uno de ellos, menor de edad y apodado Marcelito, estaba al volante, mientras que Hugo Gabriel Garay iba de acompañante y disparó contra el grupo. La víctima intentó resguardarse y corrió con otras personas pero fueron perseguidos por la moto mientras le disparaban. Gabriel saltó una zanja y cayó contra un alambrado y tiró una caja de vino que tenía en la mano. Con ayuda de un amigo se levantó y continuó hasta que recibió un disparo en la cara que lo dejó tendido en un pasillo. El niño falleció como consecuencia de las balas recibidas.
Este crimen absurdo truncó la vida de un chico querido en el barrio quien fue velado en la escuela donde asistía a la primaria ubicada en el barrio donde el padre Edgardo Montaldo trabajaba. Garay fue procesado y luego condenado por la jueza María Isabel Mas Varela a la pena de 14 años de prisión como autor del delito de homicidio doblemente agravado por el uso de arma de fuego y la participación de un menor, a lo que se sumó la portación del arma. La defensa de Gabito apeló el fallo. Los vocales de Cámara Carlos Carbone, Guillermo Llaudet y Daniel Acosta o valoraron en forma positiva un testimonio ocular, aunque sostuvieron que no es la única prueba en contra del imputado. Apoyaron la conclusión de la jueza de Sentencia al entender que, de los testimonios, se desprende un demencial ataque a tiros por parte de los acusados contra un grupo de chicos con camisetas de Newell’s, quienes aparentemente tiraban piedras a los autos que regresaban de la cancha de Rosario Central y ratificaron el fallo.