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Balean a un pesado de Pérez

Raulo, integrante de un clan asociado con la venta de drogas en la vecina localidad, recibió dos tiros de parte de hombres que ingresaron a su vivienda. Años atrás había sido condenado por el crimen de un policía federal en un oscuro procedimiento.

Un hombre de 32 años recibió dos disparos en una pierna y severos golpes en el cráneo cuando un grupo de desconocidos irrumpió en su vivienda de la vecina localidad de Pérez. La víctima quedó internada, aunque fuera de peligro, y declinó aportar datos sobre los autores de lo que, en principio, no se trató de un robo, según fuentes de la pesquisa. Es que el herido, conocido como Raulo, tuvo un resonante paso por las crónicas policiales cuando fue condenado por el asesinato de un policía federal de la brigada antinarcóticos en medio de un oscuro episodio ocurrido en la mencionada localidad en 2008. El apellido de Raulo volvió a sonar en 2013 al momento en que voceros de la megacausa por asociación ilícita contra la banda Los Monos indicaron que un hermano del ahora baleado había sido el último propietario de la famosa chacra de Pérez decomisada al clan Cantero.

Según fuentes policiales, el domingo pasado, minutos después de las 22, Rubén P., de 39 años, se disponía a ingresar a una vivienda de Juan XXIII al 1700 de Pérez cuando un grupo de desconocidos armados lo golpeó y lo obligó a entrar. En el interior, los atacantes hicieron blanco en su residente, Raúl “Raulo” José, de 32 años, y comenzó a propinarle golpes de puños y culatazos para dispararle en dos oportunidades en la pierna izquierda y luego escapar.

Ambos heridos fueron asistidos por personal del Sies a raíz de cortes en el cuero cabelludo, mientras que Raulo fue trasladado al hospital Provincial, donde le diagnosticaron politraumatismo en cráneo y dos heridas de arma de fuego en muslo y en tibia de la pierna izquierda, describieron los investigadores, para agregar que las víctimas no precisaron datos sobre las características fisonómicas de los agresores como tampoco el motivo del extraño ataque.

El crimen del federal

El 5 de abril de 2008, efectivos de Drogas Peligrosas de la Policía Federal montaron un operativo cerca de la vivienda de Raulo en la ciudad de Pérez. Los pesquisas sostenían que el muchacho, entonces de 25 años, vendía y distribuía drogas desde su casa y por eso, siempre según lo que afirmaron desde la fuerza federal, lo investigaban. Fue en esas circunstancias que el suboficial Claudio David Álvarez, de 51 años, recibió un disparo en la ingle que le quitó la vida.

Sus últimas palabras fueron: “Me la puso el Raulo”. Por el caso fueron detenidos dos hombres casi de inmediato y, el 9 de mayo de ese año, Raulo se presentó ante el juez federal Félix Angelini, quien lo indagó y lo dejó preso como sospechoso de ser quien disparó contra el policía.

A la víctima le decían Gallego en la fuerza federal y aquella noche estaba en una posición de vigilancia, a unos 70 metros de la casa del sospechoso, en Belgrano y Morelli, dijeron sus superiores. Según la acusación, Raulo tenía montado allí un búnker de venta de cocaína. Esa supuesta boca de expendio era el mismo lugar del cual en diciembre de 2003 se lo llevaron detenido por infracción a la ley de drogas junto con su padre, alias Turco, quien fue condenado a 4 años y 6 meses de prisión que purgó en el penal bonaerense de Marcos Paz y en la cárcel de Riccheri y Zeballos, pena saldada en 2006.

La causa tuvo un sacudón dos años después cuando, a fines de junio de 2010, el Tribunal Oral Federal Nº1 –integrado por Ricardo Vásquez, Otmar Paulucci y Laura Cosidoy– condenó a Raulo a prisión perpetua y a la vez absolvió a los otros dos acusados. La entonces fiscal de juicio Mabel Colalongo, pese a que acusó a José como autor material, pidió que se lo penara con sólo 9 años de cárcel. La funcionaria expuso además que el policía que terminó asesinado estaba en el lugar para cobrar una coima y por eso su agresor no merecía la pena a perpetua prevista para estos casos.

Sin embargo, los magistrados entendieron que el procedimiento fue legal y, como contracara de la condena a Raulo, ordenaron que cuatro compañeros del efectivo asesinado fuesen investigados por cohecho, falso testimonio e incumplimiento de los deberes de funcionario público, figura legal que también abarcó a efectivos provinciales “por falta de aseguramiento de pruebas en el escenario del hecho”.

Con respecto a la situación judicial de Raulo en la actualidad, una alta fuente policial indicó que el muchacho “ya no tiene cuentas pendientes con la ley”, luego de que apelara con éxito la condena ante la Cámara Federal de Casación Penal.

La chacra de Pérez

Tras el asesinato de líder de  los Monos Claudio “Pájaro” Cantero, en la madrugada del 26 de mayo de 2013, se sucedieron una serie de crímenes con sello de venganza que llevó a la Justicia provincial a acelerar sus tiempos para detener la matanza. Una de las medidas se realizó el 31 de mayo de ese año, cuando además del megaoperativo sobre el barrio La Granada se allanó el inmueble más importante del clan Cantero, la chacra cuyo casco se estaba levantando en la intersección de las rutas 33 y 14, en Pérez. Tanto este inmueble como otras seis propiedades y 55 autos serían decomisados tres años después.

En aquellos tiempos voceros del caso interpretaron que la propiedad de tres hectáreas, con 300 metros cuadrados cubiertos –reconocida por tener una pileta con la icónica forma del ratón Mickey– pudo haber sido entregada a la banda por un hermano de Raulo –también en su momento sospechado por negocios con sustancias ilícitas–, como forma de pago por un carga de estupefacientes.

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