La actitud que tomó Marcelo Larrondo con la dirigencia, cuerpo técnico, compañeros e hinchas de Central demuestra una vez que al fútbol se juega por plata. Y está bien que suceda, pero hay que ser prolijo con ciertas actitudes. No todos son Marco Ruben, que alguna vez desistió de ganar muchísimo dinero para volver a jugar en Central.
El delantero mendocino mostró desinterés total con la oferta para renovar y mejorar su contrato con el Canalla. Coudet lo nombró como un refuerzo importante para lo que viene, teniendo en cuenta que Larrondo se lesionó en febrero y que en estos días estaba realizando la pretemporada.
Nadie imaginaba este momento. El atacante, junto a sus representantes, manejó toda la operación bajo las sombras. Haciendo valer la ahora “famosa” cláusula de rescisión. Montreal Impact de Canadá la pagará en breve.
Larrondo jamás tuvo en cuenta que su paso por Central le hizo valer el reconocimiento nacional e internacional (fue citado a la selección chilena). El jugador tiene el derecho a emigrar, de eso no hay dudas, pero hay que cuidar las formas y el atacante nunca las cuidó. Salió del club de Arroyito por la ventanita de atrás, cuando pudo haber salido por la puerta grande.
