Dos jóvenes murieron ayer por la tarde en el final de una persecución policial que fue desde la zona noroeste de la ciudad hasta terminar en un choque frontal del auto en que se conducían contra un árbol del cantero central de bulevar Pedro Ríos, en la localidad de Funes. Si bien, al cierre de esta edición, los cadáveres no habían sido identificados, los pesquisas explicaron que se trataba de dos varones jóvenes y que el Chevrolet Vectra en el que se trasladaban había sido robado a punta de pistola horas antes al dueño de un taller mecánico, ubicado en Callao al 5500, en la zona sudoeste.
Según fuentes policiales y judiciales, el raíd comenzó minutos después de las 12 de ayer cuando dos desconocidos sorprendieron al dueño de un taller mecánico en la vereda del local de Callao y Bustamante. Uno de los recién llegados extrajo un arma de fuego, amenazó al propietario del auto y le exigió que entregara las llaves. El dúo subió al potente auto y despareció a toda velocidad. A pesar de que los voceros no especificaron si el Vectra contaba con seguimiento satelital, desde el asalto ocurrido al mediodía hasta las 15 personal de Comando Radioeléctrico lo avistó primero en Uriburu y Ovidio Lagos y luego, a varios kilómetros de allí, a la altura de Génova al 7900 (esquina Tarragona) donde comenzó la persecución que tuvo dramático final en Funes.
De acuerdo con la investigación, en Génova y Tarragona los policías de Comando advirtieron la presencia del vehículo –que tenía la patente delantera adulterada– y comenzaron a perseguirlo. El conductor del Vectra aceleró y tomó por avenida Jorge Newbery hasta la rotonda que está a la altura del shopping Fisherton Mall Plaza y del Aeropuerto, con dirección a la localidad de Funes.
Voceros judiciales explicaron que al llegar a la rotonda el conductor perdió el control del vehículo, lo que llevó a que el auto hiciera un par de trompos, debido a la velocidad a la que se trasladaba, pero que recuperó el control y continuó con el escape. En medio de la persecución, la dupla del Chevrolet robado tomó por el bulevar Pedro Ríos (paralelo a la vías del ferrocarril) hasta que llegó a la altura del cementerio de Funes donde, para eludir a los móviles que lo seguían a unos 300 metros, cambió de carril. El conductor comenzó a manejar en contramano cuando de repente se encontró con un Chevrolet Corsa blanco que llegaba de frente, siempre según la versión oficial.
En ese momento, el sospechoso intentó pasarse de carril. Sin embargo, los pesquisas indicaron que, como circulaba a más de 150 kilómetros por hora, apenas subió el cantero volvió a perder el control del vehículo, el cual primero impactó contra un árbol que lo desequilibró y lo hizo dar trompos hasta que terminó por embestir de frente un árbol de gran tamaño. Producto de la colisión, los ocupantes fallecieron casi en el acto y el vehículo quedó partido al medio y terminó por despedazarse por el bulevar.
Como los uniformados no hallaron identificaciones en el interior del auto, los cadáveres, trasladados al Instituto Médico Legal (IML), eran sometidos en al atardecer de ayer a la prueba dactilográfica para intentar obtener la identidad de ambas víctimas fatales.
Una alta fuente policial descartó que en medio de la persecución hubiese habido un tiroteo. “La potencia del motor del Chevrolet hizo que los patrulleros siempre se mantuvieran a unos 200 o 300 metros de distancia”, expresó este vocero de la pesquisa, para agregar que tanto en el interior del auto como en la zona no se hallaron armas de fuego y sostuvo que los cuerpos tampoco contaban con impactos.
En el lugar del siniestro se hicieron presentes el fiscal de la Unidad de Homicidios Culposos, Walter Jurado, y su par de Homicidios Dolosos, Miguel Moreno, quienes indicaron medidas al personal de gabinete criminalístico de la Policía de Investigaciones, que trabaja a sus órdenes junto con efectivos de la comisaría 23ª de la localidad de Funes, por razones de jurisdicción.