Otro caso de violencia machista llegó a juicio oral. Esta vez el imputado fue condenado a 5 años y 6 meses de prisión por los delitos de amenazas coactivas reiteradas, daño y violación de domicilio. Además deberá someterse a un tratamiento cuya temática se centre en violencia de género. El fallo fue dictado por un tribunal unipersonal a cargo de la jueza Hebe Marcogliese, aunque los mencionados no fueron los únicos agravios que sufrió la víctima, que convivió por 13 años con el acusado. María Laura fue una de las primeras mujeres de la provincia que accedió a un botón de pánico y vivió casi un año en un refugio junto a sus hijos, pero al regresar a su casa volvieron los hostigamientos que se discutieron en este juicio que terminó en condena. Los fundamentos del caso se conocerán en los primeros días de agosto.
Si bien María Laura era víctima de violencia de género desde hacía tiempo, tres episodios en los que fue amenazada y su vivienda violentada fueron llevados a juicio oral por la fiscal Gisela Paolicelli. La víctima tiene tres hijos con el acusado y en 2013 logró irse de la casa luego de padecer golpes, malos tratos y violencia psicológica. El temor y la anulación que sufrió como persona le jugaron en contra al momento de tomar la decisión de separarse, refirió durante el juicio.
El golpe favorito de Darío José González era en la cabeza y su adicción a las drogas recrudecía la situación, explicó María Laura, quien recordó que la obligaba a salir de madrugada a comprarle alcohol y cigarrillos. “Si no se los traía me golpeaba”, afirmó. Debía esperar que se durmiera para ir a trabajar y en algunas oportunidades no la dejaba ingresar a la casa porque estaba enojado. Logró salir de esa situación gracias a uno de sus hijos que lo entretuvo. Así escapó de la casa y radicó la denuncia, y su hija fue luego rescatada de la casa por la Policía, contó durante el debate.
María Laura concurrió a un centro de protección junto a sus hijos en dos oportunidades. Estuvo casi un año y se sometió a un tratamiento psicológico a la vez que logró una restricción de acercamiento contra González. Una de las asistentes sociales que la contuvo afirmó en el juicio que la víctima se encontraba en “riesgo extremo” y que tenía un gran temor que le impedía conciliar el sueño. La profesional afirmó que en el caso existen indicios claros de violencia que se traducen en sometimientos, violencia física, psicológica y económica; incluso hubo episodios en los que la retenía contra su voluntad.
Pasado el tiempo y fortalecida en su persona, María Laura recuperó su hogar donde vivía junto a sus hijos. González alquilaba una casa a cuatro cuadras del lugar y retomó el vínculo con sus hijos: no tardaron en aparecer los episodios de violencia.
A fines de junio de 2014 el hombre se presentó en la casa de María Laura, arrancó la puerta a patadas al grito de “¡me robaste a mis hijos!” y una vez adentró le propuso un pacto suicida. Quería prender fuego una moto que había en el lugar y matarlos a todos. Cuando la víctima intentó tranquilizarlo, el hombre le apoyó un arma blanca en el cuello mientras la insultaba; luego de lesionarla la golpeó junto a su cuñada, que intentó defenderla.
Unos 20 días después González volvió a intimidarla: pasó en moto por la puerta de la casa y con un arma la amenazó de muerte, sostuvo la fiscalía. La víctima corrió a su domicilio y activó el botón de pánico. Esa vez fue detenido pero no se halló el arma, pese a que un testigo observó que el imputado andaba con un revólver en la mano.
El último hecho data de marzo de 2015 y se produjo cuando el hombre intentó ingresar al domicilio de María Laura. Como ella no le abrió la puerta se dirigió a la casa de sus padres llamándola a los gritos y efectuando detonaciones al aire. Darío José González fue detenido en aquella oportunidad en una vivienda que ocupaba en Cullen y Ugarte y se le secuestró un arma calibre 32 con una vaina servida.
Durante el juicio el acusado negó los hechos. Sostuvo que sólo tenía discusiones con su ex mujer por los hijos de ambos y minimizó todos los dichos de su ex pareja y su entorno. Durante una de las audiencias González sufrió un ataque. Su defensor Cristian Anderson argumentó que se trataba de un ataque de pánico, por lo que fue derivado a un hospital hasta que se recuperó.
Finalmente, la jueza Marcogliese concluyó que el acusado fue el autor material de los delitos endilgados y lo condenó a 5 años y 6 meses de cárcel. A su vez resolvió que al quedar firme la resolución el hoy condenado debe ser derivado a una Unidad Penitenciaria adecuada para recibir un tratamiento acorde a la temática de violencia de género.