Un cuidacoches fue condenado a tres años de prisión en suspenso en un juicio abreviado, luego de que admitiera haber robado y chocado un auto, llevando consigo como rehén al propietario en su interior, junto con un grupo de muchachos de barrio Tablada. Luego de un acuerdo entre el abogado defensor y la fiscalía, que fue homologado por una jueza, se resolvió que fuera penado por robo calificado y privación ilegal de la libertad. El ahora convicto se comprometió a trabajar en forma regular y terminar la escuela secundaria. A su vez, uno de sus cómplices, que iba a firmar un acuerdo similar, no lo hizo porque nunca le llegó la orden de presentarse a la audiencia, dijo una fuente del caso.
El domingo 1º de mayo, a eso de las 4, Juan Cruz R., un muchacho de 18 años que vive en el country Kentucky de Funes, salió de una fiesta en el complejo La Fluvial. Caminó unos metros hasta internarse en el Parque a la Bandera que, por la noche, se convierte en estacionamiento y se subió a su Ford Fiesta negro.
Según contaron fuentes del caso, mientras le daba arranque al vehículo, se le aparecieron cinco jóvenes, de entre 16 y 22 años. Lo amenazaron, lo obligaron a pasar del asiento del conductor a la parte trasera del auto y el más grande de ellos tomó el volante del Fiesta. Doblaron en la rotonda de avenida Belgrano y tomaron Alem, con dirección sur. A toda velocidad cruzaron las calles céntricas y, unas cuadras más adelante, retomaron Colón y siguieron con su huida.
Pero, en la intersección con Garay, la fuga quedó trunca cuando el chofer del Ford chocó el vehículo contra dos autos.
La Policía llegó a los pocos minutos y se encontró con Juan Cruz pidiendo auxilio. El muchacho dijo a los uniformados que el joven que estaba al volante de su auto lo había secuestrado, junto con otros cuatro que se habían fugado poco antes, luego de la colisión.
Dentro del coche, aún herido por los golpes, fue arrestado Marcelo Soto, de 22 años. Unos momentos después, detuvieron a Ezequiel Gabriel B., de 19, y Franco David T., de la misma edad, que deambulaban con 3 adolescentes.
Soto y Franco T., fueron puestos a disposición de la Justicia y la investigación del caso quedó a cargo del fiscal de Flagrancia Rodrigo Urruticoechea. Ambos sospechosos fueron defendidos por Guillermo Muratti quien, dada las pruebas que había contra sus pupilos, decidió llegar a un acuerdo con el acusado. “Se equivocaron. Pero son pibes que estaban cuidando autos y no tienen antecedentes penales. Por eso se contempló su situación”, explicó el letrado.
Así fue como, avalado por la jueza Mónica Lamperti, Marcelo Soto admitió ser culpable del robo calificado en concurso real con privación ilegítima de la libertad y aceptó ser condenado a 3 años de prisión condicional.
A su vez se comprometió ante la Justicia a sostener un trabajo en un lavadero de autos cercano a su casa y a terminar con sus estudios secundarios.
Diferente fue la situación de Franco T., quien no estuvo presente en la audiencia. Según lo que aseguró un vocero del caso a este diario, el muchacho nunca recibió la citación judicial.